Tenía en mis manos la prueba de embarazo, no había querido hacerla solo por unas simples náuseas, pero mi madre prácticamente me obligó y no tuve otra opción que obedecerla, el resultado apreció en minutos y mi corazón empezó a latir sin control en mi pecho.
No puede ser. Es imposible. Estoy embarazada. No sabía si reír o llorar, si esto hubiese pasado hace seis meses, sin duda estaría dando saltitos de la emoción antes de correr a gritarlo a los cuatro vientos, pero en este momento, mi matrimonio con el gran empresario en la industria de la moda, Ethan Hotchner, estaba pendiendo de un hilo. Después de cumplir los dos años de casados se volvió indiferente, frío, me trataba como si no existiera y son contadas las veces que se digna a tocarme un cabello, así qué, sé perfectamente el día que fue concebido. Aquella noche que llegó de un cóctel, hacía mucho tiempo que no lo veía tan enciendo y cuando terminó, cayó dormido a mi lado en la cama, creí que volvería a ser como antes, pero me equivoqué, al día siguiente apenas me saludó. Las lágrimas se me escaparon de los ojos y mi madre no tardó en envolverme en sus brazos. —Ayla, es una excelente noticia, no tienes porque deprimirte, es lo que hacía falta al matrimonio, estoy segura que Ethan cambiará al enterarse que serán padres.—Mi madre se esforzó para darme ánimos, aunque siempre he pensado que un hijo nunca sería la solución para los problemas y dudaba que la criatura que llevo en mi vientre sea el motivo para recuperar mi matrimonio, para recuperar a Ethan. —Nunca he estado de acuerdo con eso, no puedo utilizar a un hijo para que todo sea como antes.—Mi voz salía entrecortada, pero entendible, mi madre me miró como si estuviera diciendo muchas tonterías. Se acercó al armario y sacó mi maleta de viaje, junto con todas mis prendas muy bien arregladas. —Anda, empaca tus cosas que te devuelves en el primer vuelo que salga, vas a ir con tu esposo y le dirás que serán padres, ya verás como todo va a mejorar, ustedes se aman, serán una familia feliz y le darán todo el amor a mi nietecito.— Me encantaría tener el entusiasmo de mi madre, a pesar que no conocía a Ethan en persona, tenía tanta fe en que podía volver a ser el esposo amoroso que fue en un principio. —¿Irme? ¿Ahora? Mi vuelo sale en cuatro días.—Dije sin apartar la vista de mi madre, quién guardaba cada prenda meticulosamente doblada en la maleta. —Te irás en el jet, más cómodo y relajante, así piensas lo que le vas a decir a Ethan cuando llegues. Sigue equipando, le avisaré al piloto que prepare todo para el viaje. —Dejó la última prenda que alcanzó a doblar y salió de la suite con su celular en la mano, dejándome sola, con mi equipaje medio lleno. Sequé mis húmedas mejillas, buscando el lado positivo de la noticia y no tardé en encontrarlo. Toque mi vientre aún plano, como si pudiera sentir la vida que crecía dentro de mí, entonces todo lo malo desapareció, me iba a convertir en madre y lo mejor de todo es que tendré un hijo del hombre que amo. Seré madre. Me repetía una y otra vez en mi cabeza, mientras que con una sonrisa en mi rostro, comencé a empacar mi ropa que traje para mis pequeñas vacaciones y visita de una semana a mi madre en Orlando. Tomé una bocanada de aire cuando llegué a Nueva York, los nervios burbujeaban en mi sistema y mis piernas no podían dejar de temblar. La idea de mi madre resultó ser todo un fracaso, no pude relajarme ni pensar en como le daría la noticia a Ethan, lo único que hice fue acariciar mi vientre y pensar en todo lo negativo. Tomé un taxi que me dejaría en casa, en el camino le marqué a Ethan un par de veces a su celular, quería saber en dónde estaba para llegar de sorpresa, pero la llamada sonaba como si tuviera el teléfono apagado. Vale, no hay problema con ello, lo más probable es qué esté en la empresa en este momento, recién son las dos de la tarde, entonces, planifique todo en mi cabeza. Dejo el equipaje en la casa y salgo disparada hasta la