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4 Conversaciones y sospechas

Capítulo

Conversaciones y sospechas .

Álvaro cerró la puerta de su pequeño departamento después de un largo turno en el geriátrico .

El aire fresco de la noche entraba por una ventana entreabierta , mientras se dejaba caer en el sofá . A pesar del cansancio, su mente seguía activa . Aurora , su abuelo , Richard , la máquina de hielo … Todo lo vivido en el día formaba un rompecabezas que aún no sabía cómo armar .

Con un suspiro , sacó su teléfono y marcó el número de Valen . Era una voz que siempre lo ayudaba a aclarar las ideas , incluso en los momentos más oscuros .

—Álvaro , qué sorpresa— contestó Valen con tono cálido al otro lado de la línea .

—Hola , Valen. ¿Cómo estás ? ¿Cómo está el bebé ? ¿Y Clara ?

Hubo un breve silencio antes de que Valen respondiera con una sonrisa que Álvaro casi podía escuchar .

—Estamos bien . Clara sigue un poco agotada,no es fácil ser mamá ,cuidarme , pero lo está haciendo increíble con el bebé . Y Mateo … bueno , ya sabes cómo son los primeros meses ahora se hace sentir , pero no llora mucho , es hermoso , es tan hermoso como su madre .

Álvaro sonrió . Podía imaginar a Valen sosteniendo al bebé , con esa calma y determinación que siempre había admirado en su amigo .

—Me alegra saberlo . Ya tengo que pasarme un día de estos para verlo ,extraño a mi ahijado ,al pequeño Mateo .

—Cuando quieras . A Clara también le dará gusto verte , ¿sabes? Se te extraña . Pronto nos vamos del país,ven pronto .

—Y yo a ustedes . —Hubo una pausa en la conversación , y Álvaro tomó aire antes de cambiar de tema —. ¿Cómo te estás sintiendo , Valen? De verdad .

El tono de Valen cambió ,volviéndose más serio .

—Estoy mejor . Pero , para serte sincero , todavía me cuesta andar un poco .Esa herida de bala si que me cambió la vida . Creo que retirarme fue la mejor decisión después de todo lo que pasó , pero. . . Álvaro , hay días en los que no puedo dejar de pensar en cómo ,casi lo pierdo todo ,a Clara ,a mi hijo y a mi vida .

Álvaro asintió , aunque su amigo no podía verlo . Sabía exactamente a qué se refería .

—Fue duro ,Valen . Pero hiciste lo que tenías que hacer . Aunque, lo peor para ti fue que tuviste que mentirle a Clara, ¿no?

— Sin duda . —La voz de Valen se volvió más grave — . Pensaba que la estaba protegiendo , pero ahora sé que el precio de esa mentira fue casi perderla . A veces , Álvaro, es mejor ser honesto, aunque duela . Si amas a alguien , debes confiar en que también podrá manejar la verdad .

Las palabras de Valen lo hicieron reflexionar . Era un consejo valioso , pero Álvaro sabía que no siempre era tan sencillo implementarlo .

—Lo tendré en cuenta ,Valen .

—Cambió de tema , intentando aligerar la conversación —. Bueno , ¿quieres saber , por qué te llamé?

—¿Qué pasa ? ¿ Algo grave?

—Estoy trabajando INFILTRADO en el geriátrico donde murió mi abuelo .

El silencio del otro lado fue palpable .

—¿ Infiltrado ? Álvaro , ¿es seguro ?

—Por ahora , sí . Pero todo en ese lugar grita que algo no está bien . Richard , uno de los enfermeros , es un tipo extraño , y Aurora … la doctora , ella parece que es diferente . Al parecer sabe que hay algo raro , pero no lo dice abiertamente .

—¿ Aurora ?

—Sí , ella fue quien cuidó a mi abuelo . Me dijo que él quería presentarme con ella . —Álvaro rió, aunque el comentario lo había dejado pensativo — . Es una mujer … interesante, hermosa y decidida . Me cayó bien .

— Cuidado , Álvaro — dijo Valen en tono de advertencia , aunque con una pizca de humor—. Primero averigua si puedes confiar en ella antes de emocionarte .

—Lo sé , lo tengo bien claro . No te preocupes . Por ahora, es solo una impresión .

La conversación continuó unos minutos más , con Valen insistiendo en que Álvaro se mantuviera alerta . Finalmente , colgaron , y Álvaro quedó solo en su sala , con las luces tenues y el sonido lejano de la ciudad como única compañía .

Se levantó , fue hasta la cocina y sacó una cerveza del refrigerador . Mientras bebía , pensó en Aurora . Sus palabras, su forma de moverse por el geriátrico , la manera en que había hablado de su abuelo … Todo en ella le parecía genuino , pero no podía confiar del todo .

