112. Altagracia Reyes
—No quiero hacer esto —Altagracia se detiene frente al auto. Su padre está preparando todo, y no ha objetado tampoco lo que ha dicho Gerardo. Ninguno pudo decirle algo de esto. Lleva a Matías en sus brazos, y el niño observa por su hombro, jugando con su cabello. Altagracia se da la vuelta, tensa de pies a cabeza—. Gerardo, no quiero hacer esto. No quiero regresar sin ti.—Entiendo tus miedos pero necesitas creer en mí —Gerardo se siente desesperado por besarla hasta que no quede nada de sus labios, hasta que simplemente deje de existir en ellos; de tocar su pelo, como lo está haciendo ahora y por más que reconozca lo sedoso de su cabello, la piel suave de sus mejillas sonrojadas, y esos ojos que lo vuelven loco, no será suficiente. Siempre necesitará más de ella. Está convencido de que si la deja un rato más no la soltará—. Estoy luchando conmigo mismo para no perder las fuerzas. Altagracia, aquí es peligroso. Estaremos lejos sólo unos días, y ésta vez nada nos separará. Viviremos en
Ler mais