1. Pequeña arruinada
—Señorita Reyes, la presentación de estos problemas financieros está incorrectos ¡Y acaba de caer una sanción por parte de la autoridad fiscal!—¿Qué? —Azucena exclama, pálida por el susto.—¿Y usted cree que esto es todo? —continúa el gerente de finanzas—, pues no. Como ha hecho una valoración incorrecta hay pérdidas financieras para los inversionistas ¡¿Sabe qué significa eso?! ¡Que presentarán demandas! ¡Demandas, señorita Reyes! ¡Y todo por su culpa!—E-espere, señor López. Debe haber un error, yo jamás hice algo así. Soy muy correcta con los números. Esto no puede estar pasando, es imposible. Yo-—Señorita Reyes —el señor López se pone de pie, tomando un suspiro—, esperemos que la multa de las autoridades no sea tan alta porque una vez los inversionistas se den cuenta de éste error pedirán su dinero de vuelta. Y eso podrá en una situación precaria a Compañía Reyes por su fatal movimiento de las finanzas.—¡Es imposible, señor López! Le juro que yo hice todo bien y no puede haber
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