Narrador Omnisciente
Marcelle se tira en la cama con la respiración agitada, Dominic la hizo caminar con tacones de un lado a otro, subir y bajar escalones, la hizo probarse más de 10 vestidos, trotar por media hora y aún no ha comido más que una manzana verde.
—Irás a la cena, supongo —dice Hanna entrando a la habitación sin tocar.
—No me queda de otra —dice Marcelle sin mirarla.
—Así es. ¿Qué usarás? —pregunta Hanna mirando el closet.
—Dominic eligió un vestido negro que me saca hasta las tripas, según él me queda fenomenal —dice levantándose y sosteniéndose de los hombros.
—Dominic tiene buen gusto.
—Anja.
—Bueno, ya es hora de meternos a bañar. Mi hermano se va adelantar y el chófer nos llevará —dice caminando hacia la puerta —Ah, y si necesitas ayuda con el maquillaje me avisas, el rímel que te pusiste te quedó fatal —dice dándole una sonrisa burlona.
Marcelle suspira y se levanta de la cama. Pensó que Dominic por lo menos la dejaría peinada y maquillada, pero no. Sólo le despidió las cejas y probó varios peinados, pero al final le dejó la cabeza hecha un nido. Cierra la puerta de la habitación, se mete al clóset saca el vestido negro, los tacones negros y las bragas, el vestido va sin sostén porque en la parte de atrás es abierto. Pone todo sobre la cama y se va al baño.
Luego de darse un buen baño y depilarse zonas que tenía sin depilar, se coloca crema y una bata. Se sienta frente al tocador y mira el montón de maquillajes con frustración. Desenreda su pelo despacio y busca en su celular una idea para hacerse un peinado o un buen recogido que deje ver el diseño de su vestido. Ve un moño con unos cuantos mechones sueltos y decide imitarlo. Luego de media hora consigue un buen resultado. Hanna llama a su puerta y ella se levanta y Hanna la mira de pies a cabeza.
—Ya te hacía lista —dice entrando a la habitación.
—No me sé maquillar.
—No es una novedad. Ven —la toma de la mano y camina con ella hasta el tocador, luego de darle una mirada al vestido que reposa sobre la cama.
Hanna empieza a hacer su magia con la cara de Marcelle, le gusta como va quedando, ya que no tiene impurezas y tiene buen perfil. No necesita pestañas postizas por suerte.
Quince minutos después, ya Marcelle está maquillada y Hanna no la deja verse en el espejo hasta que no esté del todo lista. Marcelle vuelve a la habitación y se coloca el vestido, los tacones, se pone loción en el cuello, detrás de las orejas como le indica Hanna y luego camina al enorme espejo. Queda con la boca abierta, cuando ve lo bien que se ve, su cuerpo no se ve como si estuviese pasado de kilos, su cara se ve mucho mejor y el peinado le asienta bastante bien.
—Wow, eres una genia —dice Marcelle.
—Lo sé, soy buena en todo lo que hago. Ahora vamos —dice caminando hacia la puerta.
Hanna lleva un vestido blanco, unos tacones del mismo color, su cabello con algunas hondas.
Marcelle deja el celular sobre la mesita y solo toma un bolso dorado con un labial.
El chófer las pasa a recoger y se va con las dos chicas, los señores se adelantaron a la cena, al igual que Hugo, que luego de tanto insistir en no presentar a Marcelle, se dió por vencido, jurando que haría que ella misma se vaya por donde vino.
Llegan al lugar y Marcelle see pone algo nerviosa con tantas personas, cámaras por doquier.
—Relájate, no es tan malo como parece —dice Hanna en su oído —Allí está mi hermano con unos amigos, vamos —dice dándole un empujoncito —Buenas noches —dice Hanna muy sonriente.
—Hola Hanna —saluda un chico muy amable.
—Hola señoritas —doce un señor dándole un beso a cada una en la mejilla.
—Ella es... —pregunta uno de los presentes.
—Mi chica —dice Hugo acercándose y colocando su mano sobre la cintura de Marcelle.
Marcelle se sobresalta un poco y forza una sonrisa.
—Oh wow, no nos habías dicho nada, te lo tenías callado —contesta una de los presentes.
—Soy Pedro, eres muy hermosa —dice el hombre brindándole su mano.
—Ella es Marcelle —dice Hugo endureciendo su rostro.
—Un placer —dice Marcelle sonriendo.
—Con permiso —dice Hugo arrastrándolo con disimulo lejos de los demás.
Hanna ríe por lo bajo, mirando la escena de celos de su hermano.
—No quiero que instales conversación con nadie, estás aquí conmigo —dice Hugo mirándola a los ojos.
—Pensé que no me querías cerca de ti, ¿qué cambió Hugi?
—Me llamo Hugo, no Hugi —se acerca más a ella y la toma del brazo —Nada de ser amable con los demás y te quiero a mi lado.
—Que posesivo —dice con sarcasmo.
