Marcelle suelta su hermoso cabello canela que cae en la parte baja de su espalda. No le gusta como se ve y decide recogerlo todo en un moño alto sin dejar ni un mechón suelto. Suspira frente al espejo, ya se dió por vencida y tomará el riesgo de ser una buena novia.
Se coloca un poco de labial y máscara de pestañas, que es lo único del maquillaje que sabe aplicarse.
Toma su celular y mira la hora. Suspira cansada, lo vuelve a dejar en el tocador y sale para bajar a la cena. Luce un peinado con el pelo recogido,un vestido blanco hasta las rodillas, ajustado solo hasta la cintura, unos tacones negros y una pulsera que le regaló su amiga
Llega al comedor y la chica que la confundió con la nueva empleada está sentada a la mesa con el celular y auriculares en mano. Segundos después aparece Carmen "su nuera"y un señor un poco más mayor que ella.
—Toma asiento querida —dice la señora señalándole una de las sillas.
—Gracias —contesta Marcelle sin ninguna expresión.
—Ella es... —mira a Marcelle de pies a cabeza.
—La chica de la que te hablé.
—Ah Marcellez un placer. Soy Humberto —dice el señor extendiendo su mano.
—Un placer, ya sabe mi nombre.
La chica que estaba escuchando música y metida en las redes hace unos minutos se quita los auriculares y mira a Marceññ con confusión.
—No soy la empleada —susurra Marcelle a la chica que tiene al lado derecho.
—Ya veo —dice la chica mirándola otra vez —.Un placer, soy Hanna.
—Marcelle —es lo único que dice.
Las empleadas empiezan a llevar la cena a la mesa, la señora y el señor hablan fe negocios, Hanna ve historias de I*******m y Marcelle solo mira sus manos que reposan en su regazo.
La puerta principal se abre dejando ver un hombre alto, de cabello castaño, cuerpo que a simple vista se ve muy bien trabajado. Lleva una camisa blanca mangas largas, in pantalón azul marino bien entallados y unos mocasines marrones que hacen juego con su cinturón. A su lado una chica rubia muy bien vestida, con el pelo srubio y sobre los hombros. Luce muy elegante con un vestido rojo y unos zapatos del mismo color.
Marcelle los mira a ambos y luego dirige su vista a la señora que tiene al frente que pone mala cara.
—Buenas noches familia —dice el hombre sonriendo.
—¿Se puede saber quien es ella? —pregunta la señora mirando a la chica con mala cara
—Es Anastasia Soult, una amiga muy cercana —dice colocando su mano sobre la cintura de la rubia.
—Mamá nunca dijo que había invitados para cenar —dice Hanna mirando a Anastasia de poesía a cabeza.
—Puedo traer a quien se me antoje —contesta el hombre halando una silla para que la rubia se siente, ella lo hace dando una sonrisa falsa.
—¿Y ella es? —pregunta el hombre señalando a Marcelle mientras toma asiento —Ay mamá, no me digas que ahora entrevistas a los nuevos empleados con una cena —dice rodando los ojos
—No es ni será una empleada, es tu nueva novia —dice la señora apretando los dientes.
El hombre y la rubia a su lado estallan a carcajadas y Marcelle los fulmina con la mirada.
—Ya hablaremos de esto, Hugo —dice la señora empezando a servirse la cena.
El señor Humberto no dice nada, es mejor así que llevarse una bronca con su esposa, ya que ella dice que él apoya mucho a sus hijos.
La cena transcurre algo incómoda. Marcelle quiere salir corriendo, pero si abandona su hermano va a prisión. Se repite en su cabeza que sólo serán 3 malditos meses viviendo el infierno que jamás se imaginó.
Luego de media hora todos se levantan de la mesa. Humberto y Carmen llaman a su hijo a solas para evitar un escándalo. Aunque la señora preferiría hablar solo ella, ya que sabe que su esposo le dará toda la razón a su hijo aunque no la tenga.
Se van al estudio dejando a las tres chicas en el comedor.
—Me voy a mi alcoba, ahí las dejo para que con tranquilidad se halen los pelos por un gilipollas que no tiene corazón —dice Hanna despidiéndose con las manos.
Marcelle rueda los ojos y Anastasia le da una sonrisa falsa. Marcelle se cruza de brazos mirando a la chica y pensando que hacer. Si seguir ahí como estúpida o también irse y dejar a la rubia abandonada.
—¿Con qué eres la nueva conquista de Hugo que ha buscado su madre? —dice Anastasia con veneno cuando la ve casi darse la vuelta.
