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Todos los capítulos de Escapando del alfa Roan: Capítulo 111 - Capítulo 120
121 chapters
Capítulo 111
ZebelaMi corazón latía desbocado debido al caos frente a mí. Fuego, humo, polvo levantado, sangre y muerte eran parte del desastre.¿Por qué todo se vino abajo de repente?Busqué a Bastian, y lo que encontré acabó con la poca cordura que me quedaba. Mi corazón se apretó tan fuerte que sentí que me asfixiaba, y perdí el equilibrio. Caí de rodillas y las lágrimas me mojaron el rostro como un torrente.El temor fue esa sombra que apagó mi sano juicio y me hizo actuar de forma impulsiva. Mis ojos brillaron de indignación e ira, y las ganas de acabar con todos ellos estallaron dentro de mí.No supe más de mí; solo era consciente de los enemigos que caían heridos por mi energía rosada. En el pasado, había usado mi poder para sanar, bendecir y dar vida. Ahora, era mi arma mortal, que se incrustaba en la carne de cientos de hombres en forma de filos y se hundía hasta arrancarles el último aliento. ¡Qué ironía! La loba de vida ahora estaba destruyendo.Pero se metieron con mi mate, ¿cómo espe
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Capítulo 112
ZebelaLa desesperación se manifestó en forma de lágrimas pesadas. Quería gritar, suplicar y hasta amenazarlo, pero temía que mis palabras lo incitaran a hacerle más daño a mi compañero. ¿Qué podía hacer? Su existencia pendía de un hilo y de una decisión. Y yo quería escoger la correcta. Prefería estar en su lugar, morir yo en vez de él.—Ro-Roan... —tartamudeé—. Negociemos... —Fue lo único que se me ocurrió.—Entonces, será más fácil de lo que esperaba —respondió con una sonrisa triunfal, como si este fuera el resultado que había estado buscando.Entonces, sí fue una vil trampa después de todo. Me sentía tan estúpida. Sin embargo, eso no era lo relevante en ese momento. Necesitaba asegurarme de que Bastian estuviera a salvo.—Déjame sanarlo y enviarlo a casa, y te prometo que me iré contigo —propuse mientras las lágrimas caían sin cesar—. Como has visto, mi habilidad ha aumentado. Tengo el poder de convertir tu manada en una de las más ricas y poderosas. Solo te pido que me permitas
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Capítulo 113
ZebelaHumo...Era todo lo que veía. Mucho humo. ¿Dónde estaba? No había sonido, ni olor, ni sensaciones, solo humo y mi consciencia. De repente, un pitido estalló en mis oídos y el humo se transformó en una luz blanca. Luego, sentí ardor en mis ojos.Parpadeé varias veces hasta que estos se acostumbraron a la luz de la habitación que se colaba por la ventana.Ahora sí percibía mi alrededor; mi cuerpo y mis sentidos regresaron. Con la vista clara y todas las formas completas delante de mí, me sentí asustada por la familiaridad de los olores, los colores y el ambiente.Me transporté al pasado. Sentí que el tiempo no había transcurrido y que nunca había salido de Zafiro. ¿Y si nada de lo que viví con Bastian fue real?Con dificultad, me incorporé y miré a mi alrededor, todavía desorientada y confundida.Entonces, la vi. Era Lidia. Ella estaba abriendo las ventanas y llenando de luz mi antigua habitación, esa donde lloré por Roan muchas noches. ¿Por qué estaba aquí?—¡Bastian! —grité, al
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Capítulo 114
ZebelaLas gotas tibias sobre mi piel eran reconfortantes y aliviaban la sensación de suciedad en mi cuerpo, aunque no podía decir lo mismo de mi interior.Estaba devastada, y la incertidumbre me tenía a punto de perder el vestigio de cordura que me quedaba. Era tan injusto que Roan se saliera con la suya, que no hubiera escapatoria para mí. Era como si todos mis temores y pesadillas se hubieran hecho realidad.Lo odiaba.Él era ese monstruo que me esclavizaba y destruía todo lo que era valioso para mí. Desgraciado, maldito infeliz. Si le había hecho daño a Bastian, le haría pagar con creces su crimen.Tras vestirme, salí de la habitación y me dirigí a la cocina, pues no me interesaba compartir la mesa con Roan.—¿Qué hace aquí? —interpeló Lidia con reproche—. El alfa la está esperando en el comedor.La ignoré y me senté frente a la mesa.—Prepárame una ensalada con fruta —le ordené a otra criada, quien obedeció mi pedido tras unos segundos de cavilación.—¿No me está escuchando? —ins
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Capítulo 115
ZebelaLos días en casa de Roan eran difíciles y dolorosos. La incertidumbre sobre el bienestar de Bastian estaba acabando con mi cordura y me tenía sumida en una gran depresión; mis pesadillas tampoco ayudaban. Necesitaba salir de aquí o me volvería loca.Después de que ataqué a Roan en el comedor, él aumentó la dosis de la sustancia y me retuvo en la habitación, así que no se me permitía salir ni a la sala. El encierro, la sustancia, los malestares de mi embarazo, la ansiedad y la tristeza de estar lejos de mi mate me tenían enferma, débil y con mi salud mental hecha añicos.Me estaba muriendo lentamente.Sabía que debía luchar por mi cachorro, que rendirme no era una opción, así que esta mañana decidí entrenar mi poder aquí adentro, de una forma silenciosa y discreta.Era tortuoso debido a mi estado físico. Luché, tratando de vencer la sustancia en mi cuerpo y a mi alrededor, mas parecía que era una lucha inútil. Simplemente no tenía forma de neutralizarla. ¡Era tan injusto!No pu
