Unos días después, Mónica estaba más tranquila en la comodidad de su nuevo hogar. Ya había llorado lo suficiente al ver su rostro en las noticias, la tacharon de criminal. A ella no le importó. Logró hacerse un cambio de look y pintó su cabello a un tono más amarillo, ya no era castaño, solo tenía que esperar a que las aguas se calmaran.Estaba haciendo las compras en el supermercado, cuando chocó su hombro con el de otra persona. Ella alzó el mentón, para darse cuenta de que era un hombre conocido. —Veo que has logrado tu objetivo. Me alegro —Rafael sonrió, con una mano en el bolsillo. ¿Qué hacía él en un supermercado? Si tenía el dinero suficiente para mandar a alguna sirvienta u otra persona. —¿M-me estás siguiendo? —Fue lo primero que pensó Mónica. —Te vi de casualidad entrando aquí —respondió, sin mucho interés—. Y al saber que eres la persona más buscada actualmente, quería proponerte algo. Ella tragó saliva. —¿No me veo diferente? —Si yo pude reconocerte, ¿crees que Dav
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