Capítulo 81 Planes fallidosFelipe pasó la noche en la habitación de Belinda. Cada vez que intentaba moverse, ella lo agarraba del brazo y comenzaba a llorar desesperada, impidiéndole salir.El médico de guardia le había informado que Belinda tenía un problema nervioso y que por la mañana tendría una consulta con un psiquiatra. Ante tal situación, Felipe se vio obligado a quedarse a su lado.Mientras permanecía allí, su mente divagaba hacia el paseo planificado con los niños y Daniela. Aún no había decidido si debía o no suspender el paseo. Aunque mantenía la esperanza de poder disfrutar del día con ellos, las horas pasaban y no se observaban cambios en Belinda. Incluso se negó rotundamente a permitir que la sedaran por miedo a que él se marchara.La incertidumbre y la angustia se apoderaban de Felipe mientras permanecía al lado de Belinda, atrapado entre el deseo de cumplir con lo prometido a los niños y la preocupación por la frágil situación de la mujer que tenía frente a él.Con l
Capítulo 82 Soy tu hermano mayor— ¡Lo voy a matar! Me tiene confundida, primero se porta mal, después se porta bien, casi podría decir que es el rey de la amabilidad, más tarde me sale incumpliendo sus promesas a los niños— murmuró con frustración, expresando la confusión que la envolvíaDaniela sentía que si pudiera golpearse a sí misma lo haría. Eso llamaría mucho la atención ¿no es así?Sentada en una silla frente al mar, el entorno natural no podía disipar la tormenta interna que la consumía… No quiso reconocerlo, lo negaría hasta el fin, pero cuando Felipe propuso esta salida se había ilusionado.«¿Cómo pudo hacerme eso a los niños?»«¿Cómo pudo hacerme eso a mí? », pensó— ¿Cómo se hace para dejar de ser una mujer idiota? — se preguntó en un susurro cargado de autorreflexión. La presencia y la ausencia de Felipe, despertaba una lucha interna en ella.La búsqueda de respuestas en internet le parecía en este momento tentador, como si en la pantalla pudiera encontrar la solución a
Capítulo 83 Un hombre con un traje a la medida en una playa— ¿Hermano mayor?— Sí, somos hijos del mismo padre.El niño lo miró confuso.— ¿Otro hermano mayor? ¿Eres hijo de mi padre?— Sí, contándote a ti, somos tres hermanos.— ¿Cómo se llama tu padre?, —la voz del pequeño niño se alzó con desconfianza.Javier siguió sonriendo, esta conversación le parecía divertida. Así que sin responder a su pregunta, él preguntó a su vez. — Dime tu nombre.— Dime primero cómo se llama tu padre — insistió el niño alejándose unos pasos, en posición de alerta. Javier sonrió algo irritado. Aunque en su mente, lo felicito. El niño era feroz. Su hermanito sin duda alguna era un Ortiz.—Bien hecho, hermano pequeño. Desconfiado como todos los Ortiz. Mi padre era Federico Ortiz, y el tuyo, pequeño niño, creo que era el mismo.— ¿Cómo sé que eres mi hermano?—Solo tienes que mirarme. Somos parecidos. Dime, ¿ella es tu mamá? — señaló con el dedo a Daniela.—Ya tengo un hermano mayor. —agregó con desagra
Capítulo 84 Conociendo a mi familia— ¿Es que acaso ese convenio no estaba casi concluido? Creí que solo yo había podido ofertar y mi oferta había sido aceptado. Solo faltaba la firma de los documentos.—Eso creímos todos. Hoy hubo una demora para la transferencia. Los abogados de la otra parte han demorado la firma. Al final averiguamos que es porque están estudiando la otra oferta.— ¿Cómo pudieron conocer las condiciones de mi oferta?— No lo sabemos, nosotros nos manejamos con estricta confidencialidad.— ¿Averigua de quién es la otra oferta? Aunque tengo mis sospechas. Avísame sobre cualquier cosa que sepas. Llevaré a Belinda al hotel temporalmente. Anda gestionando lo de la casa de reposo.Felipe terminó la conversación con Ernesto y entró en la habitación de Belinda.— Ya tenemos el alta médica, Belinda, pero eso no quiere decir que estés del todo bien. Tienes que asistir a una consulta psicológica durante algún tiempo y tomar tus medicamentos.—De verdad estoy bien, Felipe. Me