—Qué hermosa pareja. Nos contó un pajarito que es tu novia —dice mirando a Hugo que sólo asiente —¿Nos regalarían una foto? Por favor —dice una fotografía muy sonriente.
Los dos se posan uno al lado del otro. Hugo la acerca a él por la cintura y ella coloca una de sus manos sobre su pecho. Ella sonríe, pero él se queda serio. La mujer saca la foto muy sonriente y se va casi dando saltitos.—Iré al baño a solucionar un problema —dice Hugo dejándola atrás. Siente el dolor de la erección romper casi sus pantalones.
Marcelle se encoge de hombros y se gira para buscar a Hanna. La ve en una esquina comiéndose con el chico que saludó muy amable cuando llegaron al grupo. Camina en otra dirección para buscar agua, ya que tiene la garganta seca.
—Disfrútalo mientras puedas, querida —dice Anastasia detrás de Marcelle.
Marcelle se hace la que no escuchó y toma una copa de champán y camina sin mirar a Anastasia.
—He hablado contigo —dice Anastasia cruzándose en su camino.
—Perdón, ¿que me decías? —dice Marcelle luego de darse un trago.
—Aunque la mona se vista de seda, mona se queda —escupe mirándola de pies a cabeza.
—Gracias —dice Marcelle sonriendo con hipocresía.
—¡Qué hermosas! Les sacaré una foto —dice un chico apuntando con su cámara. Marcelle sonríe y Anastasia solo levanta una ceja. El chico le da las gracias y se va.
—Si me permites, buscaré a mi novio, adiós Ana —levanta la mano y se da un sorbo de su copa.
—Anastasia.
—Me vale —se encoge de hombros y continúa su camino.
—¿Qué hablabas con Anastasia? —pregunta Hugo con la mandíbula apretada.
—Nada que sea de tu incumbencia —dice dándole una sonrisa.
—Ya hablaremos de tu vocabulario y tu tonito —dice Hugo tomándola de las manos y caminando con ella hasta la mesa que les corresponde.
Marcelle siente un cosquilleo en su estómago y Hugo una corriente eléctrica en todo su cuerpo, pero ambos lo disimulan muy bien y siguen caminando.
Hanna está sentada a la.mesa con sus padres
La cena acabó hace unos minutos, Marcelle ya está desesperada por irse, pero a su "hermosa cuñada" se le ocurrió proponer que se fuera con Hugo. Le sonríe a una mujer que se acerca a ella.—Hey hola, Soy Catalina —dice la chica sonriendo.—Marcelle, un gusto —dice devolviéndole la sonrisa.—Soy la esposa de Marcos, uno de los amigos de tu novio —dice señalando al grupo de tres hombres.—Oh que bien. ¿Tienen mucho tiempo?—Dos años y medio de casados, y una nena de casi dos años —dice sonriendo.—Que bien.—Me sorprendió que Hugo se haya metido en una relación seria jajaja era el más hijueputa de todos —dice riendo.—Así me han dicho.—Nos tenemos que ir —dice Hugo llegando hasta donde las chicas.—Nos vemos Catalina —dice Marcelle sonriendo.—Adiós Marcelle, ha sido un placer —dice despidiéndos
MarcelleDe algún cierto modo me molestó lo que me dijo el idiota ese de Hugo. No es que quiero que me vea con buenos ojos o le importe mi vida, pero no me gusta su manera tan hijaeputa de ser. No mide sus palabras al momento de referirse a mi.No lo he vuelto a ver desde la mañana, pensé que se quedaría en casa unos días tras su largo viaje, pero no fue así. Tampoco es que me importe.—¿Pensando en Hugito?—Si, digo no —respondo rápido a Hanna.—La primera es la que cuenta —dice riéndo —Espero que este fin de semana que pasaran solos, no se saquen los ojos —dice Hanna caminando a su clóset.—¿Cómo?—Oh, parece que mi madre olvidó avisarte que hoy nos vamos a Italia —hace una pausa y se gira a mirarme —Tengo un lanzamiento de una línea de maquillajes mañana y el domingo y hoy me voy a Italia con mis padres.—Lo peor que me pudo pasar, entonces deberé hacerle compañía a la cocinera y los demás p
Hugo.Ella corresponde al beso dándome paso a meter mi lengua a su boca. Sus manos siguen a un costado y no me importa. Pego su cuerpo más a mi para que sienta como me ha puesto. Gime y se estremece cuando mi dureza está pegada a su piel. Profundizo el beso aún más, haciéndolo salvaje y lleno de deseo. Su cuerpo tiembla pegado a mi. Su mano sube y acaricia mi cabello desde atrás. Mis dos manos se posan en sus caderas y la levanto subiendoola sobre la encimera. Me entro entre sus piernas. Y continuó besándola.—Detenme —digo pegando mi frente a la suya con la respiración agitada.—Detente —dice agitada y mirándome a los ojos. Me alejo un poco y ella toma uno de los cupcakes y me lo brinda, lo tomo y muerdo. Paso la lengua por mis labios para limpiarlos. Ella toma el qué queda y se lo lleva a los labios. No me mira, sigue comiendo y disfrutando el sabor que al parecer le fascina.
