No quería llorar frente a Maximiliano, no quiso derrumbarse frente a todas sus palabras, pese a lo mucho que la herían, pero dentro de ella todo se rompía. Cada palabra que él le dijo le pesaba en el pecho. Se había encerrado en la habitación para llorar.Era cierto, su vida había sido perfecta, maravillosa, tan llena de todo lo que deseaba, cargada de sueños, ilusiones y una vida que siempre quiso, junto al hombre que siempre amó.Una infidelidad acabó con toda su calma, con la vida como la conocía y su relación, causándole mucho daño a Víctor y tomando un rumbo del que no podía salirse.Solo acostumbrarse.Y lo había hecho. No tenía cómo cambiar las cosas, jamás podría cambiar esa noche, la traición a Víctor o… el resto de las cosas que habían sucedido, una tras otra.¿Había vivido? No, recién empezaba a soñar, a disfrutar, poder concretar lo que deseaba, el camino a elegir, el sabor de la vida, el valor de los sueños, las metas que quería cumplir.El futuro había parecido tan brilla
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