Capítulo
Conversaciones y sospechas . Álvaro cerró la puerta de su pequeño departamento después de un largo turno en el geriátrico . El aire fresco de la noche entraba por una ventana entreabierta , mientras se dejaba caer en el sofá . A pesar del cansancio, su mente seguía activa . Aurora , su abuelo , Richard , la máquina de hielo … Todo lo vivido en el día formaba un rompecabezas que aún no sabía cómo armar . Con un suspiro , sacó su teléfono y marcó el número de Valen . Era una voz que siempre lo ayudaba a aclarar las ideas , incluso en los momentos más oscuros . —Álvaro , qué sorpresa— contestó Valen con tono cálido al otro lado de la línea . —Hola , Valen. ¿Cómo estás ? ¿Cómo está el bebé ? ¿Y Clara ? Hubo un breve silencio antes de que Valen respondiera con una sonrisa que Álvaro casi podía escuchar . —Estamos bien . Clara sigue un poco agotada,no es fácil ser mamá ,cuidarme , pero lo está haciendo increíble con el bebé . Y Mateo … bueno , ya sabes cómo son los primeros meses ahora se hace sentir , pero no llora mucho , es hermoso , es tan hermoso como su madre . Álvaro sonrió . Podía imaginar a Valen sosteniendo al bebé , con esa calma y determinación que siempre había admirado en su amigo . —Me alegra saberlo . Ya tengo que pasarme un día de estos para verlo ,extraño a mi ahijado ,al pequeño Mateo . —Cuando quieras . A Clara también le dará gusto verte , ¿sabes? Se te extraña . Pronto nos vamos del país,ven pronto . —Y yo a ustedes . —Hubo una pausa en la conversación , y Álvaro tomó aire antes de cambiar de tema —. ¿Cómo te estás sintiendo , Valen? De verdad . El tono de Valen cambió ,volviéndose más serio . —Estoy mejor . Pero , para serte sincero , todavía me cuesta andar un poco .Esa herida de bala si que me cambió la vida . Creo que retirarme fue la mejor decisión después de todo lo que pasó , pero. . . Álvaro , hay días en los que no puedo dejar de pensar en cómo ,casi lo pierdo todo ,a Clara ,a mi hijo y a mi vida . Álvaro asintió , aunque su amigo no podía verlo . Sabía exactamente a qué se refería . —Fue duro ,Valen . Pero hiciste lo que tenías que hacer . Aunque, lo peor para ti fue que tuviste que mentirle a Clara, ¿no? — Sin duda . —La voz de Valen se volvió más grave — . Pensaba que la estaba protegiendo , pero ahora sé que el precio de esa mentira fue casi perderla . A veces , Álvaro, es mejor ser honesto, aunque duela . Si amas a alguien , debes confiar en que también podrá manejar la verdad . Las palabras de Valen lo hicieron reflexionar . Era un consejo valioso , pero Álvaro sabía que no siempre era tan sencillo implementarlo . —Lo tendré en cuenta ,Valen . —Cambió de tema , intentando aligerar la conversación —. Bueno , ¿quieres saber , por qué te llamé? —¿Qué pasa ? ¿ Algo grave? —Estoy trabajando INFILTRADO en el geriátrico donde murió mi abuelo . El silencio del otro lado fue palpable . —¿ Infiltrado ? Álvaro , ¿es seguro ? —Por ahora , sí . Pero todo en ese lugar grita que algo no está bien . Richard , uno de los enfermeros , es un tipo extraño , y Aurora … la doctora , ella parece que es diferente . Al parecer sabe que hay algo raro , pero no lo dice abiertamente . —¿ Aurora ? —Sí , ella fue quien cuidó a mi abuelo . Me dijo que él quería presentarme con ella . —Álvaro rió, aunque el comentario lo había dejado pensativo — . Es una mujer … interesante, hermosa y decidida . Me cayó bien . — Cuidado , Álvaro — dijo Valen en tono de advertencia , aunque con una pizca de humor—. Primero averigua si puedes confiar en ella antes de emocionarte . —Lo sé , lo tengo bien claro . No te preocupes . Por ahora, es solo una impresión . La conversación continuó unos minutos más , con Valen insistiendo en que Álvaro se mantuviera alerta . Finalmente , colgaron , y Álvaro quedó solo en su sala , con las luces tenues y el sonido lejano de la ciudad como única compañía . Se levantó , fue hasta la cocina y sacó una cerveza del refrigerador . Mientras bebía , pensó en Aurora . Sus palabras, su forma de moverse por el geriátrico , la manera en que había hablado de su abuelo … Todo en ella le parecía genuino , pero no podía confiar del todo . “Cuando tenga más confianza