129. Obsesión
Los sonidos empiezan a ser más claros cuando comienza a despertarse. La confusión la guía en los primeros segundos, pero luego de una ojeada directa al cuarto, que empieza a aclararse con un par de párpados, Altagracia se levanta de golpe, jadeando en sudor.Horrorizada visualiza todo el cuarto. Es una habitación, adornada en madera, y por un instante cree que ya ha estado aquí. Mira hacia todas partes porque está sola.—¿Bebé? ¡Matías! —es lo primero que exclama, lo primero qué piensa cuando no lo ve a su lado. Aterrada, Altagracia se pone de pie, porque está descalza, y corre hacia la puerta—. ¡¿Dónde estoy?! ¡Déjenme salir! ¡Ayuda!Se gira, tratando de recordar lo que sucedió luego de que le taparan la vista por la capucha en la cabeza: escuchó el llanto de su bebé, y algo parecido al motor de un avión. Sonidos de conversaciones, y ninguno reconoció.Luego de eso una mujer quiso quitarle a Matías de los brazos para mayor comodidad. Desconocida para ella. Recuerda haber dicho “¡No s
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