Capítulo 92 ¡Mujer testaruda! Daniela brincó del susto. ¡Qué manía la de este hombre de acercarse silenciosamente detrás de la gente! Vio hacia todos lados. No quería dar más espectáculos. Siguió caminando rápidamente hasta un pasillo que conducía al restaurante y al bar del hotel. Él la siguió. El hecho de que pareciera tan divertido cuando ella se sentía tan dolida, la hizo experimentar una repentina ola de infelicidad como jamás había sentido. Eso la incitó a hablar despectivamente. — Te debe encantar que esa mujer te persiga, hasta el punto de que monte estratagemas ¿Quieres dejarme en paz? Estoy trabajando. Dentro de un momento tengo que ir a la recepción. No puedo estar atendiéndote cuando quieras. ¡Debo cuidar mi empleo! — ¿Apuesto a que creíste todo lo que escuchaste? —le dijo él con amargura. — ¿Sabes cuál es tu problema? Siempre estás dispuesta a creer todo lo malo de mí. No tienes confianza en mí. Eres capaz de pensar que puedo salir de tus brazos y meterme en los d
Capítulo 93 Sé lo que tramas — ¡Sigue ese automóvil! — ordeno Felipe al guardaespaldas que conducía. Al llegar a la casa. Él casi no aguardó a que el automóvil se detuviera por completo. Felipe se bajó del vehículo y camino hacia donde Javier estaba ayudando a bajar a Daniela. Al llegar allí. Agarro las manos de Javier que sostenían a Daniela y las arranco, luego se ubicó a su lado. — ¡Déjala! Luego puso sus ojos encendidos en Daniela y no pudo evitar preguntarle mientras la ayudaba a bajar: — ¿Qué haces con él? Dije que te buscaría cuando salieras de tu empleo ¿No pudiste esperarme? ¿Por qué te viniste con Javier?—preguntó Felipe con un tono que traicionaba su enojo contenido. Daniela, sin percatarse de la tormenta que se avecinaba, respondió con despreocupación: — Resbale a la salida del hotel y Javier estaba cerca y me ayudo. Eso fue todo. Luego se ofreció a traerme. ¿Qué es lo que te pasa? Felipe no respondió. Con los labios tensos y los ojos fijos en Javier, se plantó an
Capítulo 94 Eres única para mí.— ¡Explícate, Felipe! ¿Qué fue todo eso? —dijo Daniela, su voz temblorosa mientras le lanzaba una fugaz mirada que aceleró los latidos de su corazón y la llenó de aprensión.Él la miró con los ojos entrecerrados, sintiéndose avergonzado— De verdad lo lamento —respondió, su voz cargada de frustración—. Perdí el control. ¡Él la mayoría de las veces me exaspera! Tú no lo sabes, pero… hubo un tiempo en que me gustó Belinda. Cuando él lo sospechó, comenzó a conquistarla y lo logró.El recuerdo lo atormentaba, y su tono se volvió melancólico.— Con el tiempo, cuando observó que yo no sentía nada por ella… le planteó fríamente el divorcio. No había buena relación durante el matrimonio. Él era despreciativo. Sé que había otras razones para que ella se casara con él… mis negocios no marchaban bien en esa época, me concentre en eso. No tenía tiempo para romances. Quizás se cansó de esperar, pero yo… nunca estuve seguro de querer casarme con ella. Y por momentos
Capítulo 95 Algo mágico entre los dosDaniela entró a la casa seguida de cerca por Felipe. Cuando él vio a Javier rodeado de los niños, una ola de rabia lo invadió.— Por allí queda el baño —señaló Daniela, intentando mantener la calma—. Ve y lávate un poco, traeré un antiséptico para colocártelo.— ¿Y a mí, Daniela? —preguntó Javier, con un tono que intentaba sonar inocente—. Me colocarás el antiséptico, también estoy herido.— Ni se te ocurra acercarte a ella—respondió él, con firmeza.— ¡Deténganse los dos! Aún no los he disculpado por el espectáculo que montaron allí afuera —se apresuró a decirles, consciente de que no podía dejar que todo quedara en el olvido.Daniela estaba agotada. La emoción y la actividad del día le estaban pasando factura, y el cansancio la envolvía como una manta pesada.Las niñas, sintiendo la tensión, dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron.— Dani —sugirió Ángela—, déjalos que se queden a cenar. Ellos no pelearán más, ¿verdad, hermanos?— ¡Está bi
