Declan la recorrió de pies a cabeza, había algo en ella que siempre lo inquieto, odiaba sentirse así, su rostro de niña buena era lo que más odiaba este vampiro, pensando que Kalila sería la perdición de todos, que los hijos de la luna aceptaran a una cazadora entre ellos, era inaceptable, más si esta se podía camuflar como una blanca ovejita, sin pensarlo más, arremetió contra ella, sorprendiéndose al distinguir la débil barrera de Kalila, y es que él era un vampiro, no necesito tomar más empuje, solo la penetro, sin compasión, porque eso se le había enseñado, eso llevaba gravado en su genética de guerrero, a los cazadores no se les tiene piedad, y él no la tendría con Kalila, no había placer en su rostro, solo odio, mientras Kalila solo podía llorar, su boca estaba cerrada, era lo que Declan quería, estaba bajo su poder, y aunque podía sentir como algo en su cabeza le ordenaba dejar de llorar no podía, sus lágrimas cayeron, sin descanso, incluso cuando el vampiro salió de ella, para descargar su semen a un lado.
—Tu turno Tahiel, solo sácala antes de acabar, no querrás que una m*****a como esta lleve a tu hijo. — Kalila vio con terror y suplica al lobo, pero este solo sonrió.
— No sería tan estúpido de dejar preñada a esta bastarda, aun así, me asegurare que tu compañero te rechace, dejare tu cuerpo tan marcado que nadie te querrá. — la joven vio a la luna, suplicante, creyendo más que nunca en ella, que poco a poco se fue ocultando tras las nubes, como si ni ella misma quisiera ver lo que su descendencia estaba haciendo.
Tahiel haciendo uso de su tamaño y fuerza, ato las manos de Kalila a su espalda, con los trozos de la ropa de la joven, ahora no estaba bajo los efectos de la mirada de Declan, pero por más que era dueña de su cuerpo no podía moverse, el lobo tenía una de sus garras sobre su cabeza, y con la otra la obligó a empinar su trasero.
— ¡No lo hagas! ¡por favor Tahiel! ¡ya no!
Podía gritar, podía suplicar, pero Tahiel estaba fuera de sí, el odio que sentía por Kalila era el reflejo de su dolor, ser rechazado lo estaba llevando a la locura, eso era lo que le esperaba al joven, y a cualquier hijo de la luna que fuera rechazado por su compañero destinado, la locura.
Los pechos de Kalila, raspaban contra la hierba, provocando heridas en ellos, mientras Tahiel la penetraba, como el animal que era, aun así, luchaba para no convertirse en lobo al completo, sus garras se enterraban en la cadera de la joven, y en un momento, cumplió su promesa, araño la espalda de Kalila, dejando la marca de sus cinco uñas en ella, tan profundas que la sangre comenzó a deslizarse.
— ¡Detente estúpido! — Declan como siempre era el que lideraba, golpeo a Tahiel, y por un segundo Kalila creyó que al fin se daba cuenta de lo que estaban haciendo, del daño irreparable que habían hecho. — Casi te vienes dentro, idiota. — Tahiel estaba tan fuera de sí que se había olvidado lo que debía hacer, o mejor dicho dónde.
— Tu turno. — le dijo a Ukara, con voz rasposa y es que estaba a mitad de su transformación, su lobo peleaba por salir, quería matar a la que él creía la responsable de perder a su mate.
— Por… favor…ya… no, Ukara… te lo suplico. — Kalila, ya no sentía dolor, no sabía si era la pérdida de sangre, el dolor de su cuerpo o la desesperación, fuera lo que fuera, solo quería dormir, cerrar sus ojos y no abrirlos más.
— Yo… yo no… no me vean así, yo tengo a mi media alma. — dijo como si aquello fuera la mejor de las escusas, y es que el brujo nunca estuvo en contra de Kalila, incluso cuando eran niños, recordaba que estaba enamorado de la pequeña de ojos raros.
— Y yo tengo a mi vida, ambos debemos esperar para marcarlas, porque así lo dictamino Aysel, la gran luna cambiante, ¿no estas cansado de vivir bajo sus reglas? ¿no quieres ser parte del futuro, de nuestro propio pueblo? — Ukara vio el rostro de Kalila, como pidiendo disculpas, y a la joven solo le quedaba fuerzas para negar con su cabeza y dejar caer más lágrimas.
