Traición

Quince minutos llevaba estacionada a las afueras de Hotchner Collection, cada vez que tomaba valor para entrar de una vez por todas, volvían los pensamientos negativos.

¿Y si no lo quiere?

¿Y si se enoja conmigo?

A la m****a todo, no tenía porqué tener miedo, si no lo quiere, le daré amor doble a mi bebé, y si se enoja, que se enoje, ambos somos responsables de este inesperado embarazo, somos una pareja "felizmente" casados, somos adultos maduros y conscientes.

Tomé una bocanada de aire y salí de mi auto con la pequeña caja de regalo en mi mano, los nervios estaban a flor de piel, sentía los latidos de mi corazón en mis oídos ¿Cómo que esto puede ser tan complicado?

No, la verdadera pregunta es ¿Porqué hago esto tan complicado?

Es tan simple llegar a su oficina, saludarlo, entregarle la caja de regalo y esperar su reacción.

Espero que sea tan sencillo como eso.

Me escabullí entre los trabajadores que iban desesperados y estresados de un lado a otro, la empresa siempre se volvía un verdadero estrés cuando estaban por lanzar una nueva colección.

No tomé el atrevimiento de anunciarme, porque quiero que sea una sorpresa. Entré al elevador cuando estaba a punto de cerrarse y me acomode en una esquina mientras miraba mi celular para que el cabello cubriera mi rostro y las personas a mi lado no me reconocieran.

Puede que parezca tonto, pero sentía que si alguien se daba cuenta que estaba en la empresa, le avisarían a Ethan y la sorpresa se arruinaría.

Pequeños detalles que para mí son importantes.

La única prueba que me faltaba por pasar, era la de su secretaria, aunque corrí con suerte cuando no la encontré en su lugar al llegar al piso de presidencia.

Bueno, ya estoy aquí y no hay marcha atrás.

Apenas puse la mano en el pomo de la puerta y me quedé inmóvil al escuchar el escándalo del otro lado, mi corazón dio un vuelco mientras rogaba que esto fuera un malentendido, que aquellos gemidos fueran producto de mi imaginación y de los nervios que no abandonaban mi ser ni por un mísero segundo.

Estuve a nada de dar media vuelta e irme de ahí, intentando convencerme que no era lo que pasaba por mi cabeza, pero vi a la secretaria de Ethan saliendo del ascensor y entré en pánico.

Abrí la puerta de la oficina de Ethan y entré sin dudar, encontrándome con la peor escena de mi vida.

Tragué en seco, en un intento por desaparecer el nudo que se formó en mi garganta, pero era imposible, no podía creer lo que estaba viendo, ¿Cómo si quiera se me pasó por la mente que podía ser un malentendido? Que estúpida.

Mi esposo estaba con mi mejor amiga.

Las personas en las que más confiaba, después de mis padres, los que conocí hace años en una clase compartida en al universidad, ese par de personas que no merecían ser llamados esposo y mejor amiga.

Ambos me miraron sorprendidos y se cubrieron de inmediato, como si ya no los hubiese visto semidesnudos.

—¿Qué estas haciendo aquí?—Fue lo primero que me preguntó Ethan con su voz gélida y evidentemente enfadado.

¿Qué hago aquí? Esa era buena pregunta y tenía la respuesta más hermosa, al menos para mí, pero después de encontrarlos casi follando en la oficina de Ethan y mientras yo "estaba" de viaje, me hacía la misma pregunta.

¿Qué hacía aquí?

¿Qué hago con un hombre que se volvió tan frío conmigo, al que dejé de interesarle?

¿Que hago mendigando atención  o una caricia de ese hombre por el que dejé todo?

¿Qué hago yo, aguantando todo esto, su indiferencia, las humillaciones de su familia, su infidelidad, su traición?

—Ahora todo tiene sentido.—Dije pensando en el poco interés de su parte hacia mí los últimos meses. Las lágrimas nubablan mi visión, pero no dejé que se me derramará ni una sola.—No esperaba esto de ti, Chloe.

Tomé una bocanada de aire, no iba a armar un escándalo en el piso de presidencia y aunque es lo mínimo que se merecen, mis principios me lo impiden, lo mejor que podía hacer era dejar esto hasta aquí, no le iba a reclamar nada a ninguno de los dos, tampoco quería escuchar las explicaciones, si es que querían excusarse, aunque por la expresión de enojo de Ethan y la casi inexistente sonrisa burlona de mi "amiga", sabia que no iba a recibir ni siquiera una disculpa.

—Señor disculpe, no me di cuenta en qué momento llego la señora Hotchner.—Miré sobre mis hombros a la secretaria que había llegado quién sabe en qué momento y se cubría el rostro para no ver los exhibicionistas sobre el sofá.

Pero claro, no iba a faltar la cómplice de estos dos y por supuesto que se disculpaba por que acaba  de meter la pata y probablemente, el error de dejar que yo siguiera hasta la oficina del señor, le cueste el empleo o tal vez una buena tajada de su sueldo.

—Increíble, todos me veían la cara de estúpida.—Solté una leve risa sin gracia y por inercia escondí la caja de regalo detrás de mi espalda.

