Todos los capítulos de Doble tentación: Entre el CEO y el Cruel Magnate: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31| Cuentas que rendir
El sonido de la cafetera llenó la cocina con un aroma profundo y cálido, envolviendo el apartamento de Alison en una atmósfera acogedora que contrastaba con los recuerdos persistentes de la noche anterior. Alison se movía entre la nevera y la alacena, intentando concentrarse en las pequeñas tareas que le aguardaban antes de salir a trabajar. Cada vez que sus dedos rozaban su piel, era inevitable que su mente regresara a los momentos de intensidad y pasión que había compartido con Zane en la oficina. Mientras la cafetera burbujeaba, Alison tomó un bol y sirvió una porción de cereal. Las piezas crujientes cayeron en el bol y Alison mantuvo su mirada ahí, pero su mente seguía vagando. Recordaba el roce de los labios de Zane en su piel, cómo había explorado cada rincón de su cuerpo, dejando marcas que ahora sentía al tacto, como suaves recordatorios de su entrega mutua. Se tocó la clavícula, donde aún sentía la presión de su mordisco, una mezcla de dolor y placer que la hacía sonreír.
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32| Sospechas
Alison entró a la firma esa mañana con el eco de la llamada de Zander aun retumbando en su mente. No había espacio para vacilaciones, no con él. Desde el primer momento en que lo había conocido, había comprendido que Zander no era alguien con quien se pudiera negociar. Sus exigencias eran claras y directas, y ella sabía que no tenía opción más que cumplirlas.Sin embargo, mientras caminaba hacia su escritorio, no podía evitar que su mente se llenara de dudas. Pero su duda creció cuando esa mañana buscó a Zane y él no estaba en la oficina.La coincidencia entre Zander y Zane empezaba a parecer demasiado extraña. Cada vez que uno de ellos aparecía en su vida, el otro parecía desaparecer. Aun así, no tenía ninguna prueba, solo una serie de eventos que, vistos en conjunto, comenzaban a formar un patrón incómodo.Alison se acomodó en su silla, con la firme determinación de concentrarse en su trabajo, pero la sombra de Zane y Zander no dejaba de rondarla. Se llevó una mano al cuello, donde a
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33| Dos caras de la misma moneda
Alison caminó hacia el despacho de Zander, intentando disimular la mezcla de tensión y curiosidad que se agolpaba en su mente. Había demasiadas preguntas sin respuesta, y cada vez que pensaba en Zane, su conexión con Zander parecía más evidente. Desde que había comenzado a trabajar en el caso del casino, las coincidencias entre ambos hombres se habían vuelto insoportables. Las desapariciones de Zane cuando Zander aparecía, la forma en que ambos la miraban, el aire de misterio que rodeaba sus interacciones… Era como si estuvieran jugando con ella.Cuando llegó a la puerta, Alison se detuvo un momento, ajustándose el blazer. Había repasado una y otra vez lo que le diría a Zander sobre los avances en el caso legal del casino, pero sabía que no era eso lo que realmente le preocupaba. Necesitaba respuestas, y aunque sabía que debía proceder con cautela, también comprendía que no podía seguir evadiendo el tema.Golpeó la puerta suavemente y escuchó la profunda voz de Zander invitándola a pas
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34| Resurgir
Alison salió del casino con la mente revuelta y el corazón latiendo con fuerza en su pecho. A pesar de la rabia que sentía hacia Zander por su comportamiento, había algo más inquietante en todo lo que acababa de suceder: la relación entre él y Zane. ¿Los dos estaban jugando con ella? ¿O acaso en realidad eran la misma persona? Había demasiadas coincidencias, pero ninguna prueba concreta. Necesitaba despejar su mente, y solo podía pensar en una persona que la ayudara a encontrar un poco de claridad: Jessica.Además, trabajar como fotógrafa en una revista de modas la mantenía al tanto de lo último en tendencias, pero también era experta en captar pequeños detalles, en ver lo que los demás no veían. Si alguien podía ofrecerle un consejo sin juicio, era ella.Alison sacó su teléfono y envió un mensaje rápido a Jessica, sugiriendo que se vieran para cenar. No tuvo que esperar mucho antes de recibir una respuesta entusiasta. Jessica siempre estaba dispuesta a tomarse un respiro de su ajetrea
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35| Deseo
Después de esa cena con Jessica, ambas se despidieron.Alison caminaba hacia su apartamento, sumida en una mezcla de pensamientos que iban desde la confusión hasta el nerviosismo. Apenas había llegado a la mitad de la cuadra cuando su teléfono vibró en el bolsillo. El nombre de Zane apareció en la pantalla, provocando un leve estremecimiento en su cuerpo. Aún recordaba la intensidad de la noche anterior, y aunque su mente se llenaba de dudas, su corazón latía con una intensidad que no podía negar.—Hola… —respondió con voz controlada, aunque su interior estuviera en caos.—Alison —la voz de Zane era grave, profunda—. Quisiera verte —dijo él con la voz ronca.Sus palabras la descolocaron de inmediato.«No puedo verlo ahora, necesito despejar primero todas mis dudas» pensó Alison haciendo una ligera pausa. —Está bien —dijo contradiciendo sus propios pensamientos. Era cierto que su mente ahora estaba un tanto revuelta, pero de verdad quería verlo.—Estoy cerca de tu edificio —añadió él—.