en ella, le diré la verdad ”, pensó , mientras dejaba la botella vacía sobre la mesa . “Le contaré que soy policía y que estoy aquí para descubrir quiénes son los responsables de tantas muertes . Pero no antes . Necesito estar seguro de que es de fiar ”. Recordó cómo Aurora lo había detenido en la cocina cuando quiso inspeccionar la máquina de hielo . Ella sabe algo y tengo que ganar su confianza para que me cuente . Había algo extraño en ese gesto , como si supiera más de lo que estaba dispuesta a admitir . También recordó la actitud de Richard , su forma de imponerse en el lugar sin tener la preparación adecuada . “Ese tipo no me gusta”, murmuró para sí mismo ,su apariencia despreocupada , sus manos sucias ,me mostraba lo equivocado que estuve con mi abuelo . Apagó las luces del departamento y se dirigió a su habitación. Mientras se acostaba, no pudo evitar pensar en las palabras de Valen. La sinceridad con la persona amada era fundamental, pero Álvaro sabía que las cosas no siempre eran tan simples. Miró el techo, dejando que el cansancio lo venciera lentamente. Su abuelo, Aurora, el caso… Todo eso rondaba en su mente, pero, por ahora, lo único que podía hacer era esperar al siguiente turno y seguir observando. Sabía que estaba caminando por una cuerda floja. Con cada paso, se acercaba más a la verdad, pero también corría el riesgo de caerse. Por su abuelo, estaba dispuesto a hacerlo. Álvaro se giró en la cama, buscando una posición cómoda, pero su mente seguía activa. La conversación con Valen había reavivado viejas inquietudes. Sabía que estaba en un terreno peligroso, y la presencia de Aurora complicaba aún más las cosas. ¿Podría confiar en ella? La duda lo consumía. Se levantó de la cama, incapaz de dormir, y caminó hasta la ventana. Desde allí, observó las luces de la ciudad parpadeando en la distancia. Era una vista familiar, pero aquella noche parecía distinta. Cada luz era un recordatorio de las vidas en juego, de las personas que dependían de él para descubrir la verdad. El sonido del viento nocturno lo envolvió, trayendo consigo recuerdos de su abuelo. Aquel hombre que había sido su roca, su guía, y cuya muerte había desencadenado toda esta investigación. La memoria de su voz, sus risas, lo impulsaba a seguir adelante, a no rendirse hasta encontrar justicia. Decidido, Álvaro se dirigió a su escritorio y encendió su computadora. Si no podía dormir, al menos podría aprovechar el tiempo para revisar nuevamente los documentos del geriátrico. Abrió el archivo que había recopilado con la ayuda de Valen y comenzó a leer. Cada línea parecía revelar más inconsistencias. Las fechas no cuadraban, las firmas parecían falsificadas, y los registros médicos de algunos pacientes eran sospechosamente incompletos. Todo apuntaba a una red de encubrimiento, pero ¿quién estaba detrás? ¿Richard? ¿Alguien más? La imagen de Aurora volvió a su mente. Recordó cómo lo había mirado cuando le mencionó a su abuelo. Había algo en sus ojos, una mezcla de tristeza y complicidad que no podía ignorar. ¿Estaba implicada o simplemente asustada? ¿Qué sabía ella? Su teléfono vibró, sacándolo de sus pensamientos. Era un mensaje de Valen: “Cuídate, hermano. Cualquier cosa, estoy a una llamada de distancia.” Álvaro sonrió. Sabía que podía contar con él, pero también sabía que no podía implicar a su amigo más de lo necesario. Esta era su lucha, y tenía que librarla solo. Decidió escribirle a Aurora. Quizás una conversación más personal podría ayudarlo a entender mejor su posición. Tomó el teléfono y, tras unos segundos de duda, escribió: “Aurora, gracias por todo lo que hiciste por mi abuelo. Me gustaría hablar contigo fuera del trabajo, si te parece bien.” Envió el mensaje antes de que el miedo lo hiciera arrepentirse. Se sentía vulnerable, pero sabía que era un riesgo necesario. Si quería descubrir la verdad, tenía que acercarse a ella. La respuesta no tardó en llegar: “Claro, Álvaro. Podemos vernos mañana después de mi turno. Espero que estés bien.” Un nudo se formó en su estómago. La posibilidad de un encuentro lo emocionaba y lo inquietaba al mismo tiempo. ¿Qué descubriría? ¿Podría confiar en