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Todos los capítulos de La Flor del Magnate: Capítulo 11 - Capítulo 13
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10. La petición
La cocina era moderna, minimalista, con superficies limpias y de acero inoxidable. Heinz se movía por ella con una calma inusual, preparando algunos platillos sencillos pero reconfortantes. Mientras cocinaba, sus pensamientos vagaban. El beso de Ha-na seguía fresco en su mente, ese breve contacto que había sacudido su mundo. Había pasado tanto tiempo soñando con ella, idealizándola, que ahora, tenerla allí, en su hogar, era casi irreal. Sabía que no debía aprovecharse de su vulnerabilidad, y aunque la tentación era fuerte, había decidido que la dejaría tomar las riendas de lo que sucediera entre ellos.Mientras cortaba algunos ingredientes, sus pensamientos volvieron al pasado, a aquellos días en los que había conocido a Ha-na por primera vez. Ella siempre había estado fuera de su alcance, una mujer que parecía inaccesible, intocable. Pero Heinz no había podido evitar enamorarse. Ahora, en circunstancias completamente distintas, ella estaba allí, en su casa, y él tenía una oportunidad
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11. El recuerdo
El silencio inminente se apoderó del lugar, mientras todos se veían, confundidos y sorprendidos por la petición tan directa y atrevida del niño. Todos esperaban su respuesta. Sentía las miradas de sus amigos, especialmente la de su compañera que había iniciado la conversación. ¿Qué debería hacer? Incapaz de formular una respuesta clara. Era claro que debía rechazar la petición del muchacho de manera tajante. No era correcto, no era apropiado que alguien, y menos un niño, la tratara de esa manera. Pero otra parte de ella, una mucho más insegura, sentía que rechazarlo podría traer consecuencias. Después de todo, él tenía poder sobre el concurso, sobre la competencia. Podría decidir su destino, y el de su grupo, con un simple gesto.Era solo un beso, ¿verdad?, se decía a sí misma. Pero no podía evitar sentir que aquel gesto no era tan inocente como parecía. No era un beso cualquiera. Era algo más, algo que no sabía cómo definir. El chico la miraba con una intensidad que la hacía sentir e
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12. La identidad
En la universidad sus amigas, al principio mencionaban aquel episodio con frecuencia, riéndose de lo fácil que había sido ganar el concurso. "Solo un beso", solían decir entre risas. "Eso fue todo lo que tuvimos que hacer", “Sin darlo”. Ha-na sonreía a veces, aunque siempre sentía una punzada de incomodidad cuando el tema salía a la luz. No era algo de lo que quisiera hablar, y mucho menos recordar. ¿Por qué me sigue molestando esto? Pensaba en los momentos en que su mente volvía a esa tarde en el internado.El muchacho que la había señalado con su mirada penetrante se había convertido en una figura borrosa en su memoria. Recordaba el color helado de sus ojos, el tono impasible de su voz, pero no podía recordar detalles concretos, ni siquiera su nombre. Lo que sí recordaba con claridad era la sensación que le había provocado: una mezcla de incomodidad y vulnerabilidad que nunca había podido sacudirse por completo.Durante mucho tiempo, trató de racionalizarlo. Era solo un niño. Esa er
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