empresa con la prueba de embarazo en una caja de regalo que mi madre consiguió, sí, así de detallista es mi madre, ni a mí se me hubiese ocurrido tal cosa. Mis planes eran cortos, pero precisos y hubiese salido a la perfección, de no ser porque la hermana de Ethan estaba en mi casa, al verme llegar, no tardó en lanzarme una mirada de fastidio, como si no soportara mi presencia o como si sus ojos sufrieran con solo ver mi rostro. —Ya llegó la que no hacía falta. —Puso sus ojos en blanco, y siguió en lo que estaba, probándose la nueva colección que Hotchner Collection iba a lanzar en un mes. Tenía la sala de estar echa un desastre, muchas prendas de ropa tiradas en cualquier lado, mientras que un par de diseñadores de la empresa la asesoraba, creo que olvidaba que estaba en mi casa y ella era la intrusa aquí. ¿Quién le dio permiso de entrar? —Pues, perdón por llegar a MI casa.—Hice énfasis en la palabra mí y me miró con una sonrisa burlona, como si le hiciera gracia lo que le acabo de decir. —¿Su casa? Es la casa de mi hermano y tengo más derecho que usted de estar aquí, ya debería ubicarse, no es usted más que una caza fortunas.—Dijo con tanta prepotencia, que no me faltaban ganas de voltearle la cara de una sola bofetada, aún así, preferí no darle atención y seguir con mis planes. Ni siquiera sabe lo que dice, no es capaz de ver de su nariz hacia afuera. Nunca le caí bien a Emily, la hermana menor de Ethan y mucho menos a su madre, siempre tenían oportunidad hacían hasta lo imposible para humillarme, siempre con el mismo tema, de que una muerta de hambre como yo, nunca tendría lugar al lado de un hombre tan exitoso y nacido en cuna de oro como Ethan. Trataba de no prestarle atención a cada uno de los ataques de las Hotchner, pues prefería evitar conflictos a futuro, tampoco le llegué a contar aquello a Ethan, lo último que quería crear un problema más grande donde pondría a su familia como las malas del cuento, y aunque así es, dudaría en defenderlas a ellas a capa y espada, antes que a mí, solo quedaba tragarme los malos tratos de ambas mujeres y mantener la mayor distancia posible de ellas. Y ahora más que nunca que acabo de enterarme que dentro de mí crece el hijo de Ethan, debo estar tranquila por el bien de ambos. Lo que ellas, ni Ethan sabían, es que yo venía de una familia reconocida, poderosa, e incluso más influyente y millonaria que los Hotchner, pero dejé a mi familia de lado, cuando ambos nos enamoramos en la universidad y decidimos dar el siguiente paso después de la graduación; nos unimos en matrimonio, juramos amarnos y respetarnos hasta que la muerte nos separe. Por supuesto que mi familia nunca estuvo de acuerdo con mi relación con Ethan, tampoco quisieron conocerlo, entonces mi padre me dio a escoger entre casarme con él u ocupar mi puesto en la casa de moda Rossi. Mi madre fue al única que me apoyó, aunque prefirió mantener la distancia porque no quería llevarle la contraria a mi padre. A mí madre la veía dos veces al año, a mi padre no lo he visto desde que me casé. Sequé mis lágrimas al recordar el último día que lo vi, por su rostro no parecía feliz con mi decisión, pues quería que siguiera sus pasos y ser tan importante en el mundo de la moda como él, sin embargo, recuerdo lo último que me dijo. "Vuela, vuela alto, pero no dejes que te corten las alas y si eso llega a pasar, recuerda que te estaré esperando con los brazos abiertos para enmendar tus alas y enseñarte una vez más a esperar el momento adecuado para emprender un largo vuelo". Extraño tanto a mi padre, más en los momentos que Ethan me trata con tanta indiferencia y frialdad, como si ya no sintiera nada por mí, cuando siento que dejó de desearme, cuando apenas me mira antes de dormir, no recordaba la última vez que me dijo que me ama. En esos momentos lo extraño, porque él no permitiría que trataran a su hija de esa manera, él no podía permitir que yo aceptara tan poco, cuando él me lo dio todo.Quince minutos