— No me veas… por favor, no lo hagas. — le susurro en su oído, aun sabiendo que sus amigos lo escucharían, Kalila, sin embargo, fijo sus ojos llorosos en él, aun suplicantes, pero Ukara tampoco se detuvo, tres envestidas y se obligó a ver a otro lado, no quería esos ojos tan hermosos viéndolo de esa forma, Kalila tenía heterocromia, un ojo azul como su madre y uno marrón como su padre. Ukara levantó su rostro tratando de que el rostro de Kalila no quedara en su mente y fue cuando la vio.
— Mi media alma. — dijo en un susurro cargado de dolor, y salió de Kalila de inmediato, provocando que los otros dos giraran a ver, lo mismo que él veía.
— ¿Que hicieron?
Jana lo susurro, pero fue lo mismo que hubiera gritado, Ukara comenzó a correr tras ella, su hermosa humana, su media alma, no solo lo vio violar a Kalila, la joven también la consideraba su amiga, no se lo perdonaría, estaba seguro, pero aun así debía intentarlo, pero entonces, Jana salió del bosque, directo a la carretera, que no era muy transitada, pero aun así algunos vehículos siempre circulaban, ya que en el pueblo vivían humanos, esos seres, que no tienen buenos reflejos, como el hombre que en ese momento trataba de detener su camioneta, pero no lo consiguió, la joven solo apareció de la nada, como escapando de algo o alguien.
Ukara había perdido a su frágil humana, porque esta escapaba de él, Jana podría haber vivido si él la marcaba en ese momento, pero con las pocas fuerzas que le quedaban ella lo rechazo, prefería morir a vivir atada a él.
Lo habían arruinado, no solo sus vidas, también la de Kalila.
La lluvia comenzó con pequeñas gotas, pero en menos de tres minutos era un diluvio, como si el mismo cielo llorara, Ukara estaba destrozado, protegiendo con una pequeña burbuja de aire el cuerpo sin vida de su media alma, la había perdido y aun sin marcarla, podía sentir el vacío en su pecho, sabía que era cuestión de tiempo para enloquecer de dolor como le estaba sucediendo a Tahiel.
— Tranquilo muchacho, no todo está perdido, si le pides a Dante él retrocederá el tiempo, además ella es la mejor amiga de Kalila, lo hará gustoso. — Ukara al fin levanto la vista para ver al humano que había atropellado a su compañera, todo el pueblo sabía que Jana era la mejor amiga de Kalila, al decir la verdad, casi todos los humanos trataban bien a la hija de Chloe, claro que aun así eran pocos.
— Dante. — dijo saliendo de su aturdimiento y fue cuando vio a su alrededor, todo el instituto estaba allí, bajo la lluvia, estaban cerca del colegio, no habían perseguido a Kalila muy lejos, solo pensaba molestarla una última vez, nunca creyó que todo se saldría de control.
— ¡¿Dónde está?! — el rugido de Kek hizo que las personas que tenían sangre de lobo cayeran de rodillas, incluido Tahiel que estaba al lado de su amigo brujo, mientras Ukara daba un brinco.
— Alpha, que bueno que fue alertado, necesitamos al rey del tiempo, por favor, vea lo que sucedió, fue un accidente, los chicos estaban correteándose por el bosque, ella solo salió y no tuve tiempo de detenerme. — el humano explicaba lo que él creía había sucedido, pero Kek apenas le dedico una mirada a la joven que estaba tendida en el asfalto.
— Lo siento mucho por Jana y su familia, pero algo sucede, Dante no puede retroceder el tiempo. — Ukara clavo sus ojos en Kek, y el gris en ellos se convirtió en verde, estaba molesto, dolido.
— Se deben al pueblo, ¡son los lideres! ella es mi media alma, exijo… — Kek tomo al brujo del cuello y lo elevo hasta tenerlo frente a él, Declan quiso defenderlo, pero el resultado fue el mismo, el gran Alpha Kek tenía a ambos hombres tomados del cuello, como si fueran dos gatitos recién nacidos, no estaba de humor para reclamo alguno.
