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Todos los capítulos de La Exesposa del Alfa: Capítulo 41 - Capítulo 44
44 chapters
CAPÍTULO 41
Elena—Mamá —abracé a Igor y lo apreté en mi pecho. —Elena —insistió Alaric, esperando una respuesta a su pregunta—. Elena, debemos hablar.El ya sabía la verdad, No había duda. Era obvio que Atenea no iba a quedarse callada. —No hay nada que discutir, Alaric.Sentí su presencia acercarse de nuevo, pero antes de que pudiera responder, otro conjunto de pasos se unió a nosotros. Liana llegó, su respiración agitada.—Elena, algo urgente ha sucedido.Junto a ella, un beta de la manada se adelantó.—Hemos recibido esto.Me entregó una flecha con un trapo rojo atado. Conocía bien su significado.—¿Una declaración de guerra?Mi mente se llenó de confusión. ¿Quién se atrevía a esto? —Mi tío se aseguró de forjar alianzas.El beta asintió, aunque su preocupación era palpable.—Al parecer alguien de nuestra manada fue el primero en enviar una advertencia.—Eso no es posible, nunca haría algo como eso y nadie además de mí podría hacer algo como esto. Iré a hablar con el Alfa de esa manada. Nec
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CAPÍTULO 42
ALARICEl aroma de la madera húmeda y el musgo fresco impregnaba el aire mientras cruzábamos el umbral del territorio de los Moon Gray. Caminamos junto al beta que nos guiaba. —Espéranos aquí. —le ordenó Elena, mientras caminamos hacia la entrada principal. —Quiero ver al Alfa —exigió Elena con un tono firme, directo, como siempre.Un beta de los Moon Gray, corpulento y de mirada recelosa, asintió y desapareció entre los árboles para buscarlo. Mientras esperábamos, no podía dejar de observarla. Elena tenía una presencia que superaba cualquier limitación. Era su manera de erguirse, de hablar, de parecer intocable, incluso en territorio enemigo. Ahora estaba más hermosa, no me enamore por su físico, sino por su corazón, su sencillez y nobleza, y ahora que no tomaba el dichoso vino, me daba cuenta del gran daño que le causé.Y lo más importante. Un hijo. Igor, ese cachorro indetenible era mi hijo. Después de unos minutos, el sonido de pasos se acercó. Un hombre alto, de cabello oscu
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CAPÍTULO 43
ELENAEl estudio de mi tío Adriel siempre había sido un lugar sagrado para mí.Este lugar había sido el corazón de la manada, y ahora, como líder, era mío. Pero hoy no me sentía fuerte, ni invencible. Me sentía traicionada.Esperaba a Dante. Mi esposo. La persona en quien más confiaba… hasta que dejó de serlo. Cada segundo que pasaba sin que llegara se sentía como una piedra más en el creciente peso que cargaba en el pecho. Finalmente, escuché el sonido de sus botas contra el suelo del pasillo.—Elena. —Su voz grave llenó el espacio antes de que él lo hiciera.La puerta se cerró detrás de él con un suave clic, y su aroma, una mezcla de cedro y cuero, envolvió el aire. No hubo vacilación en sus pasos; se acercó a mí con determinación y, antes de que pudiera decir nada, sentí sus labios sobre los míos. —Hola amor. —me besó y le correspondí—. Tus ojos. —dijo de pronto al darse cuenta de que no me encontraba con ceguera. Hizo un gesto y supe que su pregunta no tardaría. —¿Dónde está Ig
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CAPÍTULO 44
La conmoción era palpable, como un manto que envolvía a todos los presentes. Selene estaba ahí, de pie frente a nosotros, pero parecía apenas una sombra de la mujer que recordaba. Su cabello, antes brillante, estaba sucio y desordenado, y sus ropas desgarradas colgaban de su cuerpo como si fueran una burla de lo que alguna vez fue. Sus ojos, sin embargo, mantenían una fuerza inquietante, desafiando las miradas incrédulas que se clavaban en ella.Alaric fue el primero en moverse. Su rabia fue un torbellino que lo llevó directo a Selene, tomándola por el cuello con una fuerza que me hizo contener el aliento.—¡Maldita sea, Selene! —su voz era un rugido, cargado de una ira contenida que había estado acumulándose por demasiado tiempo—. ¿Crees que puedes aparecer así, como si nada? ¿Después de haberme manipulado con ese maldito vino hechizado?Selene no hizo el menor esfuerzo por liberarse. Su postura era rígida, pero sus ojos se clavaron en los de Alaric con una calma desconcertante.—No
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