llevaba estacionada a las afueras de Hotchner Collection, cada vez que tomaba valor para entrar de una vez por todas, volvían los pensamientos negativos. ¿Y si no lo quiere? ¿Y si se enoja conmigo? A la mierda todo, no tenía porqué tener miedo, si no lo quiere, le daré amor doble a mi bebé, y si se enoja, que se enoje, ambos somos responsables de este inesperado embarazo, somos una pareja "felizmente" casados, somos adultos maduros y conscientes. Tomé una bocanada de aire y salí de mi auto con la pequeña caja de regalo en mi mano, los nervios estaban a flor de piel, sentía los latidos de mi corazón en mis oídos ¿Cómo que esto puede ser tan complicado? No, la verdadera pregunta es ¿Porqué hago esto tan complicado? Es tan simple llegar a su oficina, saludarlo, entregarle la caja de regalo y esperar su reacción. Espero que sea tan sencillo como eso. Me escabullí entre los trabajadores que iban desesperados y estresados de un lado a otro, la empresa siempre se volví
Lo primero que hice después de calmar mi llanto, fue llamar a mi madre, mis manos temblaban y me sentía tan débil, tan destrozada, que no me sentía en condiciones para manejar, lo único que hice fue estacionarme una cuadra lejos de la empresa Hotchner. —Ayla, querida cuéntame todo, quiero detalles, ¿Cómo lo tomó? ¿Le entregaste la caja como te dije? ¿Cómo salió todo?—Pegué mi frente al volante y solté un suspiro que dolió en mi pecho. No iba a llorar de nuevo, no mientras hablo con mi mamá. Ellos no merecen mis lágrimas. —Me voy a divorciar.—Fue la única respuesta que solté, ignorando todas las preguntas que seguro las hizo con una sonrisa de emoción en su rostro y con mi respuesta se le había esfumado. No se escuchó nada del otro lado de la línea y hubiese pensando que me había colgado la llamada, de no ser porque escuchaba la respiración de mi madre. —Dios, ¿Tan mal estuvo?—Me preguntó mi madre, aunque parecía que era una pregunta para ella misma, pues apenas y le escuché.—Tr
Su mirada dura e indiferente que me dirigió no le duró ni diez segundos, sus ojos me recorrieron completa de pie a cabeza y sus facciones se relajaron cuando nuestros ojos se volvieron a cruzar, soltó un suspiro al parecer cansado y se acercó a mí, no fui capaz de mover ni un músculo, pues no veis intención de recibirme con bombos y platillos, más bien parecía que me iba a reprender, sinceramente, deseaba que lo hiciera, lo merezco por haber abandonado a las únicas personas que me aman y me amarán incondicionalmente, por sobre todas las cosas. Inhale su fragancia cuando estuvo frente a mí, aquel perfume lo recordaba muy bien, gracias a mí usaba esa fragancia, después de botarle su antiguo perfume que lo único que hacía era provocarme náuseas. Su boca se abrió, listo para soltar mi regalo, pero se cerró al mismo tiempo que sus brazos me envolvieron en un abrazo que me devolvió la vida. —Te extrañé mucho, mi pequeña Aylita.—Me dejé llevar por la calidez de su abrazo, lo reconfortante
Dejar de pensar en aquello que me atormentaba, era casi imposible, más ahora con la imagen en mi celular, que por masoquista decidí mira por segunda vez, mientras me decidía por eliminarla o dejarla en mi galería. No hace falta ser adivino o pedir explicaciones para saber que acababan de estar juntos de una manera muy íntima en la cama que alguna vez compartí con el señor. Por más qué me dé ánimos a mí misma, sucumbia ante la decepción y el dolor de ser traicionada por la persona menos esperada. No podía seguir de este modo cada día de mi vida, no podía permitirle a la Sra. Chloe y al Sr. Hotchner que hagan lo que quieran con mi corazón, con mis sentimientos y con mi dignidad. Si ellos decidieron joder todo conmigo para juntarse, bien adelante, que hagan lo que se les cruce por la cabeza, yo me mantendré lo más alejada posible. Una vez que Ethan haya firmado el divorcio, no volverán a saber nada de mí. Decidida y con la frente en alto, eliminé las lágrimas en mis mejillas antes de
