119. Por molestar a Camila
119ZairaEl bullicio en el salón era insoportable, y después de una hora de escuchar murmullos y miradas, sentía que mi cabeza iba a explotar. Camila estaba en el centro de todo, y aunque no había gritado, su presencia llenaba la habitación como un grito silencioso. La gente la observaba, las bocas murmuraban, y yo no sabía si estaba completamente harta o si aún me quedaban fuerzas para seguir enfrentando esta situación.Mi madre, al igual que el resto, había notado el cambio en la atmósfera. Su voz, suave y firme, cortó el aire:—Camila, por favor —fue todo lo que dijo. No hizo falta que levantara la voz, porque sabía que el poder de su tono hacía más que las palabras elevadas. Camila, con una rabia contenida, se mordió los labios y bajó la cabeza. No dijo nada más, pero la furia era palpable en cada paso que daba. Se giró con rapidez, y sin dirigir una sola palabra a nadie, salió.Mi mente estaba en un torbellino, y a pesar de que intentaba encontrar calma hablando con Selen
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