ZebelaEstaba pasmada y aterrada, pero, al mismo tiempo, aliviada.Bastian estaba vivo.No pude evitar las lágrimas y tocar mi vientre. Pese al miedo de perderlo por culpa de la maldad de Roan, había una chispa de esperanza, pues él no estaba lejos de mí.—¿Zebela? —La voz de Roan casi me hizo gritar del espanto. Me limpié las lágrimas y traté de disimular la maraña de emociones que crecía en mi interior, aunque lo único que deseaba era lanzarme contra él y exigirle que dejara a Bastian en libertad, que no le hiciera daño.Por supuesto, eso empeoraría todo. No, debía calmarme y actuar como si no supiera nada. Ahora, más que nunca, necesitaba ganarme la confianza de Roan para poder salir de esta casa y buscar la manera de liberar a Bastian del calabozo.No sabía cómo, pero lo haría.—El desayuno está listo —respondí, disimulando todas las emociones que se agolpaban en mi pecho.—Vamos. —Extendió su mano mientras me sonreía, y ambos caminamos hacia el comedor.En el corto trayecto, mi c
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