Ese día se despertó más temprano de lo habitual, de hecho, se le había dificultado mucho dormir en la noche, consciente de que a la mañana siguiente descubriría que estaba mal con ella con respecto al tema de concebir.Adhara no había querido comentarle sobre su decisión de visitar al ginecólogo a Oliver, quería hacer esto por su propia cuenta.No sabía por qué, pero necesitaba que fuera así.Salió entonces de casa, subió a su auto y se dirigió a la tan ansiada consulta.Al llegar los nervios invadían todo su cuerpo, haciendo que sus pasos se ralentizaran.«Debes ser fuerte», se repitió en sus adentros, intentando infundirse valor.Así fue como tocó a la puerta y esperó pacientemente el pase de la doctora. Cuando finalmente le otorgaron el permiso, abrió la puerta y fue recibida por un ambiente cálido y acogedor. Las paredes del consultorio estaban pintadas en tonos suaves de verde y azul, creando una atmósfera tranquila. En una esquina, una planta de interior, con hojas brillantes y
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