Inicio / Hombre lobo / La Exesposa del Alfa / Capítulo 51 - Capítulo 60
Todos los capítulos de La Exesposa del Alfa: Capítulo 51 - Capítulo 60
75 chapters
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 51—Déjalo ir —le exigí, avanzando un paso. Mi voz salió firme, aunque por dentro me sentía al borde de un abismo.Atenea sonrió. Fue una sonrisa lenta, venenosa, como si disfrutara de mi sufrimiento.—Qué valiente, Elena. —Su tono estaba cargado de burla—. Pero dime, ¿qué crees que puedes hacer contra mí?—Lo que sea necesario. —Mis palabras fueron un latigazo, y por un momento, vi cómo su sonrisa se ensanchaba.Alaric apareció a mi lado, su cuerpo irradiaba calor y furia contenida. —Atenea, suéltalo ahora, o no vivirás para arrepentirte —gruñó.Pero ella no se inmutó. En cambio, rió. Fue un sonido frío y hueco que resonó en la cueva.—¿Matarme? ¿De verdad? —dijo con una calma desconcertante. Bajó la mirada hacia Igor, como si él fuese nada más que un juguete roto—. ¿Sabes, Elena? Este niño es extraordinario. Su sangre es tan poderosa que unas simples gotas bastaron para que pudiera tocarlo. —Levantó la barbilla de Igor con un dedo, como si estuviera inspeccionando una pieza
Leer más
CAPÍTULO 52
ALARIC El dolor era insoportable, un fuego líquido que se extendía desde mi brazo hasta mi pecho, como si la bala de plata aún estuviera alojada en mi carne. Me obligué a no perder el control. No podía permitirme eso, no ahora. Agarré la bala con una garra temblorosa, hundiéndola en la herida mientras gruñía. La extraje con un movimiento rápido, mordiendo los dientes para no gritar. La pequeña esfera de metal cayó al suelo con un ruido sordo, sucia de mi sangre.Ese disparo era mortal para un hombre lobo. Lo sabía. Pero todavía no era mi hora. No mientras Elena e Igor siguieran ahí fuera, enfrentándose a Atenea.—Papá…Esa voz, tan pequeña y cargada de miedo, me hizo girar la cabeza. Allí estaba Igor, en su forma de cachorro, con los ojos enormes y brillantes llenos de lágrimas. Mi corazón, ya destrozado, se rompió un poco más al verlo.—Igor… —mi voz era un gruñido áspero, apenas audible por el rugido del fuego que consumía el bosque—. Escucha, necesito que me lleves con tu mamá.Él
Leer más
CAPÍTULO 53
ALARICLa luna llena iluminaba el cielo como un faro de plata, brillando sobre un territorio que ya no nos pertenecía. Todo lo que habíamos construido, todo lo que éramos, había sido reducido a cenizas y ruinas por la mano de los cazadores. No solo habíamos perdido nuestras tierras, habíamos perdido a Elena, nuestro alfa, nuestra guía… mi amor.El aire estaba impregnado de luto y desesperanza. Podía sentirlo en cada miembro de la manada, en cada paso pesado, en cada mirada que evitaba la mía. Pero mi atención estaba fija en Igor, que dormía profundamente en mis brazos, ajeno al caos que nos rodeaba. Su pequeño cuerpo, cálido y ligero, era mi única razón para seguir respirando.—Prometo que te voy a cuidar, Igor —murmuré, inclinándome ligeramente para que pudiera escucharme incluso en sus sueños—. Te encontraré un hogar seguro. Uno donde no tengas que vivir con miedo.El niño se removió un poco, hundiendo su pequeño rostro en mi pecho, y algo dentro de mí se quebró. Pensar en todo lo q
Leer más
CAPÍTULO 54
El motor del auto ronroneaba bajo mis manos, un sonido constante que llenaba el vacío de mis pensamientos. Mis dedos tamborileaban suavemente contra el volante mientras los rascacielos de la ciudad se alzaban ante mí. La misma ciudad que, décadas atrás, solo había sido un pequeño punto en el mapa. Ahora, era mi hogar. O al menos, lo más cercano que tenía a uno.El semáforo cambió a verde, y aceleré, dejando atrás la rutina matutina de la ciudad. Las calles estaban llenas de humanos caminando apresuradamente, ajenos a la oscuridad que acechaba en los rincones de su mundo. Cazadores, hombres lobo, secretos... Ellos nunca entenderían lo que se escondía bajo la superficie.Giré a la izquierda y, finalmente, el edificio apareció frente a mí. Alto, imponente, con su fachada de cristal reflejando el cielo gris. Mi nombre estaba grabado en letras doradas sobre la entrada principal: Corporación Blackstone. Irónico, considerando que hace años ni siquiera soñaba con pertenecer a este mundo, much
Leer más
CAPÍTULO 55
La puerta de la mansión se abrió con un crujido solemne, y un hombre alto, de cabello gris peinado hacia atrás y un porte autoritario, apareció en el umbral. El patriarca de la familia Argent. Vestía un traje impecable, con un reloj antiguo que asomaba de su bolsillo, un símbolo de riqueza heredada. —Señor Alaric, es un honor tenerlo aquí. Soy Charles Argent. Por favor, pase.Asentí, entrando al vestíbulo. techos altos, candelabros antiguos y paredes adornadas con retratos familiares de generaciones pasadas. Había un aire frío, no por la temperatura, sino por la presencia intangible de algo oculto, algo oscuro.—Gracias por recibirme, señor Argent.—Llámeme Charles, por favor —dijo, caminando junto a mí con una mano extendida hacia la sala principal—. Esta noche es una oportunidad para forjar un nuevo camino, una alianza que, estoy seguro, será beneficiosa para ambas partes.Mientras avanzábamos, un olor me golpeó de repente, cortando mis pensamientos como una navaja. Era débil, ape
