La cena acabó hace unos minutos, Marcelle ya está desesperada por irse, pero a su "hermosa cuñada" se le ocurrió proponer que se fuera con Hugo. Le sonríe a una mujer que se acerca a ella.
—Hey hola, Soy Catalina —dice la chica sonriendo.
—Marcelle, un gusto —dice devolviéndole la sonrisa.
—Soy la esposa de Marcos, uno de los amigos de tu novio —dice señalando al grupo de tres hombres.
—Oh que bien. ¿Tienen mucho tiempo?
—Dos años y medio de casados, y una nena de casi dos años —dice sonriendo.
—Que bien.
—Me sorprendió que Hugo se haya metido en una relación seria jajaja era el más hijueputa de todos —dice riendo.
—Así me han dicho.
—Nos tenemos que ir —dice Hugo llegando hasta donde las chicas.
—Nos vemos Catalina —dice Marcelle sonriendo.
—Adiós Marcelle, ha sido un placer —dice despidiéndose con la mano.
Marcelle camina y Hugo la toma de la mano para encaminar la fuera del salón del hotel. Ella mira sus manos entrelazadas y luego mira di perfecto rostro.
—Esto es sólo una maldita pantalla, porque debe de haber algún fotógrafo cerca. No te acostumbres —dice sacando el control de su finísimo auto.
—No soy de acostumbrarme rápido —dice soltando su mano.
Hugo le abre la puerta del auto y ella entra. Observa el interior y le encanta, huele a él.
Hugo entra, enciende el auto y arranca como loco, sin importar la velocidad.
—¿Quieres bajar la velocidad? —pregunta alterada.
—No, si abría querido, lo hubiese hecho —dice dándole una sonrisa burlona.
—Eres tan imbécil.
—No te imaginas cuanto —dice acelerando el auto.
—Lo que me faltaba para arruinar mi vida... morir junto a ti.
Hugo la ignora, se detiene en un semáforo y observa por la ventanilla ignorando por completo a la hermosa mujer que tiene al lado. Marcelle igual lo ignora, aunque de vez en cuando le da miraditas.
Finalmente llegan a la mansión, Hugo baja de primero y Marcelle se adelanta abrir la puerta.
—Aquí no finjas, que no hay paparazzi —dice pasándole por el lado.
—Ridícula —dice cerrando la puerta del coche.
—Gracias —dice levantando el dedo corazón.
Hugo camina detrás de ella con rabia. Marcelle entra y sube a su habitación sin mirar atrás, cierra con seguro y empieza a despojarse de todo lo que lleva encima. Se deshace del peinado y se pone un pijama cualquiera para dormir. Dominic prometió regresar al otro día a maltratarla.
Día siguiente.
—Hoy no tenemos tiempo para ejercicios, tienes que acompañar a tu novio a una reunión con unos amigos —dice Dominic regresándola a la habitación.
—Mi presencia no es necesaria allí —dice entrando a la habitación de mala gana.
—Claro que lo es, todos llevarán a su pareja ¿o quieres que él lleve a la Anastasia esa?
—Me da igual. Hasta se lo agradecería —doce sentándose en la cama.
—Levanta tu maldito trasero de ahí, ahora mismo —dice Dominic irritado —ve a darte una ducha.
—Aaah estoy harta —bufa caminando hasta el baño.
Luego de ducharse, Dominic se encargó de ella, poniéndola como toda una reina. Hugo está irritado esperando por ella, ha querido irse solo, pero su padre lo ha mantenido en espera.
Dos semanas
despuésMarcelle
He sobrevivido a dos semanas, y aunque no ha sido fácil, tampoco ha sido muy malo quizás porque tengo 10 días sin ver a Hugo y tampoco me ha hecho falta. Hanna y yo nos hemos vuelto un poco cercana es una boquilla y he hecho mis días un poco más llevaderos.
Son las 8 de la mañana y el hambre me está matando, hasta las 10 no sirven el desayuno y no creo que aguante. Quizás si voy antes de que todos salgan podría comer lo que se me antoje, ya que la dieta que me puso Dominic me tiene de mareos en mareos.
Bajo las escaleras despacito y me encamino a la cocina. Saludo a la señora que nunca tiene buena cara y ella me ignora. Tomo pan, queso, jamón, ketchup, mayonesa y me preparo un buen sándwich. La señora me mira de pies a cabeza y tuerce el gesto. Tomo jugo de manzana y lo sirvo. Espero a que la tostadora haga lo suyo mientras observo mi celular el cual de inmediato suena con una llamada de mi mejor amiga.
—Pero qué guapo tu novio de tres meses —dice inmediatamente abro la llamada.
—¿Qué, dónde lo haz visto? —pregunto apagando la tostadora.
—¿No les el periódico o no revisas i*******m? —pregunta alarmada.
—Fueron la portada de una revista y están en todos los periodos y en i*******m ni se diga —dice riendo —Se ven bastante lindos y feliz juntos.
