3 Las primeras pistas.
Capítulo 3Las primeras pistasAurora caminaba con paso firme, aunque medido, por los pasillos del geriátrico, como si cada paso estuviera calculado para no despertar suspicacias. Sus ojos atentos escudriñaban el entorno, y sus palabras, al dirigirse a Álvaro, eran claras pero no demasiado reveladoras. Con cada gesto y cada explicación, Aurora transmitía una mezcla de profesionalismo y cautela, como si cada rincón del Último Amanecer ocultara secretos que prefería mantener bajo control.Álvaro la seguía de cerca, registrando mentalmente cada detalle que pudiera ser de utilidad. La rutina del lugar parecía ser como la de cualquier otro geriátrico: residentes tranquilos, personal ocupado y una atmósfera de calma aparente. Sin embargo, bajo esa fachada, Álvaro percibía un trasfondo más oscuro, algo que Aurora no terminaba de verbalizar.—Aquí tenemos las habitaciones de los residentes —explicó Aurora, deteniéndose frente a una puerta semiabierta—. La mayoría son personas amables, pero, c
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