Tenía en mis manos la prueba de embarazo, no había querido hacerla solo por unas simples náuseas, pero mi madre prácticamente me obligó y no tuve otra opción que obedecerla, el resultado apreció en minutos y mi corazón empezó a latir sin control en mi pecho. No puede ser.Es imposible. Estoy embarazada. No sabía si reír o llorar, si esto hubiese pasado hace seis meses, sin duda estaría dando saltitos de la emoción antes de correr a gritarlo a los cuatro vientos, pero en este momento, mi matrimonio con el gran empresario en la industria de la moda, Ethan Hotchner, estaba pendiendo de un hilo.Después de cumplir los dos años de casados se volvió indiferente, frío, me trataba como si no existiera y son contadas las veces que se digna a tocarme un cabello, así qué, sé perfectamente el día que fue concebido. Aquella noche que llegó de un cóctel, hacía mucho tiempo que no lo veía tan enciendo y cuando terminó, cayó dormido a mi lado en la cama, creí que volvería a ser como antes, pero me
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