—Usted no se preocupe, yo adoro cuidar de Victoria —comentó Elsa, animada. Ella estaba despidiendo a Mónica en la entrada de su departamento, porque iba a tener una cita con su jefe, Rafael Rowling. Al final tuvo que aceptar por tanta insistencia. —Recuerda que debe tomar su medicina a las ocho, queremos que se le quite esa gripe lo antes posible —indicó, sacando la llave. —Por cierto, te queda muy bien la ropa que te escogí —La halagó su niñera, detallando cada parte. Mónica llevaba puesto unos jeans ajustados que resaltaban sus caderas y piernas gruesas. La blusa manga corta tenía un pliegue floreado por la parte del pecho, se veía elegante, y más con el maquillaje. —Y te lo agradezco mucho, Elsa. —¿No consideras sospechoso que tu jefe te pida una cita? —cuestionó, intrigada—. Seguro quiere algo de ti. —Lo mismo que quiero yo de él —rio—. Ya te he dicho que ambos hundiremos a David… Tarde o temprano. —Oh, sí. Pero, ¿y si el amor se interpone en sus caminos? —Alzó una ceja, d
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