Fabián se levantó inmediatamente de su asiento al escuchar el nombre de su madre, siendo llamada como testigo. Observó entonces hacia la puerta de entrada del tribunal y la vio ingresar con altivez.Iba reluciente.Parecía haber puesto especial empeño en su atuendo, en ese vestido rojo de diseñador que, de no ser por él, no pudiera ni siquiera costearse, pero aun así había decidido ignorar su solicitud y desafiarlo.Los ojos de Orena se encontraron con los suyos en ese momento y parecían retarlo: atrévete a elegirla por encima de mí.La mujer no había sido la madre más amorosa del mundo, pero al menos recordaba que lo había cuidado con esmero aún por encima de sus frivolidades.Su deseo no era hacerla a un lado. Amaba a su madre, pero esto, sin duda, era algo que debía de decidir al ver que sus palabras anteriores habían caído en saco roto. A Orena no le interesaba convivir con Natalia, ella simplemente la quería fuera, quería que se divorciara. Sin embargo, eso no iba a suceder.Y a
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