114. Revelaciones

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Selena

—¿Qué haces aquí? —pregunté tontamente, sintiendo mi corazón golpear con fuerza contra mi pecho.

Bishop me miró con esa sonrisa de superioridad que tanto me irritaba, como si nada de lo que hiciera pudiera sorprenderlo.

—Vine por ti, por supuesto —respondió con una risita burlona.

El simple tono de su voz me hizo hervir la sangre.

—No voy a ir contigo. Tu abuela pagó mucho dinero para que yo desapareciera, solo estaba contigo por el dinero, y ya acepté al de tu abuela. Vete —dije con firmeza, señalando la puerta.

Pero él ni siquiera se inmutó.

—No me voy sin ti, Selena —dictaminó con total seguridad, pero en sus ojos había dolor.

Apreté los puños.

—¿Dónde están Elías y Eva? —pregunté, refiriéndome a los que me acompañaron hasta aquí.

Bishop arqueó una ceja.

—Ven conmigo y te lo diré —dijo resuelto.

Resoplé con frustración.

—¡Bishop, no voy contigo! Ni siquiera sé cómo sabes que estoy aquí —me quejé.

Él se encogió de hombros como si fuera lo más obvio del mund
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