Narra Ethan Me resultaba difícil de creer que Ayla estuviera hablando en serio sobre nuestra separación, no tenía a dónde ir ni a dónde acudir, jamás conocí a su familia y tampoco quiso hablarme de ella. Al llegar a casa encontré a mi hermana terminando de probarse la nueva colección, me pregunto si estuvo aquí toda la tarde hasta horas de la noche. —¡Ethan! Déjame decirte que la nueva colección está espectacular, estoy ansiosa porque sea el lanzamiento lo más pronto posible. —Emily hablaba con evidente emoción, tal y como hacía después de probarse todas las prendas de las nuevas colecciones. —¿Ayla está en la habitación?—Ignorando a mi efusiva hermana, pregunté aflojando el nudo de la corbata. Desde que entré por la puerta no he escuchado ni un solo ruido de Ayla, aunque se que está en casa porque su auto está aparcado afuera. —Ella no está.—Respondió mi hermana tajante volviendo con su equipo de vestuario. La miré confundido y en desconcierto total, ¿Cómo no iba a estar en c
Perdí la cuenta de las veces que había marcado el número de Ayla, no perdía la esperanza de que contestará aunque sea una de mis llamadas o uno de los tantos mensajes que le envié desde que llegó ese documento, aunque sé que me había bloqueado después de encontrarme de aquella manera con Chloe en mi oficina. Recuerdo la decepción, el repudio y el desprecio en sus ojos, no era para menos, la había lastimado de la peor manera, odiaba tener que admitirlo, pero le hice pedazos su noble corazón que no hacía más que latir por mí. "Te haré llegar el acta de divorcio". Cuando dijo aquello creí que había sido un arrebato de su parte, creí que la rabia hablaba por ella, cuando la vi en la oficina consideré la idea de contarle aquel secreto con el que Chloe me estaba chantajean desde hace meses, le iba a pedir perdón por haberla defraudado de esa manera, iba acabar con aquello al llegar a casa, pero jamás la creí capaz de pedirme el divorcio, hasta este momento que tenía el documento en mi ma
Narra Ayla No había pegado un ojo en toda la noche, a pesar que el banquete funcionó para alejar un poco mis problemas, no podía evitar seguir pensando en la foto que me envió Chloe, al final se había salido con la suya, pero de cierto modo, me alivia enterarme de ello antes de que fuera demasiado tarde. Ahora debía concentrarme en mi bebé y en mi nuevo, sorpresivo e inesperado puesto como vicepresidente de Rossi, no quería defraudar a mi padre si estaba depositando toda su confianza en mí, solo espero que este cargo no termine quedándome grande. Me levanté cinco minutos después de dar vueltas y vueltas en la cama, hoy debía hacer acto de presencia en la empresa y quería ir presentable. La Ayla descuidada y mal arreglada se había quedado en New York, junto con un matrimonio fallido. Después de darme un relajante baño de espuma, me puse un vestido ejecutivo verde esmeralda y un blazer negro, sencillo pero acordé con la situación. Estaba a punto de terminar de
Todo lo malo se esfumó cuando vi las primeras imágenes de mi bebé, la verdad es que no se distinguía nada, aún era muy diminuto como una semilla, pues apenas tenía cuatro semanas de gestación, pero la emoción de saber que estaba creciendo en mi vientre, que tenía vida dentro de mí, nadie me la iba a quitar, ni porque inventen mil rumores en línea. Ese es mi hijo. —Estoy cien por ciento segura que será una niña y será igual de hermosa que la tía Liah.—Mi amiga daba saltitos sin ocultar la emoción en sus ojos. Ella, es igual que mis padres, no se perdieron ni lo más mínimo en mi primer chequeo, mi madre derramó algunas lágrimas mientras me tomaba de la mano y mi padre, aunque esta con su expresión neutra, sabía que también quería derramar una lágrima de felicidad. A pesar de haber compartido ese momento tan único con las personas que más quiero en el mundo, me hubiese gustado ver la expresión de Ethan al ver a su primogénito, pero esfume aquella idea de mi cabeza tan rápido como lle