— ¿Me dirás a mi lo que debemos hacer como lideres? — fue entonces cuando los lanzó al asfalto, para ver a los demás. — Las reglas que impuso Aysel se deben respetar, y lo saben, nadie debe ser marcado antes de los 21 años, y cuando se encuentra al compañero se debe esperar a que la luna cambiante venga, se pacta un día para ello, y ¡no porque nos incumba si follan o no! Dante no puede retroceder el tiempo cuando hay un reclamo de por medio, son leyes básicas, que ustedes deben saber, ahora, ¿quién es Declan y Tahiel? — tanto el vampiro como el brujo se levantaron con temor, ellos eran jóvenes, ambos altos, casi dos metros, pero ante el Alpha Kek, no eran nada, no era solo un Alpha, él era el hijo de Nisha, rey de los lobos y su padre era Travos, uno de los brujos más poderosos que existe, tenía casi 400 años, había visto muchas más cosas que estos casi adolescentes.
— Nosotros Alpha. — fue Declan quien hablo, ya que Tahiel estaba todavía bajo el poder del Alpha, que reclamaba sometimiento de su raza.
— Entonces son amigos. — dijo en un susurro y ahora si vio con pena el cuerpo de Jana. — Ella era tu media alma… y la amiga de mi Kalila. — los tres jóvenes se tensaron al oír el nombre de la joven, Ukara vio sobre su hombro, solo la lluvia los salvaba de que el Alpha no oliera la sangre de su hija, pero ahora Ukara pensaba ¿qué sucedería luego? cuando la joven contara lo que había sucedido. — Lo siento, deben saber que hicimos todo lo posible, pero no es nuestra culpa. — los jóvenes vieron con confusión al Alpha— ¡Quienes se reclamaron den un paso al frente! — dijo con voz profunda Kek, y dos parejas avanzaron, con el rostro cubierto de vergüenza.
— Lo sentimos Alpha, no teníamos como saber que esto pasaría con Jana. — dijo una de las jóvenes al tiempo que comenzaba a llorar.
— Nosotros sí sabemos qué puede pasar, es por eso por lo que están las leyes y deben cumplirse. — les hablaba como líder, como verdugo, aunque no los mataría, tenía en mente un castigo peor. — Ahora ustedes serán responsables de cargar no solo con la muerte de Jana, también con la del padre de Declan y la madre de Tahiel. — ese era su castigo, cargar con el dolor y la responsabilidad de lo que habían ocasionado, o mejor dicho lo que habían evitado, ya que Dante, el gran brujo rey del tiempo, no podía volver el tiempo atrás, por más que lo deseara.
— ¿Que? — la voz de Declan salió distorsionada por el dolor.
— Fuimos atacados por Vampiros errantes, vampiros que perdieron su compañeras o compañeros, sus padres no sobrevivieron y por más que Dante quiso retroceder el tiempo no pudo, porque algunos rompieron las reglas. — Kek tomo el cuerpo de Jana y comenzó a correr hacia el centro del pueblo, mientras Declan sacaba sus colmillos.
— Detente. — fue Ukara quien evito que fuera sobre los jóvenes que se habían reclamado.
— ¡¿Que dices idiota?!, por su culpa…
— ¡Por la nuestra Declan!... fuimos nosotros quienes les hicimos creer que las leyes de la luna cambiante eran inútiles, ahora todos somos conscientes que no es así, las leyes están para cumplirlas, y las culpas de lo que nos pasa son nuestras… los compañeros se deben aceptar como son y con lo que vienen. — dijo aquello dejando claro el reclamo para Tahiel. — Y no se debe lastimar a alguien sin razón, a no ser que quieras ser castigado por la diosa.
Ukara podía jurar que todo aquello era un castigo por lo que hicieron, él lo sabía, en el fondo él sabía que no estaba bien lo que le hicieron a la joven, sabía que en unas horas o tal vez minutos moriría, y no le importaba, estaba seguro que Kek, Vito o Dante lo matarían, a los tres, en cuanto supieran lo que le habían hecho a Kalila, y estaba bien, lo merecía, fue por eso que lo único que le intereso al brujo en ese momento fue recibir el perdón de la joven, por lo que camino de regreso al lugar donde la habían dejado, pero grande fue su sorpresa al ver que ya no estaba, claro que no.
— Nos mataran. — dijo Declan al darse cuenta de lo que su odio sin razón había provocado.
— Lo harán. — afirmo Ukara, resignado a que ya no viviría más y tampoco le importaba, porque había perdido a su compañera.
