IsabellaA veces, cuando las luces de la ciudad brillan con ese fulgor dorado y las sombras de la mansión parecen extenderse hasta donde se pierde la vista, me pregunto cómo pude haber llegado hasta aquí. Mi vida, o más bien, la vida que pensé que tenía, siempre fue una en la que los lujos y el poder se entrelazaban. He nacido en la cima, bajo el yugo de un hombre cuyo nombre era sinónimo de temores, respeto y, por encima de todo, autoridad. Mi padre, Salvatore Moretti, el capo de la familia, nunca tuvo que levantar la voz para que su voluntad se hiciera ley. Había aprendido, desde que era una niña, que en este mundo, el dinero no solo compra el lujo, sino también la vida o la muerte de quien se cruce en tu camino.El sol ya se había puesto cuando volví a caminar por los pasillos de la mansión, donde los recuerdos de mi infancia se entrelazaban con el eco de las palabras de mi padre. Estaba sentada en el mismo lugar de la biblioteca donde solía leerme cuentos de terror para enseñarme
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