El trabajo me estaba consumiendo, sentía que poco a poco me estaba volviendo loco. Han pasado más de seis años desde que Trisha se fue de mi vida, y desde entonces, nada ha sido lo mismo.Intenté encontrarla, pero cada esfuerzo fue en vano. Nunca logré saber dónde estaba. Tal vez ya había rehecho su vida con alguien más. Sin embargo, seguimos casados, al menos legalmente, porque nunca recibí una demanda de divorcio de su parte.Les conté todo a mis padres, y ellos me apoyaron. Abbey, al principio, se enfadó conmigo, pero después de escuchar mi historia, terminó por perdonarme. Estoy casi seguro de que tanto ella como Alanys saben dónde está Trisha, pero insisten en que no tienen idea. No les creo. Son sus mejores amigas, deben saber algo.Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.—Lamento interrumpir, señor Evans, pero tenemos la reunión con los nuevos inversionistas esta tarde, y ya es hora de partir hacia el aeropuerto —dijo mi secretaria, Rodríguez, asomándose por la
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