El cazador tenía todo organizado, había encontrado un hechizo con el cual bloquear las premoniciones de Kek, y lo uso sin pensarlo, dejo al lobo bajo un conjuro que no le permitiría ver el futuro de su hija, ni a corto o largo plazo, podían atacar el pueblo cuando ellos quisieran, sin embargo, esas cuatro palabras de su hija, lo desarmaron por completo, Kalila había dado en el punto débil del cazador, ella misma y su amor, Asher hizo retroceder a su gente y la niña vio con asombro cuantas personas había a su alrededor escondidos entre los árboles, si ella no hubiera encontrado a su padre ese día… muchos hubieran muerto.
— ¡Kalila! — Vito fue el primero en llegar a su lado y tomarla en sus brazos, seguido del lobo de Kek, quien había derribado dos árboles en su camino, mientras Dante, se materializaba a su lado gracias a un rayo, su elemento, aun preguntándose, ¿Por qué no había podido retroceder el tiempo? si nadie había sido reclamado, ese era otro poder del brujo a quien lo conocían como el rey del tiempo. Lo que el brujo no sabía, era que Kalila con un par de palabras había reclamado el corazón de Asher.
— Vito. — dijo en un susurro la niña y el vampiro casi se muere de dolor, porque su pequeña habichuela lo llamo por su nombre y no le dijera papá, como siempre.
— Mi habichuela, ¿Qué te duele? ¿Qué te hice? — pregunto sin demora, pues el brillo en los ojos de su habichuela le dejaban claro que estaba dolida con el vampiro.
— ¿Ya no me quieres más? ¿Por eso me viste de esa forma en el parque? — a cada palabra que Kalila decía el nudo en su pequeña garganta se hacía más grande.
— No digas eso Kalila, por la diosa, jamás dejare de quererte, eres mi pequeña habichuela. — un gruñido se oyó acompañado de la mirada enojada de Dante. — Nuestra habichuela. — se retractó de inmediato el vampiro, pues ya estaba en un problema grande con su niña, como para sumar el enojo de sus primos.
— Entonces ¿por qué me viste de esa forma? te juro por la diosa luna que no quise lastimar a Declan por diversión, no soy una cazadora mala, solo estábamos jugando. — Kalila lloraba a mares, no era un berrinche, era pena y dolor, porque en el fondo sabía que por su culpa ese vampiro que a sus ojos era hermoso estaba herido.
— Mi hermosa Kalila, la más querida del mundo, perdón por verte de esa forma, no estaba enojado contigo, estaba furioso con Kek por no haber visto algo tan grave como que tu estabas en peligro, si ese mocoso te hubiera lastimado yo mismo lo hubiera matado, y a su familia y a…
— Tranquilo Vito, ya entendimos. — Dante toco el hombro de su primo al ver la cara de pánico de Kalila.
— Declan no quiso lastimarme papá Vito, en verdad, solo estábamos jugando y… — por alguna razón Kalila no quería decir que su poder de cazador había despertado, podría ser el instinto de supervivencia o miedo, fuera lo que fuera no lo diría, tampoco que había visto a su padre Asher. — Solo paso. — terminó diciendo y se sorprendió que ninguno de sus papás pudiera oler que mentía, aunque no tenía como saber que Asher estaba escondido aun en la copa de un árbol, dejando un poco de su don en su hija, el poder del engaño, esa era la habilidad de Asher y ahora se la cedía a su hija, para marcharse ya que había visto de primera mano cómo esos tres hombres amaban y cuidaban a su Kiriko, aunque eso no quería decir que no regresaría por ella en unos años.
El tiempo continúo pasando y Kalila cada día los sorprendía más.
— ¡Papá Vito llego! — grito la pelinegra de 10 años, asombrando a Chloe de que la pequeña pudiera oler a sus padres tan bien como lo haría un hombre lobo, Aysel, quien los visitaba una vez al año en época de reclamos, le había dicho que podía ser el poder que poseía la joven, aunque Kalila ya había comprendido muy bien cuál era su poder, y ese no era su buena memoria, ni su super olfato, o la habilidad que tenía para engañar a sus padres, solo a ellos, ya que Chloe si se daba cuenta cuando mentía, Kalila estaba convencida que su poder era ver el punto débil de todo ser, más aún cuando se enojaba, por lo que comenzó a reprimir cada vez más su enojo, solo comenzó a aceptar todo lo que los demás le hacían, bueno o malo.