PrólogoEn el momento en que se enteró de que su padre había sufrido un accidente de automóvil. Felipe Ortiz acudió rápidamente a su lado sin saber si este estaría vivo o no cuando llegara. Él sabía de sobra que su mamá iba a necesitar su ayuda, mucho más si como temía su padre no lograba superar el accidente.Felipe era un hombre adulto de 35 años; no obstante, seguía sin entender como su madre, aun con todas las dificultades que enfrentaba su matrimonio por las infidelidades de su marido desde hace años, nunca le dio el divorcio a su padre, soportó todas y cada una de sus infidelidades. Estaba obsesionada con ser su esposa y no darles el gusto a las demás mujeres.Felipe fue el último en llegar al hospital y al hacerlo corrió a toda velocidad al lado de Eugenia, su madre, estaba escuchando la información sobre la evolución del paciente.La menuda figura de su madre estaba de pie con una expresión de sufrimiento, tenía los hombros caídos y la mirada en el suelo. Felipe le colocó una
Capítulo 1 Los hijos de mi padreFelipe Ortiz, conocido como uno de los empresarios más jóvenes y con mayor poder económico a nivel mundial, Presidente de la Corporación Ortiz/Atkins, lanzó con violencia el documento que había estado leyendo sobre el escritorio del viejo abogado de su padre. Algunos de los papeles que estaban sobre el escritorio cayeron sobre el piso.Observando fijamente al viejo abogado de su padre, se pasó la mano por el cabello con frustración, comenzó a hablar sin parar, lo que denotaba su estado de ánimo.— ¡¿Cómo es todo esto posible?! — Interrogó con tono autoritario— ¿Mi papá tenía 4 hijos más? — ¿Estás seguro de que son sus hijos? Mi padre ya era mayor ¿Cómo pudo tener la capacidad para tener más hijos? Ese hombre aun después de muerto, cómo puede seguir perturbando mi vida y la de madre.El abogado no estaba acostumbrado a que Felipe tomara esta actitud, con frecuencia era calmado; sin embargo, continuó explicando —Debo informarte que el primero es varón y
Capítulo 2 El futuro de los Cuatro niños. Daniela Blanco había permanecido sentada, y respondía amablemente a su prometido. .de pronto al escuchar sus últimas palabras se levantó bruscamente del sofá, su cuerpo tenso, sus ojos se oscurecieron. La ira la consumía como un fuego voraz.— ¿Adopción? ¿Te has vuelto loco? —le gritó, su voz cortante, como un cuchillo afilado. La idea de separarse de sus hermanos la llenaba de un dolor insoportable. Recordó la promesa que le había hecho a su madre en su lecho de muerte: cuidaría de ellos como si fueran lo más preciado del mundo.—. ¡Son mis niños! No los daré en adopción.Mateo, su prometido, la miró con una mezcla de frustración y cansancio. No pudo evitar hablarle con amargura.—Estamos a punto de casarnos, Daniela. Nuestra situación económica no nos permite mantener tantos hijos. Ganamos bien, pero cuando nos casemos solo estará mi sueldo, no será suficiente para tantas personas y encima un bebé.—Y ¿qué quieres que haga, Mateo? ¿Dejarlos
Capítulo 3 ¿Quién eres?Al escuchar esa pregunta, Daniela y Mateo dirigieron su mirada hacia la puerta de entrada de la casa. Ella se quedó atónita al comprobar que allí había un hombre de pie en la puerta, con una expresión iracunda.Tuvo que parpadear para combatir la luz del sol y ver más claramente al hombre. Cuando lo hizo, Daniela inmediatamente adivinó de quién se trataba. Las facciones eran inconfundibles, las veía todos los días en la cara de tres de sus hermanos.Este era un hombre extraordinariamente atractivo. Daniela se quedó contemplando en silencio. Tenía el mismo pelo negro, los impresionantes ojos negros y las mismas largas pestañas que veía en sus hermanos, pero en él sus pestañas le daba a su mirada un aire penetrante y turbador. lo reconoció, sin duda era el hijo mayor de Federico Ortiz. Era muy alto, casi uno noventa, y tenía una complexión atlética y musculosa. Incluso, el corte y el tejido de su traje lo hacían sobresalir. Indiscutiblemente, habría llamado la a