La noche paso, y los jóvenes esperaron en el bosque, pero su muerte no llego, inclusive tuvieron el valor de presentarse en el velorio de sus padres y Jana, donde encontraron a los lideres y la luna única, se notaban nerviosos, y Chloe aún peor, pero no demostraban más que pesar, como si no supieran lo que le habían hecho a su única hija.— Ustedes fueron los últimos en estar con Jana. — dijo una voz profunda, era Vito, el vampiro que tenía el poder de traspasar cualquier cosa sólida, como si de un fantasma se tratara.— Sí, estábamos… en el bosque y ella salió corriendo…— la voz de Ukara se volvía aguda de a momentos, recordar el rostro dolido de su media alma le dolía incluso más que su muerte.— No quiero revivir tu dolor, solo busco a mi hija. — explico el vampiro.— ¿Qué? — dijo sorprendido Tahiel.— Desapareció anoche, no fue al baile como nos dijo, nos mintió. — los ojos de Vito se tornaron rojos de furia. — Sabemos que es su amiga.— ¿Cómo? — Declan no quería preguntar ¿Cómo s
Declan fue el primero en regresar a su hogar, aún estaba aturdido por todo lo que había visto, si, había sido testigo del poder de Dante, pero esto no tenía comparación, su padre llevaba muerto casi un día entero, pero al salir del ataúd se veía… como siempre, como si solo hubiera estado durmiendo una siesta.— Papá. — antes de decir una palabra más, el joven vampiro se vio atrapado en medio de una de las paredes de su hogar y los colmillos afilados de su padre.— ¿Cómo pudiste hacerle eso? ¿Qué justifica tu ensañamiento con esa joven? ¡¿Cómo puedes ser mi hijo?! — termino diciendo con desprecio al tiempo que lo liberaba.— Yo… no quise... todo se salió de control, no es como ella te dijo. — fue la primera vez en la vida que Dalton uso su poder con su hijo, no solo lo paralizo, también le mostro sus recuerdos, las memorias de su muerte.Declan vio al vampiro que atravesó el corazón de su padre, y luego de eso… oscuridad, no sentía nada, ni frio, ni calor, no sentía su cuerpo, estaba s
Así fue como un día nuevo llego, Kalila caminaba por el bosque, estaba solo a unos metros de la casa de sus padres, por lo que sabía que estaría a salvo, aunque dudaba que Declan y sus amigos quisieran hacerle algo más, ya la habían destruido por completo, solo les quedaba matarla.— Hola. — la voz suave de Ikigaí la hizo sonreír, casi de manera inconsciente.— Hola. — respondió al tiempo de girarse, para encontrar a ese joven, con cara de niña y cuerpo de alambre, Iki tenía una belleza única, rara, exótica, Kalila había crecido rodeada de hombres musculosos, los únicos cuerpos “normales” eran los de los pocos humanos que habitaban el pueblo que sus padres dirigían, aun así, nunca había visto a nadie como Ikigaí.— No debes vagar sola, es peligroso. — el flacucho barrió el bosque con sus ojos que se tornaron violetas, él veía mucho más allá que Kalila, como también los podía oler, ellos estaban cerca, tanto como para verlos y olerlo.— No creo que puedan hacerme más daño, además estoy
— Basta, ¿qué van a hacer? — dijo Kalila casi sin aire.— Hazte a un lado Lila. — pidió Yunuen y los truenos aparecieron en el cielo.— ¡No le órdenes a mi destino! — el cabello de Ikigaí brillaba como llamas azules al tiempo que se elevaba como lanzas dispuesto a atacar a la más mínima provocación.— Basta, detengan esto, no pueden lastimarse, ¡no lo hagan! — Kalila estaba tan nerviosa que su instinto de cazadora se activó, vio el punto débil de Yunuen, y no lo podía creer, ella era hija de la diosa luna, no debería tener punto débil, pero lo tenía y ella lo veía, giro tratando de olvidar eso, pero entonces vio el punto débil de Ikigaí, y solo se dejó caer al suelo, de rodillas cubriendo sus ojos, no debía seguir viendo, no debía saber cómo matar a quienes amaba.—¡Kalila! — gritaron ambos y ella solo apretó su cabeza con ambas manos.— Retrocedan, aléjense, ¡no lo puedo controlar! lo vi, ya lo vi. — el olor a pimienta era demasiado fuerte, Anuk se transformó en lobo y Kek su nieto s