— Hola pequeña habichuela.
— No soy una habichuela, ya soy grande. — se quejó la joven a la cual sus compañeros de colegio molestaban cada vez que Vito la llamaba de ese modo.
— Nada de eso Kalila, tú eres una niña, una muy pequeña, la más querida de este hogar y no nos puedes dejar. — el nerviosismo de Dante tenía una razón, cada día que Kalila crecía, era un día menos que ellos estarían con la pequeña.
— Dante, sabes que hay cosas que no se pueden evitar. — lo regaño Chloe.
Y así fue, las cosas no se podían evitar tampoco aplazar por más tiempo, Aysel había dictaminado días para hacer reclamos, pero también que estos debían hacerse a los 21 años, y todo para que sus descendientes estuvieran más tiempo con Kalila, pero Nuriel no era hijo de la luna, él era el primogénito del dios sol y fue por ello por lo que un día llego.
Kalila se había escapado del instituto, no era grato que todos se taparan la nariz cuando ella pasaba por su lado, pero no lo podía controlar, desde que su primer periodo irrumpió en su vida, su aroma estaba fuera de control y por más que deseaba ocultarlo, no podía. Fue por eso que dos semanas después de que su periodo terminará y el olor a pimienta incremento cuando estaba por llegar al colegio tanto que incluso ella lo olía, opto por perder la tarde en uno de los tantos claros que habían a mitad de camino de su hogar y el instituto, estaba recostada sobre la hierba, con una mano extendida tapando el sol, pero aun así disfrutando del color rojo que se traslucía en su mano gracias a su piel blanca y producto de la sangre que circulaba por esa extremidad, sin percatarse que un hombre con piel oliva, de cabello rojo y largo la observaba, con suma atención.
— Una joven tan hermosa no debería estar sola. — su voz era profunda, provocando que el corazón de Kalila quien tenía 16 años se acelerara, pero no por miedo.
— Soy una cazadora, yo que tu sigo mi camino, nadie se atreve a molestarme. — sabía que no era nadie del pueblo, ya que todos se alejaban de ella por apestar, o en su defecto la molestaban, pero ninguno de los que la atormentaban poseían semejante voz, por lo que opto por asustar a quien sea que quisiera interrumpir su tranquilidad.
— Eso está muy pero muy bien, que nadie se atreva a molestar a mi destino. — Kalila salto como resorte, quedando sentada dándole la espalda a quien le estaba hablando, solo podía ver la gran sombra de ese hombre, algo que no le cuadraba, ya que casi era medio día.
— ¿Tu destino? — sus padres habían optado por decirle que un día alguien llegaría a reclamarla, un hombre, que ya tenía un destinado, pero nunca dijeron de quien se trataba, no era seguro que alguien supiera que el destino de Kalila era el primogénito del dios sol, un Fénix, el único que existía.
— Mírame mi fuego eterno, mi destino no es una cobarde, ponte de pie y ve a tu compañero. — la furia creció en la joven, si bien era frecuente que algunos idiotas la molestaran, sus padres la trataban con amor, cariño y devoción, como si fuera lo más importante del mundo, cumpliendo cada capricho de la joven y ahora estaba su “compañero” ordenándole como debía comportarse, el olor a pimienta se hizo más fuerte, casi enloqueciendo a Nuriel.
— Escúchame pedazo de nada, que sea la última vez que me dices como puedo comportarme, soy la habichuela de Vito, la cachorra de Kek, la hija de Dante y la primogénita de la luna única Chloe, y tu… intento de destino no me vendrás a… — las palabras se le aferraron a la garganta, cuando al fin se puso de pie y se dio vuelta para enfrentar a su compañero, un gigante de más de dos metros, lleno de músculos, con un bronceado perfecto, ojos que parecían brazas, cabello que se asemejaban a las llamas. — M****a creo que… — las mejillas de la joven enrojecieron, tanto como el cabello de Nuriel, quien aspiro fuerte y sonrió de medio lado.
— Te mojaste solo por verme. — terminó diciendo y Kalila quería golpearlo.
— Y a ti se te puso dura de solo verme. — rebatió igual de altanera al ver como sobresalía la erección de Nuriel, levantando una tienda de acampar perfecta en el pantalón que llevaba.
— Y no sabes cuan dura esta. — ronroneo el mayor.