ella? Apagó la computadora y volvió a la cama, decidido a descansar al menos unas horas. Sabía que el día siguiente sería crucial. Mientras cerraba los ojos, se prometió a sí mismo que no dejaría que las emociones nublaran su juicio. Estaba aquí por su abuelo, y no descansaría hasta descubrir la verdad, sin importar lo que costara.Capítulo 5: Siempre en HoraAurora llegó como de costumbre, 10 minutos antes de su hora de entrada. El ambiente en el geriátrico estaba tranquilo, aunque cargado de la rutina diaria que se respiraba en cada rincón. Al entrar al salón principal, sus ojos se encontraron con Álvaro, quien ya estaba en su puesto. La puntualidad y la seriedad del nuevo enfermero no dejaban de sorprenderla. ¿Acaso intentaba destacar desde el principio? Aurora no podía evitar la sensación de que él escondía algo, pero decidió no darle demasiadas vueltas al asunto.–Buenos días –saludó Aurora con una sonrisa.–Buenos días –respondió Álvaro, levantando la mirada de la hoja de registros que revisaba.Aunque todavía no había asumido plenamente las tareas de un enfermero, Álvaro ya había comenzado a colaborar. Durante esa mañana, ayudó a Aurora con unos vendajes y se ofreció a cambiar pañales junto a Eduardo, uno de los auxiliares de enfermería. Álvaro no mostraba reparo en realizar tareas que otros podrían cons
Capítulo: "No me gusta ese hombre"Álvaro y Aurora caminaban por el pasillo del geriátrico, sumergidos en una conversación tranquila. El ambiente, aunque sereno, estaba cargado de una tensión latente. Al llegar a la sala común, se encontraron con varios residentes charlando en susurros, como si compartieran un secreto.El señor Luis, conocido por su carácter franco, alzó la voz al verlos acercarse.—¿Han oído lo de Don Juan? —comentó, mirando a Marta con una expresión grave.Aurora se tensó ligeramente al escuchar el nombre, pero continuó caminando con una compostura que ocultaba su incomodidad. Álvaro, más atento, no pudo evitar interesarse por la conversación.—¿Qué pasó al final con Don Juan? —preguntó Marta, en tono bajo, como si temiera ser oída por alguien más.—Es extraño —dijo Luis, sacudiendo la cabeza—. Estaba mejorando, pero de repente se puso peor. Es como si algo hubiera cambiado de golpe.Aurora mantuvo una expresión neutral, aunque Álvaro notó un leve endurecimiento en
capitulo:En la Sombra del PasadoHabían pasado unos días desde aquella salida con Aurora, una charla cargada de confidencias y miradas que decían más de lo que las palabras podían expresar. La noche había caído nuevamente sobre el geriátrico "Último Amanecer", cubriendo el lugar con un manto de tranquilidad solo aparente. Los pasillos, desiertos y tenuemente iluminados por las lámparas de emergencia, eran testigos de las historias que se tejían en el silencio de la madrugada.Álvaro Méndez, disfrazado bajo su uniforme de enfermero, caminaba con un paso calculado hacia la oficina de gerencia. Las palabras de Aurora y sus propias sospechas formaban un tumulto en su mente. Cada conversación que escuchaba, cada mirada furtiva que captaba, se sumaban a un cuadro cada vez más oscuro y complejo.—Ella siempre está investigando algo aquí. Dice que los dueños ocultan cosas —le había susurrado una de las empleadas el día de su llegada, una frase que se había instalado en su cabeza como una a
Capítulo: La Encrucijada de ÁlvaroLa mañana había llegado con un aire denso y cargado de incertidumbre. Álvaro se dirigía hacia la pequeña cafetería donde se encontraría con Horacio Funes. Su mente era un torbellino de pensamientos y emociones. La conversación que estaba a punto de tener era algo que había estado evitando, pero sabía que era inevitable.Al llegar, Funes ya estaba sentado en una mesa en el rincón, con una expresión que mezclaba preocupación y seriedad. Álvaro se sentó frente a él, y antes de que pudiera hablar, Funes tomó la iniciativa.—Álvaro, sabes que te aprecio como a un hijo, pero lo que estás haciendo es peligroso. No solo para ti, sino para todos los que están involucrados en este caso. —Funes hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Sé que esto es personal para ti, pero precisamente por eso creo que no eres la persona adecuada para continuar con esta investigación.Álvaro frunció el ceño, sintiendo una mezcla de frustración y desafío. Sabía que Fune