MarcelleDespierto con el cuerpo bien cansado, los ojos aún me pesan, me estiro y abro mis ojos de golpe cuando un olor masculino invade mis fosas nasales. Miro a mi lado y veo un Hugo totalmente desnudo acostado boca abajo. Recuerdo todo y saco mis pies de la cama. Estoy igual de desnuda, mi pelo es un desastre total. Tomo mi ropa y me la coloco rápido y huyo a mi habitación.¿Qué carajos hice?¿Me arrepiento? NoNo es que haya buscado eso, pero tampoco veo muy bonito el haber follado con él imbécil que me trata como trapo de cocina viejo. Aunque, mientras lo hacíamos me trató bastante bien. No sé ya ni como sentirme. Lavo mis dientes, cepillo mi cabello y bajo a la cocina para prepararme algo de desayunar ya que el servicio está libre.Preparo unos hotcakes, zumo de limón, leche caliente, croissant de jamón y queso y unas frutas picadas. Las coloco en la mesa y
MarcelleCatalina intervino pidiendo bocadillos para todos. Anastasia tenía pinta de no parar y yo no me le quedaría callada. Por suerte, Hugo nunca me hizo quedar en ridículo y continuó como si en realidad tuviéramos una relación.Aún estamos aquí en el hermoso y acogedor restaurante. Lo desagradable del lugar es Anastasia.Hugo hace unos segundos se fue al baño y los presentes en la mesa, hablamos de todo un poco. El chico trae el bocadillo y empezamos a comer mientras hablamos de lo primero que surja en el momento.Por lo que he notado, al parecer la Anastasia no le cae a los chicos, ya que ninguno le ha sacado tema de conversación y ella solo mira su celular y se saca fotos.—Te invito a mi casa —dice Catalina limpiando sus labios con la servilleta.—¿Cuando? —pregunto tomando de mi copa de vino.—Mañana domingo, en la tarde, no estaría mal —dice encogiéndose de hombros.—Le diré a Hugo que me lleve, entonce
HugoMe despierto por la molesta luz del sol que da en mi cara y en mi pecho. Anoche olvidé correr las cortinas.Salgo de mi habitación solo con el boxer que marca mi mañanera erección y voy hasta la cocina para buscar algo de comer. Me detengo en la sala del comer al ver un desayuno servido. Me siento y empiezo a deborarlo. De seguro la tonta preparó esto para hacer las pases conmigo. Me dispongo a comer cuando por el rabillo del ojo diviso movimientos en el área de la piscina. Es Marcelle, está en la tumbona aplicándose protector solar, está de espalda a mi. Acaricia sus piernas y luego sus brazos, su abdomen y pecho, se coloca unas gafas de sol y se recuesta. Continúo comiendo mientras la observo. Minutos después, se levanta, dándome una vista excelente de su trasero en ese diminuto bikini. Camina despacio hasta la piscina y se lanza. Toco mi dolorosa erección y tomo los platos para llevarlos a la cocina. N
HugoMe despierto por la molesta luz del sol que da en mi cara y en mi pecho. Anoche olvidé correr las cortinas.Salgo de mi habitación solo con el boxer que marca mi mañanera erección y voy hasta la cocina para buscar algo de comer. Me detengo en la sala del comer al ver un desayuno servido. Me siento y empiezo a deborarlo. De seguro la tonta preparó esto para hacer las pases conmigo. Me dispongo a comer cuando por el rabillo del ojo diviso movimientos en el área de la piscina. Es Marcelle, está en la tumbona aplicándose protector solar, está de espalda a mi. Acaricia sus piernas y luego sus brazos, su abdomen y pecho, se coloca unas gafas de sol y se recuesta. Continúo comiendo mientras la observo. Minutos después, se levanta, dándome una vista excelente de su trasero en ese diminuto bikini. Camina despacio hasta la piscina y se lanza. Toco mi dolorosa erección y tomo los platos para llevarlos a la cocina. N
Narrador Omnisciente —¿Perdón, Jugar yo? No creo que esté jugando a algo —dice Marcelle restándole importancia.—No te haga la lista conmigo.—No me hago —da un paso para estar más cerca de él —lo soy.—Estás provocado que te arrastre, te lleve a mi maldita habitación y te folle allí hasta más no poder —dice a pocos centímetros de su boca.—A ver, ¿y qué te lo impide? — susurro Marcelle muy cerca de su oído.Hugo la levanta con toda sus fuerzas, se la coloca en el hombro y se la lleva como tal saco de papas. Marcelle se resiste pero Hugo no tiene intención de bajarla. Se detiene en la puerta de su habitación, la abre y entra. La deja en el piso y ataca su boca con desespero. Marcelle no se resiste más y hace lo mismo, acariciando su ancha y bronceada espalda. Hugo desata el bikini de dos piezas dejándola expuesta ante sus ojos