Este no era un buen momento para dar la noticia de mi embarazo, tampoco lo creo que sea mañana, ni en una semana, ni en un mes o en un año.

La secretaria agachó la cabeza evidentemente apenada conmigo y se dio media vuelta para abandonar la oficina.

—Ayla, vete a la casa, allá hablaremos.—Dijo mientras se subía el cierre del pantalón, Chloe por su parte, se puso de espaldas para acomodar su vestido.

Vergüenza debería darles.

—No, Ethan, no hablaremos en la casa, ni en ningún otro lugar, vamos a ahorrarnos todo esto, es más que evidente que dejaste de quererme, si es que alguna vez lo hiciste, este matrimonio no tiene sentido, prefieres las caricias de otra antes que la de tu mujer, juraste amarme y respetarme, pero ese juramento te quedó grande. Te dejó libre para que hagas y deshagas.—Me saqué el anillo de matrimonio, aprovechando que ninguno de los dos me veían, así no se daban cuenta d ella caja de regalo que tenía en mi mano,y le dejé el anillo sobre el escritorio. —Te haré llegar el acta de divorcio.

Di media vuelta y salí de la oficina con la sangre hirviendo, con el corazón roto en miles de pedazos y las alas destrozadas, lo único que me mantenía fuerte y con la frente en alto, era mi hijo que crecía en mi vientre, la única persona que se merece que le entregué todo mi amor.

Una rebelde lágrima se escapó de mi ojo y justo cuando estaba por llegar al elevador escuché la voz femenina de aquella mujer que alguna vez llamé mejor amiga, a la que le confié hasta lo más íntimo y terminó siendo más falsa que el hasta que la muerte nos separe de Ethan.

—Chloe, yo...—Levanté mi mano en modo stop, para que no siguiera hablando, no quería escuchar lo que tenía que decirme, en este momento, era desconocida para mí.

—No quiero escucharte, Chloe, no pretendo armar un escándalo en la empresa de Ethan, solo aléjate de mí, Noé eres quién yo creía.—Dije al recordar su expresión cuando los encontré en la oficina, su cara de satisfacción, nunca se me iba a borrar de mi memoria.

—Por eso no eres nadie, créeme que me estás ahorrando mucho con esto, no te extrañes cuando veas en la revistas la gran boda de Ethan Hotchner y Chloe Prentiss, como debió ser desde el principio, gracias por dejarme el camino libre.—La mire con una sonrisa amarga en mi rostro y fue inevitable soltar un suspiro de ¿Alivio? ¿Pena?

Sí, pena por ella, por lo bajo que ha caído por creer que ha ganado mucho con esto, por pensar que esto era una una competencia por ver quién se quedaba Ethan.

Se lo regalo envuelto en papel de regalo y no acepto devoluciones.

—Me da tanta lástima tus pensamientos tan mediocres, crees que has ganado mucho, pero más he ganado yo, al librarme de un par de víboras como ustedes, por que perdiendo también se gana. Muchas felicidades, amiga que lo disfrutes. le regalé una falsa sonrisa de medio lado y su ceja enarcada con fastidio, me dio a entender que esperaba otra reacción de mi parte, que enloqueciera y terminara gritándole a la cara o incluso golpeándola.

Pero no.

Esa no era Ayla Rossi, había algo más doloroso que los golpes y algo que aturdía más que los gritos, las palabras y la indiferencia, y es que se nota que todo aquello que le dije, la desestabilizó, quería joderme, pero la que va a terminar más jodida es ella.

—Pues, yo he ganado millones de dólares, los mismos que tú estás perdiendo.—Dijo aquello como si hubiese sido mi estocada final, como si yo hubiese estado con Ethan por su dinero, cuando en realidad no llegué a tocar ni un centavo.

—Hablamos cuando tu mentalidad no sea tan pobre y vacía. —Le di una última mirada de pie a cabeza y vi de reojo a Ethan, quién salía de su oficina tan tranquilo,  que nadie se daría cuenta que hace unos minutos estaban tirándose a mi ex mejor amiga.

Retomé mi camino hacía el ascensor antes de que se acercara a decirme algo, no quería verlo, me producía tanto asco en este momento, quería vomitar y no estaba segura si era por el embarazo o por el remolino de sentimientos que estoy teniendo en este instante.

No me había dado cuenta de la mirada de algunos curiosos que disfrutaron del pequeño espectáculo y la mayoría me miraban como si hubiese salido de un ring de boxeo sin un rasguño.

Entré al elevador acompañada de algunos trabajadores que conozco, sin embargo, no se atrevieron a saludarme, de hecho, el silencio era tan abrumador que aturdía.

Salí disparada hasta mi auto, ignorando el desastre que aún había recepción, mis manos sostenían con fuerza la caja de regalo, tenía miedo que en cualquier momento resbalara de mis manos, el nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande y me resultó extraño que hubiese hablado con Chloe sin que se me quebrara la voz.

Las lágrimas amenazaban con escapar y no me dejaban ver a la perfección, aún así, llegué el auto e hice lo quise hacer desde que escuché el primer gemido en la oficina de Ethan.

Llorar.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP