9 Sentencia.

— Basta, ¿qué van a hacer? — dijo Kalila casi sin aire.

— Hazte a un lado Lila. — pidió Yunuen y los truenos aparecieron en el cielo.

— ¡No le órdenes a mi destino! — el cabello de Ikigaí brillaba como llamas azules al tiempo que se elevaba como lanzas dispuesto a atacar a la más mínima provocación.

— Basta, detengan esto, no pueden lastimarse, ¡no lo hagan! — Kalila estaba tan nerviosa que su instinto de cazadora se activó, vio el punto débil de Yunuen, y no lo podía creer, ella era hija de la diosa luna, no debería tener punto débil, pero lo tenía y ella lo veía, giro tratando de olvidar eso, pero entonces vio el punto débil de Ikigaí, y solo se dejó caer al suelo, de rodillas cubriendo sus ojos, no debía seguir viendo, no debía saber cómo matar a quienes amaba.

—¡Kalila! — gritaron ambos y ella solo apretó su cabeza con ambas manos.

— Retrocedan, aléjense, ¡no lo puedo controlar! lo vi, ya lo vi. — el olor a pimienta era demasiado fuerte, Anuk se transformó en lobo y Kek su nieto s
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