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Capítulo 116
Una semana antesLaurelAyayay...Caminé de un lado a otro mientras agarraba las plantas que necesitaba. La música dejó de resonar en el taller, o, como Bastian lo llamaba, mi laboratorio brujístico, así que la volví a encender.Niño irrespetuoso.No pude evitar sonreír. A pesar de que yo no era una persona muy expresiva con los sentimientos, para nada cariñosa, ese chiquillo tenía un lugar especial en mi corazón.Entendía que, para él, solo era su guía y la amiga de su padre, pero la verdad era distinta: lo quería mucho, y, para mí, era familia.Ay, ay, pero no era buena demostrando eso, así que lo entendía.Ay, pero ¿qué estaba buscando?Me puse las manos en la cabeza, atribulada, como si esa acción me ayudara a recordar.¡Cierto!Tras encontrar lo que quería, me dispuse a salir del taller porque la preparación requería tiempo, y un poco de aire fresco me ayudaría a organizar mis pensamientos. Esperaba que mi idea funcionara, pero necesitaba un plan B en caso de que no.—Ah, pero ¿c
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Capítulo 117
LaurelCabalgué a toda velocidad, pues los eventos extraños se mezclaron con mi mal presentimiento, ese que se quedó clavado en mi interior desde que hablé con Draevor, y me gritaban que algo malo iba a ocurrir.Era una preocupación que crecía a medida que avanzaba. Percibí a mis guerreros a varios metros de mí y continué mi viaje por el sendero con menos inquietud. Algo me decía que los necesitaría.Tras más de una hora de viaje, en el territorio que quedaba entre los límites de la manada de Bastian y los bosques que lo conectaban con mis tierras, encontré una multitud de guerreros.Detuve el caballo a unos metros de ellos con tal rapidez que, por poco, me caigo.La angustia creció en mi interior y mis pensamientos se sincronizaron a la velocidad de la luz. Entonces, retrocedí para encontrarme con mis hombres.Diez minutos más tarde, los intercepté.—¿Todo bien, Alfa? —preguntó uno de ellos al verme regresar exaltada.Les expliqué lo que había visto y añadí:—Necesito que me sigan. T
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Capítulo 118
LaurelLos latidos de mi corazón retumban vehementes en mi pecho, con un aura oscura que se sentía a muerte.Muerte...No...Mi mente trabajó rápido en cuestión de segundos. No era muy consciente de mis actos ni de mi alrededor; era como si mi cabeza mandara órdenes a mi cuerpo, pero en un estado de pasmo donde mi alma no era consciente de mucho.Mis músculos se destensaron con velocidad para que mis extremidades pudieran actuar.Escuché los gritos de dolor de los guerreros que atacaban a Bastian y fue entonces cuando entendí que los había impactado con mi poder.Corrí como nunca lo había hecho y, en un santiamén, estuve delante de Bastian, quien seguía herido, pues su cuerpo no estaba restaurándose.¿Eso significaba que...?Ay, no, no, no...—Bastian... —Lo removí, pero su rostro pálido y su piel fría fueron la imagen más dolorosa que había visto en mi vida. Sentía como si un nudo empezara a formarse en mi corazón y lo apretara tan fuerte que explotaría en cualquier momento.Las lágr
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Capítulo 119
Janor¡Maldición!Sentía como si mis piernas fueran devoradas por llamas y destrozadas por insectos que me mordían la carne. La sensación de dolor era horrible.Caí al suelo y me arrastré sobre el polvo mientras pedía ayuda, pero nadie venía a mi rescate. Lo peor era que mi cuerpo no se estaba curando, como si ese ataque hubiera bloqueado mi habilidad licántropa.¡Maldita bruja!Después de tomar el poder en Luna Roja, iría por ella y me vengaría. ¿Cómo se atrevía a hacerme esto?Mi agonía se extendía junto con mi temor: estaba expuesto al peligro, a merced de ellos con mi fragilidad.Noté que los guerreros de Roan se retiraban, pues él ya había obtenido lo que quería, mientras que los aliados salvajes empezaban a avanzar contra los guerreros de Luna Roja, quienes les impedían el acceso a la manada.—¡Ayuden al beta! —gritó uno de mis hombres al fin, y pude respirar aliviado.—¡No soporto el dolor! ¡Necesito un médico! —gritaba desesperado mientras era llevado fuera del caos.El camino
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Capítulo 120
LaurelMis manos temblorosas sostenían la toalla húmeda que frotaba contra su piel caliente. La fiebre de Bastian me preocupaba, pero también era un indicio de que su cuerpo estaba reaccionando, y eso me aliviaba.—¿Qué más necesitas? —La voz de Liadrek, mi beta, rompió el silencio en mi taller.Solté un suspiro y remojé el trapo en el agua para repetir la acción anterior.—No sé qué más intentar. He modificado el antídoto más de cinco veces en estos últimos días, pero ninguno es lo suficientemente fuerte para traerlo de vuelta.Liadrek se quedó pensativo un rato, luego se movió por el taller, como si buscara algo. Tomó un poco del antídoto y se acercó a mí.Tenerlo tan cerca me causó una extraña incomodidad. No era del todo mala, pero sí me turbaba. A veces tenía la percepción de que su lealtad iba más allá de una simple admiración, por eso prefería mantener la distancia, pues no quería dar señales equivocadas.Me miró a los ojos y su azul grisáceo brilló con una emoción que me puso
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