“Cuando tenga más confianza en ella, le diré la verdad ”, pensó , mientras dejaba la botella vacía sobre la mesa . “Le contaré que soy policía y que estoy aquí para descubrir quiénes son los responsables de tantas muertes . Pero no antes . Necesito estar seguro de que es de fiar ”.

Recordó cómo Aurora lo había detenido en la cocina cuando quiso inspeccionar la máquina de hielo . Ella sabe algo y tengo que ganar su confianza para que me cuente . Había algo extraño en ese gesto , como si supiera más de lo que estaba dispuesta a admitir . También recordó la actitud de Richard , su forma de imponerse en el lugar sin tener la preparación adecuada .

“Ese tipo no me gusta”, murmuró para sí mismo ,su apariencia despreocupada , sus manos sucias ,me mostraba lo equivocado que estuve con mi abuelo .

Apagó las luces del departamento y se dirigió a su habitación. Mientras se acostaba, no pudo evitar pensar en las palabras de Valen. La sinceridad con la persona amada era fundamental, pero Álvaro sabía que las cosas no siempre eran tan simples.

Miró el techo, dejando que el cansancio lo venciera lentamente. Su abuelo, Aurora, el caso… Todo eso rondaba en su mente, pero, por ahora, lo único que podía hacer era esperar al siguiente turno y seguir observando.

Sabía que estaba caminando por una cuerda floja. Con cada paso, se acercaba más a la verdad, pero también corría el riesgo de caerse. Por su abuelo, estaba dispuesto a hacerlo.

Álvaro se giró en la cama, buscando una posición cómoda, pero su mente seguía activa. La conversación con Valen había reavivado viejas inquietudes. Sabía que estaba en un terreno peligroso, y la presencia de Aurora complicaba aún más las cosas. ¿Podría confiar en ella? La duda lo consumía.

Se levantó de la cama, incapaz de dormir, y caminó hasta la ventana. Desde allí, observó las luces de la ciudad parpadeando en la distancia. Era una vista familiar, pero aquella noche parecía distinta. Cada luz era un recordatorio de las vidas en juego, de las personas que dependían de él para descubrir la verdad.

El sonido del viento nocturno lo envolvió, trayendo consigo recuerdos de su abuelo. Aquel hombre que había sido su roca, su guía, y cuya muerte había desencadenado toda esta investigación. La memoria de su voz, sus risas, lo impulsaba a seguir adelante, a no rendirse hasta encontrar justicia.

Decidido, Álvaro se dirigió a su escritorio y encendió su computadora. Si no podía dormir, al menos podría aprovechar el tiempo para revisar nuevamente los documentos del geriátrico. Abrió el archivo que había recopilado con la ayuda de Valen y comenzó a leer.

Cada línea parecía revelar más inconsistencias. Las fechas no cuadraban, las firmas parecían falsificadas, y los registros médicos de algunos pacientes eran sospechosamente incompletos. Todo apuntaba a una red de encubrimiento, pero ¿quién estaba detrás? ¿Richard? ¿Alguien más?

La imagen de Aurora volvió a su mente. Recordó cómo lo había mirado cuando le mencionó a su abuelo. Había algo en sus ojos, una mezcla de tristeza y complicidad que no podía ignorar. ¿Estaba implicada o simplemente asustada? ¿Qué sabía ella?

Su teléfono vibró, sacándolo de sus pensamientos. Era un mensaje de Valen: “Cuídate, hermano. Cualquier cosa, estoy a una llamada de distancia.” Álvaro sonrió. Sabía que podía contar con él, pero también sabía que no podía implicar a su amigo más de lo necesario. Esta era su lucha, y tenía que librarla solo.

Decidió escribirle a Aurora. Quizás una conversación más personal podría ayudarlo a entender mejor su posición. Tomó el teléfono y, tras unos segundos de duda, escribió: “Aurora, gracias por todo lo que hiciste por mi abuelo. Me gustaría hablar contigo fuera del trabajo, si te parece bien.”

Envió el mensaje antes de que el miedo lo hiciera arrepentirse. Se sentía vulnerable, pero sabía que era un riesgo necesario. Si quería descubrir la verdad, tenía que acercarse a ella.

La respuesta no tardó en llegar: “Claro, Álvaro. Podemos vernos mañana después de mi turno. Espero que estés bien.”

Un nudo se formó en su estómago. La posibilidad de un encuentro lo emocionaba y lo inquietaba al mismo tiempo. ¿Qué descubriría? ¿Podría confiar en ella?

Apagó la computadora y volvió a la cama, decidido a descansar al menos unas horas. Sabía que el día siguiente sería crucial. Mientras cerraba los ojos, se prometió a sí mismo que no dejaría que las emociones nublaran su juicio. Estaba aquí por su abuelo, y no descansaría hasta descubrir la verdad, sin importar lo que costara.

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