—Toma esto como quieras —dice Marcelle mirándola de pies a cabeza. Se da la vuelta y Anastasiaa devuelve por el brazo.
—A mi no me gusta que me dejen hablando sola —dice apretando su agarre.
—Y a mi no me gusta que me toquen sin mi permiso —dice saltándose de su agarre.
—Uii muy valiente, ¿no? Te dejo en claro niña, que Hugo es y seguirá siendo solo mío. Así que por donde haz venido, te regresas —escupe Anastasia con veneno.
—No seas tan egoísta y compártelo. ¡Oh! —hace una pausa y se hace la sorprendida —Olvidaba que él y yo viviremos bajo el mismo techo, así que lo tendré cada vez que quiera —dice Marcelle dándole una mirada victoriosa.
—¿Entonces quieres que tengamos guerra? —pregunta Anastasia acercándose más a ella.
—La tenemos desde que entraste por esa maldita puerta —le guiña un ojo mientras le quita una pajita de la comisura de sus labios a la despampanante rubia.
Marcelle se va con él corazón a millón y con ganas de metersele a un tren. ¿Desde cuándo es tan valiente? ¿Desde cuándo discute por alguien que acaba de conocer y que enamorará solo por contrato y que obviamente no le interesa?
Pero recuerda que solo serán tres meses para enamorar a un mal nacido con mucho dinero y poco corazón.
Marcelle se pone un vestido floreado hasta abajo de las rodillas y recoge su pelo luego de la larga ducha que tomó. La noche de anoche fue intensa e incómoda. No sabe que le espera para hoy, quizás la señora la oriente o simplemente la deje en su habitación.Ya arregló la cama y abrió las cortinas para que la claridad entrase en su hermosa y enorme habitación.Los cristales están empañados por el frío. Marcelle se queda viendo parte del jardín y la alberca que se ve fría pero tentadora.La puerta de su habitación se abre dejando ver a un Hugo recién duchado, con traje bien planchado y entallado a su cuerpo.—¿A qué hora te largas? —pregunta acercándose a grandes zancadas.—¿A dónde? —pregunta Marcelle haciéndose la desentendida.—No me veas la cara de estúpido, muerta de hambre —dice tomándola del brazo.—En primero lugar a mi me hablas en buen tono, en segundo no me toques y en tercero soy tu novia y no me iré
Narrador OmniscienteMarcelle se tira en la cama con la respiración agitada, Dominic la hizo caminar con tacones de un lado a otro, subir y bajar escalones, la hizo probarse más de 10 vestidos, trotar por media hora y aún no ha comido más que una manzana verde.—Irás a la cena, supongo —dice Hanna entrando a la habitación sin tocar.—No me queda de otra —dice Marcelle sin mirarla.—Así es. ¿Qué usarás? —pregunta Hanna mirando el closet.—Dominic eligió un vestido negro que me saca hasta las tripas, según él me queda fenomenal —dice levantándose y sosteniéndose de los hombros.—Dominic tiene buen gusto.—Anja.—Bueno, ya es hora de meternos a bañar. Mi hermano se va adelantar y el chófer nos llevará —dice caminando hacia la puerta —Ah, y si necesitas ayuda con el maquillaje me avisas, el rímel que te pusiste te quedó fatal —dice dándole una sonrisa burlona.Marcelle suspira y se levanta de la cama. Pensó que Dominic po
La cena acabó hace unos minutos, Marcelle ya está desesperada por irse, pero a su "hermosa cuñada" se le ocurrió proponer que se fuera con Hugo. Le sonríe a una mujer que se acerca a ella.—Hey hola, Soy Catalina —dice la chica sonriendo.—Marcelle, un gusto —dice devolviéndole la sonrisa.—Soy la esposa de Marcos, uno de los amigos de tu novio —dice señalando al grupo de tres hombres.—Oh que bien. ¿Tienen mucho tiempo?—Dos años y medio de casados, y una nena de casi dos años —dice sonriendo.—Que bien.—Me sorprendió que Hugo se haya metido en una relación seria jajaja era el más hijueputa de todos —dice riendo.—Así me han dicho.—Nos tenemos que ir —dice Hugo llegando hasta donde las chicas.—Nos vemos Catalina —dice Marcelle sonriendo.—Adiós Marcelle, ha sido un placer —dice despidiéndos