Capítulo Confidencias en la NocheÁlvaro revisaba los informes en su pequeño despacho cuando un suave golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Al levantar la vista, vio a Aurora asomándose tímidamente.—¿Puedo entrar? —preguntó en voz baja.—Claro, pasa —respondió, cerrando la carpeta que tenía en las manos.Aurora se sentó frente a él, con una expresión de preocupación en su rostro. Durante unos segundos, se mantuvo en silencio, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.—Álvaro, necesito hablar contigo... —comenzó, bajando la mirada hacia sus manos entrelazadas—. No sé por qué, pero siento que puedo confiar en ti.Álvaro se inclinó un poco hacia adelante, alentándola a continuar.—Es sobre Richard. No me da buena espina. Hay algo en él que no me gusta, y creo que deberías tener cuidado. No es una persona en la que yo confiaría —advirtió, mirándolo a los ojos.Álvaro asintió, tomando nota mental de sus palabras, pero cuidando de no revelar nada de su verdadera identid
capitulo: La libreta de Ana.Álvaro comenzaba a sentirse cada vez más a gusto con Aurora. Su conversación fluía con una naturalidad sorprendente, y poco a poco, ella empezaba a confiar en él. Durante uno de esos momentos de apertura, Aurora mencionó algo que despertó el interés de Álvaro: una libreta que había encontrado entre las pertenencias de Ana Sánchez, una de las residentes fallecidas.—Es una libreta vieja —explicó Aurora, sacándola de su bolso y mostrándosela a Álvaro—. Ana solía anotar todo en ella. Desde que llegó al hogar, registraba detalles del día a día, cosas personales, pero también observaciones sobre el personal y los otros residentes. Lo que me llamó la atención fue que hay dos muertes anotadas aquí, y en ambas menciona que Richard estaba a cargo de las horas de comida y cena.Álvaro tomó la libreta, examinando las páginas amarillentas llenas de la letra meticulosa de Ana. Cada entrada estaba fechada, y las descripciones eran precisas. Las muertes mencionadas, ocu
Capítulo "Un Acuerdo Silencioso" Álvaro y Aurora se reunieron en la pequeña oficina del geriátrico "Último Amanecer", lejos de las miradas curiosas del personal y los residentes. Ambos sabían que cualquier paso en falso podría alertar a quienes estaban detrás de las irregularidades en el lugar. La misión que habían trazado requería discreción absoluta. —Tenemos que ser meticulosos —dijo Aurora, cerrando la puerta detrás de ellos. Sus ojos verdes, profundos y analíticos, reflejaban preocupación, pero también una determinación inquebrantable—. Nadie puede saber que estamos tomando muestras de sangre para enviarlas a otro laboratorio. Álvaro asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. —Las pruebas del laboratorio del geriátrico podrían estar manipuladas. Necesitamos un análisis independiente para confirmar nuestras sospechas sobre el envenenamiento por el agua. Aurora se sentó frente a él, desplegando un plan detallado. —He hablado con un amigo de confianza que trabaja en
Capítulo: "Café con Sorpresas" La luna brillaba alta cuando Álvaro y Aurora salieron de la fiesta. El aire fresco de la noche los envolvía mientras caminaban hacia el auto de Álvaro, ambos inmersos en un silencio cómodo, con sonrisas que reflejaban los pensamientos que se arremolinaban en sus cabezas. La velada había sido mágica, pero algo en el aire indicaba que la noche aún no había terminado. Álvaro abrió la puerta del coche para Aurora, quien se deslizó dentro con gracia. Al tomar asiento, Aurora no pudo evitar recordar las palabras de Clara: "Si sientes algo por él, no tengas miedo de dar el primer paso. La vida es muy corta para no intentar ser feliz." La frase resonaba en su mente, haciéndola morderse el labio inferior con nerviosismo y emoción a partes iguales. El trayecto hacia la casa de Aurora fue breve, pero cargado de tensión. Álvaro mantenía una mano relajada sobre el volante, mientras que su mirada se deslizaba de vez en cuando hacia ella, admirando la forma en que l