Los ojos de Alison, que antes habían estado perdidos en el fuego del deseo, ahora se encontraron con los de Zane de una manera distinta, cargada de una nueva tensión.Él no se movió, pero la intensidad en su mirada aún ardía, oscura y cargada de una emoción que ella no podía descifrar del todo. Alison tragó con fuerza, notando la rapidez de su respiración, la cercanía de sus cuerpos, y lo fácil que había sido perderse en el contacto, en el deseo. Pero ahora, con el sonido del teléfono rompiendo el hechizo, la realidad la golpeaba con la fuerza de una tormenta.Dio un paso hacia atrás, liberándose del calor sofocante que Zane emanaba, su corazón aun latiendo desbocado en su pecho, pero ahora por razones diferentes. Todo en su interior parecía gritarle que debía apartarse, que debía recuperar el control de la situación antes de que todo se desmoronara. Zane, sin embargo, la observaba con detenimiento, con su expresión inescrutable.—Yo… esto… no debería estar pasando —murmuró Alison, su
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