Leer más
CAPÍTULO 56
IGOREl rugido del motor del auto se apagó, dejando en su lugar un silencio que sentí ensordecedor. Mi mirada se detuvo en la fachada de la universidad, un edificio imponente de ladrillos antiguos cubiertos de hiedra, como una reliquia de otro tiempo. A mi alrededor, el murmullo de los estudiantes llenaba el aire, risas, pasos, conversaciones al azar que, por primera vez en mi vida, no giraban en torno a lobos, manadas o supervivencia.Era mi primera incursión real en el mundo humano.Cuando abrí la puerta del auto y bajé, sentí de inmediato las miradas clavarse en mí. El vehículo, un sedán negro de lujo, no ayudaba a pasar desapercibido. Las chicas en los grupos cercanos susurraban entre risitas, mientras algunos chicos me miraban con curiosidad, otros con un brillo de envidia apenas disimulado."Un buen comienzo para mantener un perfil bajo, Igor." Me regañé internamente mientras ajustaba la correa de mi mochila y caminaba hacia la entrada principal.Podía sentir los ojos en mi esp
Leer más
CAPÍTULO 57
La ira hervía en mi interior mientras miraba a mi padre con incredulidad. No podía creer lo que estaba escuchando.—¿En serio? ¿Me estás diciendo que simplemente la dejaste escapar? —espeté, cruzándome de brazos, tratando de contener la rabia que me quemaba la garganta.Mi padre ni siquiera se inmutó. Se limitó a darme una mirada severa antes de hablar con esa voz tranquila pero implacable que siempre había utilizado conmigo.—Olvídalo, Esther. Esa loba no importa. Lo que sí importa es que su presencia aquí nos confirma que hay más de ellos en este pueblo. Y eso significa que tenemos trabajo por hacer.—No se trata solo de la loba, papá. Se trata de que tomaste decisiones sin consultarme. Sabes que esto no funciona así. Cualquier cosa que hagamos aquí, cualquier movimiento, lo decidimos juntos, ese desconocido no tenía que estar en la casa —dije con un tono afilado, sin bajar la mirada.Los ojos de mi padre brillaron con una mezcla de paciencia y desconfianza. No le gustaba que lo des
Leer más
CAPÍTULO 58
El rostro de la hija de Charles no salía de mi cabeza. Era como ver un fantasma. El mismo cabello oscuro, la misma sonrisa suave que solo Elena tenía. No era posible, pero ahí estaba, una copia exacta de la mujer que amé y que la muerte me arrebató.Por un momento, sentí un impulso irrefrenable de abrazarla, de confirmar con el tacto lo que mis ojos me decían. Pero sabía que no podía. No debía.Mi mente seguía atrapada en ese torbellino de pensamientos cuando la luz de un auto iluminó de golpe mi parabrisas. Un segundo de distracción bastó para que todo se descontrolara. Giré el volante instintivamente, sintiendo la tracción del auto aferrarse al pavimento con un chirrido ensordecedor. El otro vehículo pasó rozándome, su bocina sonando como una maldición en la noche. Mi respiración estaba agitada, el pulso desbocado. No podía darme el lujo de perder la concentración.Apreté los dedos contra el volante y continué mi camino. No tardé en llegar a casa, y al bajarme, el aire frío de la n
Leer más
CAPÍTULO 59
IGORLlevaba la nariz ensangrentada y el labio partido, pero no me importaba. Había sido una buena pelea. Me pasé la mano por la cara y gruñí cuando mis dedos tocaron el lugar donde Freddie había logrado darme un buen golpe. Maldito idiota.No soportó la idea de que el entrenador me ofreciera la capitanía del equipo. Puse todo de mí en la audición, y a pesar de que él era el actual capitán, yo había demostrado que era mejor. Pero claro, a los hijos de los betas como él no les gusta que los dejen en segundo plano. No se lo tomó bien, y sus amigos tampoco.Me defendí, como siempre lo hacía. Como siempre lo había hecho.Caminé con la mandíbula apretada, en busca de un baño para limpiarme la sangre antes de que alguien más me hiciera preguntas innecesarias. Justo cuando doblé una esquina, choqué contra alguien. Algo—o más bien, alguien—cayó al suelo junto con un montón de libros y papeles esparcidos por todas partes.—¡Mierda! —murmuré, retrocediendo un paso.—¿Puedes ver por dónde camina
Leer más
CAPÍTULO 60
ALARICLa tensión en la habitación era palpable. Dámaso tamborileaba los dedos sobre la mesa con impaciencia, mientras que Dara cruzaba los brazos con el ceño fruncido. Mikhail, por su parte, se mantenía impasible, observando la puerta con frialdad. Yo respiré hondo antes de hablar.—Cuando Charles llegue, quiero que mantengan la calma —dije, asegurándome de que mi tono fuera lo suficientemente firme para que lo tomaran en serio—. No es suficiente acabar con el líder de los cazadores. Si queremos que esta guerra termine, debemos destruir la organización por completo.Dara soltó una risa sarcástica.—¿Y cómo se supone que lo hagamos? ¿Invitándolos a cenar y pidiéndoles amablemente que se retiren?—Dara… —advirtió Mikhail.—Lo que quiero decir es que nos estamos uniendo al enemigo. En ese momento, la puerta se abrió y Charles Argent hizo su entrada. Alto y de porte elegante, caminó con calma hasta la mesa, mostrando una sonrisa educada.—Mis disculpas por la tardanza —dijo mientras se
Leer más
Escanea el código para leer en la APP