Aysel sabía que la felicidad de saber que un nuevo integrante estaba en camino terminaría de un momento a otro, como un eclipse llega a su final, dejando al descubierto la brillante luz del sol, o la pálida cara de la luna.— Puedo engañar sus mentes, al menos por un tiempo. — informo Yunen, tomando el cuerpo de Aysel y el peli azul sonrió.— Yo me encargare de ellos. — los tres condenados se pusieron en guardia, la voz del mitad hada mitad elfo no presagiaba nada bueno.— Si de mi dependiera… — Yunen apretó de tal forma sus labios que solo una línea fina quedo a la vista, dejando en claro lo molesta que estaba.— Lo se suprema, pero esto está más allá de nosotros. — reconoció con pesar Ikigaí, porque de todo ser viviente, él era quien más sabía lo que el destino les deparaba, los secretos que cada ser guardaba y que pronto saldrían a la luz. — Por ahora, me llevare a estos tres. — y dicho aquello el cabello azul de Ikigaí brillo una vez más, ahora para envolver a los tres se
A Declan y a sus amigos les bastaron solo unos minutos en comprender que no era tarea fácil lo que les esperaba, Ikigaí no se parecía a nada de lo que ellos conocían o así sea pudieran imaginar, pero también descubrieron otra cosa, sus corazones, eso que solo ellos e Ikigaí podían escuchar sin problema alguno, se habían acompasado al de Kalila, quien casi ni los veía, no solo porque les tenía cierto repelús, sino porque estaba maravillada viendo lo que Ikigaí podía hacer y ahora tendrían mucho más que investigar, no solo era descubrir que era una quimera, también era saber porque Kalila los afectaba de esa forma.— ¿Te gusta así mi hermoso lago de vida? — indago el peli azul, no había despegado los ojos de Kalila, mientras su cabello arremolinaba de un lado al otro, cortando árboles y convirtiendo su madera en una edificación que más se asemejaba a un santuario enorme, que a una cabaña.— Es maravilloso, es aún más grande que mi hogar. — rebatió embelesada, sin percatarse que algo pas
Lo escucho y no lo creo, ¿Cómo puede ser que un ser tan mágico y hermoso se sienta inseguro? Pero cualquier pensamiento razonable se esfuma de mi mente con el solo hecho de escuchar el nombre de Nuriel, incluso yo soy consciente del aroma a pimienta que libera mi cuerpo, y mi piel se eriza por completo, como si estuviera en llamas.— Por el amor al sol, mi amor. — Ikigaí gime y me ve con dolor, y creo que es el hecho de que sabe que los idiotas que están cerca mío pueden lastimarme al olfatear el aroma que predomina en mí, el que es característico de los cazadores, por lo que casi corro a los brazos de Iki. — Hueles delicioso. — gime llevando su nariz a mi cuello, bien, acabo de cometer un grave error, no era miedo de que Declan y sus amigos me hicieran algo, Ikigaí esta excitado, por un segundo olvide que mi aroma lo atrae, le encanta y lo enloquece, puedo sentir su dureza y no concuerda con el tamaño del cuerpo que tiene mi peli azul.— Iki. — susurro al sentir su piel calentarse, e
— ¿Van a tener un orfanato? — inquiere con molestia Declan, tocando una de las cunas con desprecio.— Hey, no la toques. — mi queja sale sin razón, qué más da que toque una de las cinco cunas que hay aquí.— Mi lago de vida tiene razón, no toquen los lechos de nuestros hijos. — soy humana, y gracias a mi madre he tenido acceso a muchas cosas, como, por ejemplo, películas, y en este momento juro que debo parecer la niña del exorcista, pues casi rompo mi cuello para ver con asombro a Ikigaí.— Hijos… nuestros hijos… — digo aturdida girando con violencia mi rostro nuevamente a las cunas. — Cinco… ¿no sería mejor una cuna y luego cuando nazca otro reutilizamos esa cuna? — pregunto con la garganta seca, cinco niños son muchos, mi madre apenas pudo conmigo y eso que tengo tres padres.— Nacerán a la vez, pero eso no importa por el momento. — informa Ikigaí, y no soy la única que lo ve, aunque si soy la única que esta con la boca abierta, los demás lo ven como si acabara de matar a alguien