Capítulo 96 Cena de NavidadLa sala estaba iluminada por una suave luz principal y las luces del árbol de Navidad, lo cual creaba un ambiente cálido y acogedor. El delicioso olor de la comida impregnaba el ambiente. La emoción de los niños era evidente.Había galletas recién horneadas, pavo asado, puré de patatas cremoso, judías verdes salteadas con almendras y una colorida ensalada de frutas adornaban el festín.La emoción de los niños era evidente; hasta Renata tenía su sillita esperando a la mesa, las risas y murmullos llenaban la sala mientras esperaban ansiosos el momento de sentarse.Felipe, después de ayudar con la comida y con los demás preparativos, fue al hotel a prepararse y regreso ya entrada la tarde.No cabía duda que se sentía atraído por el cálido ambiente y el cariño de las niñas. Sin embargo, también notó las miradas de rechazo de Fabián, esas miradas lo hacían sentir incómodo. Felipe pensó que era hora de hablar seriamente con él; ya estaba cansado de su actitud des
Capítulo 97 Su hermanito sabía sonreír…De pronto, se hizo un silencio sepulcral en la mesa. Todas las miradas recayeron en Felipe.Su poderoso cuerpo se paralizó. La vergüenza cubrió sus mejillas. Su espectacular estructura ósea se había tensado mostrando la rigidez de un fiero autocontrol mientras mantenía la mirada agachada.Atónito ante su comportamiento, se sintió avergonzado y se preguntó por qué caía en las provocaciones de Javier. Su hermano por parte de padre podía ser una piedra en el zapato ¿No había sido siempre así?Nunca le había prestado la más mínima atención! Él y Lucy, su madre, vivían tratando de provocarlos tanto a Eugenia, su madre como a él. No obstante, él había aprendido a controlarse, ¿Qué le había pasado en este momento?Observo la mirada asustada de las niñas. La reprimenda en los ojos de Daniela. La mirada enojada de Fabián y la sonrisa burlona de Javier lo sacó nuevamente de quicio.Teresa, por su parte, mantenía una calma que contrastaba con la tensión en
Capítulo 98 Navidades pasadas y Navidades presentes Después del incidente. Todo volvió a la normalidad. Rojas se había quedado con sus hijos. Todos terminaron de comer y llego la hora del pastel.—Es nuestra primera Navidad sin mamita. —la voz de Ángela se escuchó dulce y nostálgica. Sus ojos lastimeros, cubierto de lágrimas, causaban compasión en el que la miraba.—Gracias Dani… hiciste el pastel siguiendo la receta de mamita… te quedo sabroso—agrego Fabián.Una nota de nostalgia los envolvió a todos.— ¿Por qué tenían que morir? —preguntó Manuela, su voz temblorosa.—No lo sé. Pero estoy segura de que tenemos que ser felices, así mamita estará feliz por nosotros. ¿Están de acuerdo? —respondió Ángela, sonriendo con esperanza. —No estamos solos, tenemos a Dani, a Javier y a Felipe.Los otros niños sonrieron asintiendo.Felipe y Javier se miraron sin planearlo.Felipe imaginaba lo que él estaba pensando. Su infancia y adolescencia, incluso sus vidas de adultos, fue siempre igual. Era
Capítulo 99 ¿Confías en esos dos hombres? Habían pasado dos días desde la Navidad y aun Felipe no encontraba el modo de decirle lo de las acciones a Daniela. Temía su reacción. Ya la iba conociendo y sabía de su temible carácter, sobre todo con él. Ella aún no confiaba en él totalmente. Sus transacciones de negocios allí habían culminado, pero no quería alejarse de ella, menos con Javier merodeando y ese… Rojas… todo el tiempo cerca de ella, cada vez con mayor frecuencia. Tampoco entendía qué seguía haciendo allí Javier. Lo mandó a seguir. Se quedaba en el otro hotel de la Corporación. Como propietario, podría fácilmente mandarlo a salir de allí, pero no deseaba darle más motivos para crear conflictos. El sonido de su teléfono lo interrumpió. Respondió, no sin antes ver, que era su mamá. Ella y Belinda habían estado llamándolo y enviándole mensajes insistentemente. Eugenia le exigía que se encontraran en la ciudad. — ¡Mamá! Felipe sintió un nudo en el estómago al escuchar las pa