Nuriel no pensaba sonrojarse, mucho menos apenarse, solo podía desearla, su aroma era fuerte, lo estaba llamando, estaba ovulando, ya era una mujer lista para ser tomada, de un gran paso ya estaba frente a ella, sus grandes manos se aferraron a su cadera y la levanto provocando que Kalila se aferrara a sus gruesos antebrazos, sintiendo la corriente recorrerla por completo.
— Mi querida Kalila, tu fénix está aquí.
Fue todo lo que Nuriel dijo antes de tomar sus labios, su primer beso, ella estaba dando su primer beso, pero sentía que eso no era suficiente, quería más, estaba ardiendo y de pronto se dio cuenta que una esfera de fuego los rodeaba, estaba dispuesta a arder con su fénix, pero entonces un rayo los separo, arrojando a Kalila a los fríos brazos de Vito, mientras que el gran lobo de Kek lanzaba mordidas tratando de llegar al cuello de Nuriel.
— Basta, ¡no! Papá déjalo, por favor. — Kek ignoraba a todo el mundo cuando su lobo atacaba, solo su luna podía controlarlo, pero ese día descubrieron que ni siquiera su lobo podía resistir a las lágrimas de su cachorra, Kek gimoteo y troto hasta llegar a su niña, que ya no era tan niña.
— ¿Cómo te atreves a interferir entre mi destino y yo? ¡Hoy morirás Alpha! — el fuego cubría al completo el cuerpo del fénix, pero no pudo dar ni un paso, cuando Chloe llego al lugar.
— Detente Nuriel, esto lo soluciono yo. — la voz furiosa de Chloe hizo que el gran Fénix volviera a ser humano, o casi.
— Humana, que tus compañeros…
— ¡Que te calles Fénix! Porque tú también estas rompiendo tu palabra. — Kalila estaba pálida, su madre nunca había lucido tan enojada.
— Pero…
— Te pedí 21 años, y recién van 16, ¿crees que no sé qué del momento que la reclames la perderé? Y no, no te estoy culpando, es el destino, ella te pertenecerá y tú a ella, pero ¿y nosotros? — los ojos de Chloe estaban rojos, sus lágrimas caían y su hija se liberó de Vito para correr a su lado y abrazarla.
— Yo no te dejare mamá. — dijo con voz rota, ya que también estaba llorando.
— Lo harás mi pequeña Kalila, sé que vendrás a vernos, pero ya no vivirás con nosotros, ya nada será lo mismo, y sé que eso es lo correcto, no queremos separarte de Nuriel… ¿verdad? — pregunto de forma amenazante a sus compañeros y estos solo se vieron los pies. — ¡¿verdad que no los separaremos?! — pregunto ahora sin lágrimas, pero si con una mirada asesina.
— Claro que no mi luna. — se apresuró a decir Kek, quien había regresado a su forma humana.
— Jamás haríamos tal cosa mi vida. — Vito le sonreía como un niño bueno.
— No podríamos hacerlo, aunque quisiéramos. —murmuró lo último Dante, pero Chloe lo escucho.
— Oh mi brujo, estas en un gran problema. — el peli blanco trago grueso, pero ya no dijo nada, su luna tenía una forma muy peculiar de castigarlos.
— Solo te pedí 21 años Nuriel. — el fénix suspiro derrotado, aún no había fijado sus ojos en los de Kalila, solo había visto su figura, sus pequeñas manos, sus grandes curvas, por lo que aun podía marcharse.
— Tratare de regresar en 5 años, pero no te prometo mucho, su aroma me llama, será mejor que la cuiden, que no esté sola, ya saben que, si algo le sucede, acabaré con todos y cuando digo todos, no es solo esté pueblo.
El corazón de Chloe se aceleró con miedo, ella aun recordaba lo que Yunuen había visto del futuro de su hija, ella acabaría con todos los hijos de la luna, pero ¿sería realmente ella o su compañero por que algo le sucediera a Kalila?
— Regresare por ti amor, por ahora, ve el sol y piensa en mí. — Kalila lo vio convertirse en fénix y suspiro, se veía tan imponente, tan único y era de ella.
— Estas en un gran problema. — las palabras de su madre la hicieron temblar, pero se relajó cuando vio que estaba viendo a Dante. — Y tu jovencita…
— No fue mi culpa, solo paso, él apareció y yo lo vi y es tan grande y luego nos besamos… — Kalila dejo salir un suspiro y sus padres hicieron una mueca, solo entonces se dio cuenta que estaba oliendo a pimienta otra vez.