—Esto se está saliendo de control. No te dejes engañar por esas fotos, es una pantalla —digo caminando con mi sándwich hasta donde he dejado el jugo.
—Nadie creería que es por obligación ¿y esa chica la Anastasia es tu nueva amiga?
—No, jamás, digamos que es el polvo de Hugo, me cae pésimo.
—¿Por qué se folla al Hugo?
—No porque se cree mejor, además i tengo pisotearme. Le he declarado la guerra y no por Hugo no, si no porque me cae mal y me divierte como se pone cuando me le enfrento —carcajeo y miedo mi delicioso sándwich.
—Te me nadas poniendo mala —dice riendo —¿Como han sido estas semanas?
—Un desastre total, y ahora debo pensar en que le diré a mis padres cuando vean mis fotos en los periódicos. Se supone que vine a trabajar, no a recibirme con un millonario guapísimo.
—Y sexy —añade mi amiga.
—También es egocéntrico y estúpido —digo tomando de mi jugo.
—Uiii no sabía. Bueno, piensa que le dirás a tus padres y veré en qué puedo dejarte, te dejo —dice mandándome un beso largo.
—Cuídate más tarde te llamaré.
Cuelgo la llamada y me giro para recostarme de la encimera mientras termino mi robado desayuno, me sobresalto al ver a Hugo muy cerca de mi. Con ropa de gimnasio. Está sudado, con el pelo revuelto y mojado, lleva una toalla blanca sobre su hombro y me mira sin ninguna expresión.
—Entonces soy guapo, egocéntrico y estúpido —dice asintiendo mirando mi celular.
—Y metiche también, es de mala educación escuchar conversaciones agenas.
—Y es de mala educación hablar mal de otra persona.
—Me da igual.
—¿Qué comes? —pregunta mirando mi mano.
—Lo que estás viendo, espero que no vayas con el chisme —digo tomando del jugo.
—Lo que hagas con tu vida —mira a la señora de la cocina que vuelve a entrar. Me mira a mi y acerca más su rostro al mío —Me importa una m****a —dice dándose la vuelta.
MarcelleDe algún cierto modo me molestó lo que me dijo el idiota ese de Hugo. No es que quiero que me vea con buenos ojos o le importe mi vida, pero no me gusta su manera tan hijaeputa de ser. No mide sus palabras al momento de referirse a mi.No lo he vuelto a ver desde la mañana, pensé que se quedaría en casa unos días tras su largo viaje, pero no fue así. Tampoco es que me importe.—¿Pensando en Hugito?—Si, digo no —respondo rápido a Hanna.—La primera es la que cuenta —dice riéndo —Espero que este fin de semana que pasaran solos, no se saquen los ojos —dice Hanna caminando a su clóset.—¿Cómo?—Oh, parece que mi madre olvidó avisarte que hoy nos vamos a Italia —hace una pausa y se gira a mirarme —Tengo un lanzamiento de una línea de maquillajes mañana y el domingo y hoy me voy a Italia con mis padres.—Lo peor que me pudo pasar, entonces deberé hacerle compañía a la cocinera y los demás p
Hugo.Ella corresponde al beso dándome paso a meter mi lengua a su boca. Sus manos siguen a un costado y no me importa. Pego su cuerpo más a mi para que sienta como me ha puesto. Gime y se estremece cuando mi dureza está pegada a su piel. Profundizo el beso aún más, haciéndolo salvaje y lleno de deseo. Su cuerpo tiembla pegado a mi. Su mano sube y acaricia mi cabello desde atrás. Mis dos manos se posan en sus caderas y la levanto subiendoola sobre la encimera. Me entro entre sus piernas. Y continuó besándola.—Detenme —digo pegando mi frente a la suya con la respiración agitada.—Detente —dice agitada y mirándome a los ojos. Me alejo un poco y ella toma uno de los cupcakes y me lo brinda, lo tomo y muerdo. Paso la lengua por mis labios para limpiarlos. Ella toma el qué queda y se lo lleva a los labios. No me mira, sigue comiendo y disfrutando el sabor que al parecer le fascina.
