—¿No vas a saludarme? —preguntó ella con esa sonrisa tímida que una vez le había cautivado, pero ahora solo le causaba repulsión porque ya no estaba seguro de si era real.Por mucho tiempo, Giacomo había creído conocerla, pero se había equivocado. Nunca llegó a ver quién era realmente hasta que su matrimonio se desplomó. La mujer que él pensaba que era Arianna, jamás lo habría engañado con otro hombre. Verla salir de un hotel, del brazo de otro hombre, y luego besarlo, lo destrozó. Pero lo que realmente le dolió fue que intentara negar lo que había hecho.Ella había estado dispuesta a usar cualquier truco con tal de que él le creyera. Había derramado lágrimas, mientras le juraba una y otra vez que solo se había tratado de un beso, que jamás lo había engañado antes. Giacomo había querido tanto creerle, aún sabiendo que era una mentira. Pero, al final, no se había dejado enredar en su engaño y la hizo confesar toda la verdad.Entonces ella dejó caer por completo su máscara, responsabiliz
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