Capítulo 84 Conociendo a mi familia— ¿Es que acaso ese convenio no estaba casi concluido? Creí que solo yo había podido ofertar y mi oferta había sido aceptado. Solo faltaba la firma de los documentos.—Eso creímos todos. Hoy hubo una demora para la transferencia. Los abogados de la otra parte han demorado la firma. Al final averiguamos que es porque están estudiando la otra oferta.— ¿Cómo pudieron conocer las condiciones de mi oferta?— No lo sabemos, nosotros nos manejamos con estricta confidencialidad.— ¿Averigua de quién es la otra oferta? Aunque tengo mis sospechas. Avísame sobre cualquier cosa que sepas. Llevaré a Belinda al hotel temporalmente. Anda gestionando lo de la casa de reposo.Felipe terminó la conversación con Ernesto y entró en la habitación de Belinda.— Ya tenemos el alta médica, Belinda, pero eso no quiere decir que estés del todo bien. Tienes que asistir a una consulta psicológica durante algún tiempo y tomar tus medicamentos.—De verdad estoy bien, Felipe. Me
Capítulo 85 ¡Yo lo invité!No hubo forma de deshacerse de Javier Ortiz. Después de que lo salvo, Fabián lo miraba como a su superhéroe. Javier se mostraba divertido con la admiración del pequeño niño.Daniela se sentía incómoda y algo cansada. Cuando llegó la hora de marcharse, el hombre ya se había cambiado su traje mojado por otro igual de elegante y se acercó para ayudar a recoger las cosas e incluso se ofreció a hacerles el transporte.Alfonso lo rechazó amablemente mientras se miraron como dos adversarios:— No se preocupe, todo está planeado. No necesitamos su ayuda —le confesó en voz baja.— Insisto—agrego Javier. Se sintió molesto. Desde que tuvo éxito en los negocios se acostumbró, a dar órdenes y a que lo obedecieran. No dejaría que este tonto enamorado lo alejara.— A mí me gustaría seguir negándome —respondió Alfonso con firmeza. Se preguntó si es que este tipo no sabía que estaba de más.Javier sabía escoger sus batallas. No siguió con la discusión. Ignoró al entrometido
Capítulo 86 Somos siete hermanosDespués de la exclamación desafiante de Fabián, la tensión en la habitación era palpable. Los ojos furiosos de Felipe se clavaron en Javier, quien mantuvo su compostura con una sonrisa enigmática.— ¿Tú lo invitaste? —preguntó Felipe a Fabián, su voz llena de incredulidad. No pudo evitar agregar con ironía — ¡Es como invitar a un vampiro!—Javier, sin perder la calma, respondió:— ¡Lo hizo!, ¡Me invito a cenar! ¡Nosotros ya somos amigos!, ¡No es extraordinario! ¿Acaso no te gusta que sea bienvenido?—respondió Javier encantado, pasando una mano por el cabello del niño.Teresa decidió actuar conciliatoria.— Todos están aquí ahora. Creo que es mejor que disfrutemos de la cena juntos —propuso, tratando de calmar los ánimos.Daniela se quedó en silencio, observó la escena con Renata sentada en sus piernas.—¿De cuándo acá nuestra vida se alteró tanto?—Es mejor que se vayan los dos.—¡Que se vaya Felipe, yo invite a Javier, mi hermano!— ¡Felipe! ¡Adivina
PrólogoEn el momento en que se enteró de que su padre había sufrido un accidente de automóvil. Felipe Ortiz acudió rápidamente a su lado sin saber si este estaría vivo o no cuando llegara. Él sabía de sobra que su mamá iba a necesitar su ayuda, mucho más si como temía su padre no lograba superar el accidente.Felipe era un hombre adulto de 35 años; no obstante, seguía sin entender como su madre, aun con todas las dificultades que enfrentaba su matrimonio por las infidelidades de su marido desde hace años, nunca le dio el divorcio a su padre, soportó todas y cada una de sus infidelidades. Estaba obsesionada con ser su esposa y no darles el gusto a las demás mujeres.Felipe fue el último en llegar al hospital y al hacerlo corrió a toda velocidad al lado de Eugenia, su madre, estaba escuchando la información sobre la evolución del paciente.La menuda figura de su madre estaba de pie con una expresión de sufrimiento, tenía los hombros caídos y la mirada en el suelo. Felipe le colocó una
