Inna se deja caer sobre la suave colcha de su cama, envuelta solo en su bata de baño tras una ducha caliente. Su cabello aún húmedo se extiende sobre las sábanas, y aunque el vapor de la ducha debería haberla relajado, sus pensamientos están tensos, como cuerdas tirantes listas para romperse. A un lado, su teléfono descansa con la pantalla encendida, en altavoz, mientras la voz de Arman, distante pero tranquila, intenta atravesar la niebla de sus pensamientos.“Inna, tal vez estás exagerando un poco” —dice Arman, en su tono familiar, sin intención de hacerla sentir menos, pero tratando de poner algo de calma a su nerviosismo—. “No hay forma de que Dmitry sepa algo.”Inna cierra los ojos y exhala, recordando el instante que tanto la perturbó. Dmitry la había llamado "Anastasia", y aunque había sido solo una palabra, su corazón había dado un vuelco al escucharlo, porque aquel no era una duda, era un llamado lleno de seguridad. Durante un segundo eterno, se sintió vulnerable, atrapada en
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