— Será mejor que le pida a Novalie que te haga una pulsera para cubrir tu aroma, sería una pena que la próxima vez ponga a prueba la capacidad de tu Fénix con el poder de mi chancla. — Kalila sonrió a la complicidad que su madre le brindaba y así regresaron a casa.
Kalila la nombro su madre, la más querida, ese fue el nombre que la luna única Chloe escogió para su primogénita, un nombre que para toda la familia era ideal para la niña, pero que con el tiempo perdería sentido para su portadora.Kalila salió de su casa, como cada día, con una sonrisa, aunque sus padres estaban preocupados, hacia dos días que la joven había cumplido 18 años y no quiso festejarlo, siempre viajaban a las tierras de la luna cambiante Aysel, donde Kalila se divertía con la familia de sus tres padres, pero ese año no tenía ganas de hacerlo, pero la felicidad que no sintió para su cumpleaños, la sentía ahora, lo que casi no la dejo dormir en toda la noche, era el hecho de que era su último día de instituto, el último día de su infierno personal, al fin se iría de vacaciones a las tierras de la luna cambiante, Aysel, y luego a la universidad, en otro pueblo, uno donde no sabían de la existencia de los seres sobre naturales, Kalila al fin estaría solo con humanos, le dolerí
Declan la recorrió de pies a cabeza, había algo en ella que siempre lo inquieto, odiaba sentirse así, su rostro de niña buena era lo que más odiaba este vampiro, pensando que Kalila sería la perdición de todos, que los hijos de la luna aceptaran a una cazadora entre ellos, era inaceptable, más si esta se podía camuflar como una blanca ovejita, sin pensarlo más, arremetió contra ella, sorprendiéndose al distinguir la débil barrera de Kalila, y es que él era un vampiro, no necesito tomar más empuje, solo la penetro, sin compasión, porque eso se le había enseñado, eso llevaba gravado en su genética de guerrero, a los cazadores no se les tiene piedad, y él no la tendría con Kalila, no había placer en su rostro, solo odio, mientras Kalila solo podía llorar, su boca estaba cerrada, era lo que Declan quería, estaba bajo su poder, y aunque podía sentir como algo en su cabeza le ordenaba dejar de llorar no podía, sus lágrimas cayeron, sin descanso, incluso cuando el vampiro salió de ella, para
La noche paso, y los jóvenes esperaron en el bosque, pero su muerte no llego, inclusive tuvieron el valor de presentarse en el velorio de sus padres y Jana, donde encontraron a los lideres y la luna única, se notaban nerviosos, y Chloe aún peor, pero no demostraban más que pesar, como si no supieran lo que le habían hecho a su única hija.— Ustedes fueron los últimos en estar con Jana. — dijo una voz profunda, era Vito, el vampiro que tenía el poder de traspasar cualquier cosa sólida, como si de un fantasma se tratara.— Sí, estábamos… en el bosque y ella salió corriendo…— la voz de Ukara se volvía aguda de a momentos, recordar el rostro dolido de su media alma le dolía incluso más que su muerte.— No quiero revivir tu dolor, solo busco a mi hija. — explico el vampiro.— ¿Qué? — dijo sorprendido Tahiel.— Desapareció anoche, no fue al baile como nos dijo, nos mintió. — los ojos de Vito se tornaron rojos de furia. — Sabemos que es su amiga.— ¿Cómo? — Declan no quería preguntar ¿Cómo s
Declan fue el primero en regresar a su hogar, aún estaba aturdido por todo lo que había visto, si, había sido testigo del poder de Dante, pero esto no tenía comparación, su padre llevaba muerto casi un día entero, pero al salir del ataúd se veía… como siempre, como si solo hubiera estado durmiendo una siesta.— Papá. — antes de decir una palabra más, el joven vampiro se vio atrapado en medio de una de las paredes de su hogar y los colmillos afilados de su padre.— ¿Cómo pudiste hacerle eso? ¿Qué justifica tu ensañamiento con esa joven? ¡¿Cómo puedes ser mi hijo?! — termino diciendo con desprecio al tiempo que lo liberaba.— Yo… no quise... todo se salió de control, no es como ella te dijo. — fue la primera vez en la vida que Dalton uso su poder con su hijo, no solo lo paralizo, también le mostro sus recuerdos, las memorias de su muerte.Declan vio al vampiro que atravesó el corazón de su padre, y luego de eso… oscuridad, no sentía nada, ni frio, ni calor, no sentía su cuerpo, estaba s
