Llegué a casa echando humo por todos mis poros, excitada, pero también ardiendo en celos incontrolables. Recordaba a las muchachas esas cuando hablaban de Marcus, contándose cómo fueron seducidas y enamoradas por ese hombre, la forma en que las desnudó, con mucha sutileza, y luego les hizo el amor y las convirtió en suyas, y eso me tenía entre excitada y molesta a la vez, extasiada y furiosa y yo era, en realidad, un volcán en erupción, pensando en las manos de Green, sus labios grandes, su cuerpo tan bien pincelado, majestuoso y varonil y me volvía completamente loca. Juntaba los dientes, me jalaba los pelos, golpeaba mis rodillas, movía los hombros, mordía mis labios, en fin, me sentía sexy, coqueta, sensual pero de la misma forma despechada y, como les digo, incendiándome en celos. Después de ducharme y ponerme cómoda, tumbada en mi cama, acompañada de mis peluches, abrí la laptop y tuve la curiosidad de buscar en la web "Marcus Green", empujada por mis celos y mis fervient
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