MarcelleDe algún cierto modo me molestó lo que me dijo el idiota ese de Hugo. No es que quiero que me vea con buenos ojos o le importe mi vida, pero no me gusta su manera tan hijaeputa de ser. No mide sus palabras al momento de referirse a mi.No lo he vuelto a ver desde la mañana, pensé que se quedaría en casa unos días tras su largo viaje, pero no fue así. Tampoco es que me importe.—¿Pensando en Hugito?—Si, digo no —respondo rápido a Hanna.—La primera es la que cuenta —dice riéndo —Espero que este fin de semana que pasaran solos, no se saquen los ojos —dice Hanna caminando a su clóset.—¿Cómo?—Oh, parece que mi madre olvidó avisarte que hoy nos vamos a Italia —hace una pausa y se gira a mirarme —Tengo un lanzamiento de una línea de maquillajes mañana y el domingo y hoy me voy a Italia con mis padres.—Lo peor que me pudo pasar, entonces deberé hacerle compañía a la cocinera y los demás p
Hugo.Ella corresponde al beso dándome paso a meter mi lengua a su boca. Sus manos siguen a un costado y no me importa. Pego su cuerpo más a mi para que sienta como me ha puesto. Gime y se estremece cuando mi dureza está pegada a su piel. Profundizo el beso aún más, haciéndolo salvaje y lleno de deseo. Su cuerpo tiembla pegado a mi. Su mano sube y acaricia mi cabello desde atrás. Mis dos manos se posan en sus caderas y la levanto subiendoola sobre la encimera. Me entro entre sus piernas. Y continuó besándola.—Detenme —digo pegando mi frente a la suya con la respiración agitada.—Detente —dice agitada y mirándome a los ojos. Me alejo un poco y ella toma uno de los cupcakes y me lo brinda, lo tomo y muerdo. Paso la lengua por mis labios para limpiarlos. Ella toma el qué queda y se lo lleva a los labios. No me mira, sigue comiendo y disfrutando el sabor que al parecer le fascina.
MarcelleDespierto con el cuerpo bien cansado, los ojos aún me pesan, me estiro y abro mis ojos de golpe cuando un olor masculino invade mis fosas nasales. Miro a mi lado y veo un Hugo totalmente desnudo acostado boca abajo. Recuerdo todo y saco mis pies de la cama. Estoy igual de desnuda, mi pelo es un desastre total. Tomo mi ropa y me la coloco rápido y huyo a mi habitación.¿Qué carajos hice?¿Me arrepiento? NoNo es que haya buscado eso, pero tampoco veo muy bonito el haber follado con él imbécil que me trata como trapo de cocina viejo. Aunque, mientras lo hacíamos me trató bastante bien. No sé ya ni como sentirme. Lavo mis dientes, cepillo mi cabello y bajo a la cocina para prepararme algo de desayunar ya que el servicio está libre.Preparo unos hotcakes, zumo de limón, leche caliente, croissant de jamón y queso y unas frutas picadas. Las coloco en la mesa y
MarcelleCatalina intervino pidiendo bocadillos para todos. Anastasia tenía pinta de no parar y yo no me le quedaría callada. Por suerte, Hugo nunca me hizo quedar en ridículo y continuó como si en realidad tuviéramos una relación.Aún estamos aquí en el hermoso y acogedor restaurante. Lo desagradable del lugar es Anastasia.Hugo hace unos segundos se fue al baño y los presentes en la mesa, hablamos de todo un poco. El chico trae el bocadillo y empezamos a comer mientras hablamos de lo primero que surja en el momento.Por lo que he notado, al parecer la Anastasia no le cae a los chicos, ya que ninguno le ha sacado tema de conversación y ella solo mira su celular y se saca fotos.—Te invito a mi casa —dice Catalina limpiando sus labios con la servilleta.—¿Cuando? —pregunto tomando de mi copa de vino.—Mañana domingo, en la tarde, no estaría mal —dice encogiéndose de hombros.—Le diré a Hugo que me lleve, entonce
HugoMe despierto por la molesta luz del sol que da en mi cara y en mi pecho. Anoche olvidé correr las cortinas.Salgo de mi habitación solo con el boxer que marca mi mañanera erección y voy hasta la cocina para buscar algo de comer. Me detengo en la sala del comer al ver un desayuno servido. Me siento y empiezo a deborarlo. De seguro la tonta preparó esto para hacer las pases conmigo. Me dispongo a comer cuando por el rabillo del ojo diviso movimientos en el área de la piscina. Es Marcelle, está en la tumbona aplicándose protector solar, está de espalda a mi. Acaricia sus piernas y luego sus brazos, su abdomen y pecho, se coloca unas gafas de sol y se recuesta. Continúo comiendo mientras la observo. Minutos después, se levanta, dándome una vista excelente de su trasero en ese diminuto bikini. Camina despacio hasta la piscina y se lanza. Toco mi dolorosa erección y tomo los platos para llevarlos a la cocina. N