Así fue como un día nuevo llego, Kalila caminaba por el bosque, estaba solo a unos metros de la casa de sus padres, por lo que sabía que estaría a salvo, aunque dudaba que Declan y sus amigos quisieran hacerle algo más, ya la habían destruido por completo, solo les quedaba matarla.— Hola. — la voz suave de Ikigaí la hizo sonreír, casi de manera inconsciente.— Hola. — respondió al tiempo de girarse, para encontrar a ese joven, con cara de niña y cuerpo de alambre, Iki tenía una belleza única, rara, exótica, Kalila había crecido rodeada de hombres musculosos, los únicos cuerpos “normales” eran los de los pocos humanos que habitaban el pueblo que sus padres dirigían, aun así, nunca había visto a nadie como Ikigaí.— No debes vagar sola, es peligroso. — el flacucho barrió el bosque con sus ojos que se tornaron violetas, él veía mucho más allá que Kalila, como también los podía oler, ellos estaban cerca, tanto como para verlos y olerlo.— No creo que puedan hacerme más daño, además estoy
— Basta, ¿qué van a hacer? — dijo Kalila casi sin aire.— Hazte a un lado Lila. — pidió Yunuen y los truenos aparecieron en el cielo.— ¡No le órdenes a mi destino! — el cabello de Ikigaí brillaba como llamas azules al tiempo que se elevaba como lanzas dispuesto a atacar a la más mínima provocación.— Basta, detengan esto, no pueden lastimarse, ¡no lo hagan! — Kalila estaba tan nerviosa que su instinto de cazadora se activó, vio el punto débil de Yunuen, y no lo podía creer, ella era hija de la diosa luna, no debería tener punto débil, pero lo tenía y ella lo veía, giro tratando de olvidar eso, pero entonces vio el punto débil de Ikigaí, y solo se dejó caer al suelo, de rodillas cubriendo sus ojos, no debía seguir viendo, no debía saber cómo matar a quienes amaba.—¡Kalila! — gritaron ambos y ella solo apretó su cabeza con ambas manos.— Retrocedan, aléjense, ¡no lo puedo controlar! lo vi, ya lo vi. — el olor a pimienta era demasiado fuerte, Anuk se transformó en lobo y Kek su nieto s
Aysel sabía que la felicidad de saber que un nuevo integrante estaba en camino terminaría de un momento a otro, como un eclipse llega a su final, dejando al descubierto la brillante luz del sol, o la pálida cara de la luna.— Puedo engañar sus mentes, al menos por un tiempo. — informo Yunen, tomando el cuerpo de Aysel y el peli azul sonrió.— Yo me encargare de ellos. — los tres condenados se pusieron en guardia, la voz del mitad hada mitad elfo no presagiaba nada bueno.— Si de mi dependiera… — Yunen apretó de tal forma sus labios que solo una línea fina quedo a la vista, dejando en claro lo molesta que estaba.— Lo se suprema, pero esto está más allá de nosotros. — reconoció con pesar Ikigaí, porque de todo ser viviente, él era quien más sabía lo que el destino les deparaba, los secretos que cada ser guardaba y que pronto saldrían a la luz. — Por ahora, me llevare a estos tres. — y dicho aquello el cabello azul de Ikigaí brillo una vez más, ahora para envolver a los tres se
A Declan y a sus amigos les bastaron solo unos minutos en comprender que no era tarea fácil lo que les esperaba, Ikigaí no se parecía a nada de lo que ellos conocían o así sea pudieran imaginar, pero también descubrieron otra cosa, sus corazones, eso que solo ellos e Ikigaí podían escuchar sin problema alguno, se habían acompasado al de Kalila, quien casi ni los veía, no solo porque les tenía cierto repelús, sino porque estaba maravillada viendo lo que Ikigaí podía hacer y ahora tendrían mucho más que investigar, no solo era descubrir que era una quimera, también era saber porque Kalila los afectaba de esa forma.— ¿Te gusta así mi hermoso lago de vida? — indago el peli azul, no había despegado los ojos de Kalila, mientras su cabello arremolinaba de un lado al otro, cortando árboles y convirtiendo su madera en una edificación que más se asemejaba a un santuario enorme, que a una cabaña.— Es maravilloso, es aún más grande que mi hogar. — rebatió embelesada, sin percatarse que algo pas