MarcelleDespierto con el cuerpo bien cansado, los ojos aún me pesan, me estiro y abro mis ojos de golpe cuando un olor masculino invade mis fosas nasales. Miro a mi lado y veo un Hugo totalmente desnudo acostado boca abajo. Recuerdo todo y saco mis pies de la cama. Estoy igual de desnuda, mi pelo es un desastre total. Tomo mi ropa y me la coloco rápido y huyo a mi habitación.¿Qué carajos hice?¿Me arrepiento? NoNo es que haya buscado eso, pero tampoco veo muy bonito el haber follado con él imbécil que me trata como trapo de cocina viejo. Aunque, mientras lo hacíamos me trató bastante bien. No sé ya ni como sentirme. Lavo mis dientes, cepillo mi cabello y bajo a la cocina para prepararme algo de desayunar ya que el servicio está libre.Preparo unos hotcakes, zumo de limón, leche caliente, croissant de jamón y queso y unas frutas picadas. Las coloco en la mesa y
MarcelleCatalina intervino pidiendo bocadillos para todos. Anastasia tenía pinta de no parar y yo no me le quedaría callada. Por suerte, Hugo nunca me hizo quedar en ridículo y continuó como si en realidad tuviéramos una relación.Aún estamos aquí en el hermoso y acogedor restaurante. Lo desagradable del lugar es Anastasia.Hugo hace unos segundos se fue al baño y los presentes en la mesa, hablamos de todo un poco. El chico trae el bocadillo y empezamos a comer mientras hablamos de lo primero que surja en el momento.Por lo que he notado, al parecer la Anastasia no le cae a los chicos, ya que ninguno le ha sacado tema de conversación y ella solo mira su celular y se saca fotos.—Te invito a mi casa —dice Catalina limpiando sus labios con la servilleta.—¿Cuando? —pregunto tomando de mi copa de vino.—Mañana domingo, en la tarde, no estaría mal —dice encogiéndose de hombros.—Le diré a Hugo que me lleve, entonce
HugoMe despierto por la molesta luz del sol que da en mi cara y en mi pecho. Anoche olvidé correr las cortinas.Salgo de mi habitación solo con el boxer que marca mi mañanera erección y voy hasta la cocina para buscar algo de comer. Me detengo en la sala del comer al ver un desayuno servido. Me siento y empiezo a deborarlo. De seguro la tonta preparó esto para hacer las pases conmigo. Me dispongo a comer cuando por el rabillo del ojo diviso movimientos en el área de la piscina. Es Marcelle, está en la tumbona aplicándose protector solar, está de espalda a mi. Acaricia sus piernas y luego sus brazos, su abdomen y pecho, se coloca unas gafas de sol y se recuesta. Continúo comiendo mientras la observo. Minutos después, se levanta, dándome una vista excelente de su trasero en ese diminuto bikini. Camina despacio hasta la piscina y se lanza. Toco mi dolorosa erección y tomo los platos para llevarlos a la cocina. N
HugoMe despierto por la molesta luz del sol que da en mi cara y en mi pecho. Anoche olvidé correr las cortinas.Salgo de mi habitación solo con el boxer que marca mi mañanera erección y voy hasta la cocina para buscar algo de comer. Me detengo en la sala del comer al ver un desayuno servido. Me siento y empiezo a deborarlo. De seguro la tonta preparó esto para hacer las pases conmigo. Me dispongo a comer cuando por el rabillo del ojo diviso movimientos en el área de la piscina. Es Marcelle, está en la tumbona aplicándose protector solar, está de espalda a mi. Acaricia sus piernas y luego sus brazos, su abdomen y pecho, se coloca unas gafas de sol y se recuesta. Continúo comiendo mientras la observo. Minutos después, se levanta, dándome una vista excelente de su trasero en ese diminuto bikini. Camina despacio hasta la piscina y se lanza. Toco mi dolorosa erección y tomo los platos para llevarlos a la cocina. N
Narrador Omnisciente —¿Perdón, Jugar yo? No creo que esté jugando a algo —dice Marcelle restándole importancia.—No te haga la lista conmigo.—No me hago —da un paso para estar más cerca de él —lo soy.—Estás provocado que te arrastre, te lleve a mi maldita habitación y te folle allí hasta más no poder —dice a pocos centímetros de su boca.—A ver, ¿y qué te lo impide? — susurro Marcelle muy cerca de su oído.Hugo la levanta con toda sus fuerzas, se la coloca en el hombro y se la lleva como tal saco de papas. Marcelle se resiste pero Hugo no tiene intención de bajarla. Se detiene en la puerta de su habitación, la abre y entra. La deja en el piso y ataca su boca con desespero. Marcelle no se resiste más y hace lo mismo, acariciando su ancha y bronceada espalda. Hugo desata el bikini de dos piezas dejándola expuesta ante sus ojos
HugoLlevo tres días encerrado en mi oficina, voy a casa a medianoche duermo y vuelvo a la oficina, no he comido bien, no he hecho ejercicios, apenas me he bañado. Estoy muy estresado con la inauguración del centro comercial. Quiero que la inauguración sea algo sencillo pero que llame la atención y de mucho de qué hablar, no quiero muchas personas sólo las necesarias. El centro comercial es mío Pero algunas tiendas son ajenas y de seguro que esas persona tiene ya todo listo. Es increíble cómo puede vender y alquilar todos los locales es menos de tres meses.Creo que debería Llamar a Anastasia para que me ayude con este estrés Y quizás me surgen algunas ideas luego de derramar todo mi esperma en ella.Tomo mi celular y justo se abre la puerta dejando ver a la persona que llevo 3 días sin ver; Marcelle.—¿Puedo pasar? —pregunta mirando todo a mi alrededor.— Claro —e