Capítulo 1 Los hijos de mi padreFelipe Ortiz, conocido como uno de los empresarios más jóvenes y con mayor poder económico a nivel mundial, Presidente de la Corporación Ortiz/Atkins, lanzó con violencia el documento que había estado leyendo sobre el escritorio del viejo abogado de su padre. Algunos de los papeles que estaban sobre el escritorio cayeron sobre el piso.Observando fijamente al viejo abogado de su padre, se pasó la mano por el cabello con frustración, comenzó a hablar sin parar, lo que denotaba su estado de ánimo.— ¡¿Cómo es todo esto posible?! — Interrogó con tono autoritario— ¿Mi papá tenía 4 hijos más? — ¿Estás seguro de que son sus hijos? Mi padre ya era mayor ¿Cómo pudo tener la capacidad para tener más hijos? Ese hombre aun después de muerto, cómo puede seguir perturbando mi vida y la de madre.El abogado no estaba acostumbrado a que Felipe tomara esta actitud, con frecuencia era calmado; sin embargo, continuó explicando —Debo informarte que el primero es varón y
Capítulo 2 El futuro de los Cuatro niños. Daniela Blanco había permanecido sentada, y respondía amablemente a su prometido. .de pronto al escuchar sus últimas palabras se levantó bruscamente del sofá, su cuerpo tenso, sus ojos se oscurecieron. La ira la consumía como un fuego voraz.— ¿Adopción? ¿Te has vuelto loco? —le gritó, su voz cortante, como un cuchillo afilado. La idea de separarse de sus hermanos la llenaba de un dolor insoportable. Recordó la promesa que le había hecho a su madre en su lecho de muerte: cuidaría de ellos como si fueran lo más preciado del mundo.—. ¡Son mis niños! No los daré en adopción.Mateo, su prometido, la miró con una mezcla de frustración y cansancio. No pudo evitar hablarle con amargura.—Estamos a punto de casarnos, Daniela. Nuestra situación económica no nos permite mantener tantos hijos. Ganamos bien, pero cuando nos casemos solo estará mi sueldo, no será suficiente para tantas personas y encima un bebé.—Y ¿qué quieres que haga, Mateo? ¿Dejarlos
Capítulo 3 ¿Quién eres?Al escuchar esa pregunta, Daniela y Mateo dirigieron su mirada hacia la puerta de entrada de la casa. Ella se quedó atónita al comprobar que allí había un hombre de pie en la puerta, con una expresión iracunda.Tuvo que parpadear para combatir la luz del sol y ver más claramente al hombre. Cuando lo hizo, Daniela inmediatamente adivinó de quién se trataba. Las facciones eran inconfundibles, las veía todos los días en la cara de tres de sus hermanos.Este era un hombre extraordinariamente atractivo. Daniela se quedó contemplando en silencio. Tenía el mismo pelo negro, los impresionantes ojos negros y las mismas largas pestañas que veía en sus hermanos, pero en él sus pestañas le daba a su mirada un aire penetrante y turbador. lo reconoció, sin duda era el hijo mayor de Federico Ortiz. Era muy alto, casi uno noventa, y tenía una complexión atlética y musculosa. Incluso, el corte y el tejido de su traje lo hacían sobresalir. Indiscutiblemente, habría llamado la a
Capítulo 4 ¡No soy tu papá! ¡No me gustan los bebes! — ¡Ustedes se han equivocado! Seguramente se han estado burlando de mi padre incluso antes de su muerte—gritó Felipe dando un paso hacia adelante, su presencia imponente llenando el espacio. Su mirada desafiaba a Mateo, apretó sus puños amenazantes, Mateo retrocedió un poco, sorprendido por la intensidad del momento. A Daniela el desprecio en la voz de Felipe Ortiz la hirió profundamente. No permitiría que ese hombre hablara así de ella ni de su madre. Con una determinación renovada, alzó la cabeza. — ¡A mí no me vas a insultar! —dijo apuntándole con el dedo, dejando que sus palabras fluyeran con fuerza—. Tú no sabes nada de nada. ¿Quién crees que eres? Eres solo un desconocido ¿Qué sabes tú de lo que significa ser madre de los hijos de un hombre como Federico Ortiz y de los sacrificios que hay que hacer cuando tienes que cuidar de cuatro hijos? He hecho lo mejor que he podido —dijo, su voz temblando pero firme—. Estoy aquí, día t