Capítulo 113

Zebela

Humo...

Era todo lo que veía. Mucho humo. ¿Dónde estaba? No había sonido, ni olor, ni sensaciones, solo humo y mi consciencia. De repente, un pitido estalló en mis oídos y el humo se transformó en una luz blanca. Luego, sentí ardor en mis ojos.

Parpadeé varias veces hasta que estos se acostumbraron a la luz de la habitación que se colaba por la ventana.

Ahora sí percibía mi alrededor; mi cuerpo y mis sentidos regresaron. Con la vista clara y todas las formas completas delante de mí, me sentí asustada por la familiaridad de los olores, los colores y el ambiente.

Me transporté al pasado. Sentí que el tiempo no había transcurrido y que nunca había salido de Zafiro. ¿Y si nada de lo que viví con Bastian fue real?

Con dificultad, me incorporé y miré a mi alrededor, todavía desorientada y confundida.

Entonces, la vi. Era Lidia. Ella estaba abriendo las ventanas y llenando de luz mi antigua habitación, esa donde lloré por Roan muchas noches. ¿Por qué estaba aquí?

—¡Bastian! —grité, al
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