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36| Algo inevitable
Alison seguía a Zane hasta su pent-house en el centro de la ciudad, su corazón latió con fuerza mientras el tráfico se abría lentamente a su paso y comenzaba a llover.Las luces de la ciudad brillaban a través de la lluvia, y el ritmo del agua golpeando el techo del auto acompañaba el silencio tenso que compartían. Cada vez que se atascaban en el tráfico, Zane se giraba para mirarla, su expresión era seria, pero sus ojos brillaban con una intensidad que hacía que a Alison le costara respirar.Ella intentó no pensar demasiado en lo que estaba haciendo. Después de todo, era solo una noche, solo un momento de impulso. Pero la presencia de Zane llenaba cada rincón del auto, y aunque su mirada se dirigía al frente, podía sentir cómo el ambiente se volvía más denso con cada minuto que pasaba.Al llegar a un imponente edificio, Zane llevó el auto directamente al estacionamiento privado. El lugar era impresionante, y mientras las puertas automáticas se cerraban detrás de ellos, Alison sintió q
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37| Perder el control
Zane hizo que la intensidad en el cuerpo de Alison se volviera más grande. Y mientras ella sentía aquella onda de placer recorrerla, Los labios de él encontraron el hueco de su clavícula, besando lentamente mientras sus dedos salían de su interior y avanzaban por la curva de su espalda. Cada centímetro de ella reaccionaba a su toque, y la forma en que temblaba bajo su control solo lo excitaba más. Alison se inclinó hacia él, sus manos buscando el borde de la camisa de Zane, decidida a sentir su piel contra la suya.Con movimientos temblorosos pero decididos, empezó a desabotonar su camisa. A medida que la prenda se iba abriendo, el pecho fuerte y marcado de Zane quedó a la vista. Sus dedos rozaron su piel, sintiendo el calor que emanaba de él. Zane sonrió con satisfacción cuando vio el deseo reflejado en los ojos de Alison. Sin decir una palabra, dejó que ella tomara el control por un momento, mientras ella deslizaba la camisa por sus hombros y la dejaba caer al suelo. Los ojos de Alis
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38| Relájate…
El sabor de su piel, el calor de su boca contra la de ella, todo la hacía arder de deseo. Alison sentía cómo sus piernas se debilitaban con cada beso, con cada caricia de Zane. La forma en que él la levantó en sus brazos, cargándola como si no pesara nada, la dejó sin aliento. Sabía lo que vendría a continuación, y su cuerpo temblaba de anticipación.Zane la llevó hasta la cama, con una mezcla de urgencia y control comenzó a retirarse cada prenda hasta quedar desnudo. El deseo entre ellos creciendo como una tormenta imparable. Alison jadeaba entre sus labios, su cuerpo ardiendo con cada toque, cada caricia de él. Cuando la dejó caer suavemente sobre las sábanas, ella lo miró con ojos entrecerrados, sintiendo la creciente necesidad de tenerlo nuevamente dentro de ella, de sentirlo de una manera más profunda e intensa.Zane la observó desde arriba, sus ojos oscuros y llenos de deseo mientras se inclinaba hacia ella, besándola con una pasión que parecía no tener fin. Pero esta vez, Alison
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39| La calidéz de su cuerpo
El cuerpo de Alison tembló cuando Zane la soltó del cinturón y le dio la vuelta, dejándola en sus cuatro extremidades sobre la cama. Sus pezones erectos se frotaron contra las sábanas, mientras el abogado tiraba de sus caderas.Zane se inclinó sobre Alison, su respiración pesada se escuchó en su oído mientras acariciaba su espalda desnuda con dedos firmes pero suaves. El cinturón que sostenía en su mano derecha rozó su cuello, y Alison tragó saliva al comprender sus intenciones. Ella respiraba rápido, los latidos de su corazón resonando en sus oídos mientras se acomodaba sobre sus manos y rodillas, entregándose por completo al momento, al poder que él ejercía sobre ella.—¿Quieres que lo haga? —preguntó Zane, con su voz baja y grave, con una intensidad que hizo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Alison.Ella asintió, su respiración entrecortada, una mezcla de anticipación y deseo. Sentía que todo su cuerpo vibraba con una necesidad que no podía controlar, una conexión sal
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40| Una fotografía
Alison despertó lentamente, su cuerpo estaba completamente dolorido por la intensidad de la noche anterior. Cada músculo parecía arder y sus piernas difícilmente podían moverse. Al principio, su mente estaba nublada, confundida entre el cansancio y la sensación de satisfacción que aún permanecía en su piel. Pero algo la trajo de vuelta a la realidad: el sonido del agua corriendo en la ducha.Zane se estaba duchando.Alison parpadeó varias veces mientras se acostumbraba a la luz tenue que entraba por las ventanas. Podía oír el suave murmullo del agua cayendo, y por un momento pensó en volver a cerrar los ojos y disfrutar de la sensación de descanso. Sin embargo, la inquietud se apoderó de ella. Desde que conoció a Zane, había sentido esa tensión constante, no era solo la atracción que tenía él, era también esa sensación de que había algo que él ocultaba, algo que ella quería descubrir. Y ahora, en medio de todo ese placer, el misterio de su identidad, de quién era realmente, se aferraba
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