Declan la recorrió de pies a cabeza, había algo en ella que siempre lo inquieto, odiaba sentirse así, su rostro de niña buena era lo que más odiaba este vampiro, pensando que Kalila sería la perdición de todos, que los hijos de la luna aceptaran a una cazadora entre ellos, era inaceptable, más si esta se podía camuflar como una blanca ovejita, sin pensarlo más, arremetió contra ella, sorprendiéndose al distinguir la débil barrera de Kalila, y es que él era un vampiro, no necesito tomar más empuje, solo la penetro, sin compasión, porque eso se le había enseñado, eso llevaba gravado en su genética de guerrero, a los cazadores no se les tiene piedad, y él no la tendría con Kalila, no había placer en su rostro, solo odio, mientras Kalila solo podía llorar, su boca estaba cerrada, era lo que Declan quería, estaba bajo su poder, y aunque podía sentir como algo en su cabeza le ordenaba dejar de llorar no podía, sus lágrimas cayeron, sin descanso, incluso cuando el vampiro salió de ella, para
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