Capítulo 2

Marcelle  suelta su hermoso cabello canela que cae en la parte baja de su espalda. No le gusta como se ve y decide recogerlo todo en un moño alto sin dejar ni un mechón suelto. Suspira frente al espejo, ya se dió por vencida y tomará el riesgo de ser una buena novia. 

Se coloca un poco de labial y máscara de pestañas,  que es lo único del maquillaje que sabe aplicarse. 

Toma su celular y mira la hora.  Suspira cansada, lo vuelve a dejar en el tocador y sale para bajar a la cena. Luce un peinado con el pelo recogido,un  vestido blanco hasta las rodillas, ajustado solo hasta la cintura, unos tacones negros y una pulsera que le regaló su amiga  

Llega al comedor y la chica que la confundió  con la nueva empleada está sentada a la mesa con el celular y auriculares en mano. Segundos después aparece Carmen "su nuera"y un señor un poco más mayor que ella.

—Toma asiento querida —dice la señora señalándole una de las sillas.

—Gracias —contesta Marcelle sin ninguna expresión.

—Ella es... —mira a Marcelle de pies a cabeza.

—La chica de la que te hablé.

—Ah Marcellez un placer. Soy Humberto  —dice el señor extendiendo su mano.

—Un placer,  ya sabe mi nombre.

La chica que estaba escuchando música y metida en las redes hace unos minutos  se quita los auriculares y mira a Marceññ con confusión.

—No soy la empleada —susurra Marcelle a la chica que tiene al lado derecho.

—Ya veo —dice la chica mirándola  otra vez —.Un placer, soy Hanna.

—Marcelle —es lo único que dice.

Las empleadas empiezan a llevar la cena a la mesa, la señora y el señor hablan fe negocios, Hanna ve historias de I*******m y Marcelle solo mira sus manos que reposan en su regazo.

La puerta principal se abre dejando ver un hombre alto, de cabello castaño, cuerpo que a simple vista se ve muy bien trabajado. Lleva una camisa blanca mangas largas, in pantalón azul marino bien entallados y unos mocasines marrones que hacen juego con su cinturón. A su lado una chica rubia muy bien vestida, con el pelo srubio y sobre los hombros. Luce muy elegante con un vestido rojo y unos zapatos del mismo color. 

Marcelle los mira a ambos y luego dirige su vista a la señora que tiene al frente que pone mala cara.

—Buenas noches familia —dice el hombre sonriendo.

—¿Se puede saber quien es ella? —pregunta la señora mirando a la chica con mala cara

—Es Anastasia Soult, una amiga muy cercana —dice colocando su mano sobre la cintura de la rubia.

—Mamá nunca dijo que había invitados para cenar —dice Hanna mirando a Anastasia de poesía a cabeza.

—Puedo traer a quien se me antoje —contesta el hombre halando una silla para que la rubia se siente, ella lo hace dando una sonrisa falsa.

—¿Y ella es? —pregunta el hombre señalando a Marcelle mientras toma asiento —Ay mamá, no me digas que ahora entrevistas a los nuevos empleados con una cena —dice rodando los ojos

—No es ni será una empleada, es tu nueva novia —dice la señora apretando los dientes.

El hombre y la rubia a su lado  estallan a carcajadas y Marcelle los fulmina con la mirada. 

—Ya hablaremos de esto, Hugo —dice la señora empezando a servirse la cena.

El señor Humberto no dice nada, es mejor así que llevarse una bronca con su esposa, ya que ella dice que él apoya mucho a sus hijos.

La cena transcurre algo incómoda. Marcelle quiere salir corriendo, pero si abandona su hermano va a prisión. Se repite en su cabeza que sólo serán 3 malditos meses viviendo el infierno que jamás se imaginó. 

Luego de media hora todos se levantan de la mesa. Humberto y Carmen llaman a su hijo a solas para evitar un escándalo. Aunque la señora preferiría hablar solo ella, ya que sabe que su esposo le dará toda la razón a su hijo aunque no la tenga. 

Se van al estudio dejando a las tres chicas en el comedor.

—Me voy a mi alcoba, ahí las dejo para que con tranquilidad  se halen los pelos por un gilipollas que no tiene corazón —dice Hanna despidiéndose con las manos.

Marcelle rueda los ojos y Anastasia le da una sonrisa falsa. Marcelle se cruza de brazos mirando a la chica y pensando que hacer. Si seguir ahí como estúpida o también irse y dejar a la rubia abandonada.

—¿Con qué eres la nueva conquista de Hugo que ha buscado su madre? —dice Anastasia con veneno cuando la ve casi darse la vuelta.

—Toma esto como quieras —dice Marcelle mirándola de pies a cabeza. Se da la vuelta y Anastasiaa devuelve por el brazo.

—A mi no me gusta que me dejen hablando sola —dice apretando su agarre.

—Y a mi no me gusta que me toquen sin mi permiso —dice saltándose de su agarre.

—Uii muy valiente, ¿no? Te dejo en claro niña, que Hugo es y seguirá siendo solo mío. Así que por donde haz venido, te regresas —escupe Anastasia con veneno.

—No seas tan egoísta y compártelo. ¡Oh! —hace una pausa y se hace la sorprendida —Olvidaba que él y yo viviremos bajo el mismo techo, así que lo tendré cada vez que quiera —dice Marcelle dándole una mirada victoriosa.

—¿Entonces quieres que tengamos guerra? —pregunta Anastasia acercándose más a ella.

—La tenemos desde que entraste por esa maldita puerta —le guiña un ojo mientras le quita una pajita de la comisura de sus labios a la despampanante rubia.

Marcelle se va con él corazón a millón y con ganas de metersele a un tren. ¿Desde cuándo es tan valiente? ¿Desde cuándo discute por alguien que acaba de conocer y que enamorará solo por contrato y que obviamente no le interesa? 

Pero recuerda que solo serán tres meses para enamorar a un mal nacido con mucho dinero y poco corazón. 

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