—Déjame ver si entiendo…—son las palabras de Dmitry mientras observa fijamente a Inna, misma que se encuentra cómodamente sentada al otro lado de la mesa del comedor—. Quieres que me haga cargo de tu hacienda.—Así es—responde con total calma mientras pica un poco de la carne en su plato—. Yo no sé nada sobre el manejo de un lugar como este, así que terminaría causando un desastre—agrega, con todo el tono casual de quien habla del clima—, prometí que podrías quedarte la hacienda si me ayudas, así que no creo que te haga gracia quedarte con un montón de ruinas y caballos mal cuidados cuando todo termine.Dmitry se queda momentáneamente sin palabras, definitivamente esa mujer es un jodido misterio. Mientras la observa comer, no puede pasar por alto la despreocupación que Inna muestra, la forma relajada en la que come sus alimentos y como luego le sonríe, como si lo que acabara decir fuera cualquier cosa sin importancia. Sinceramente, sus acciones le hacen dudar momentáneamente de la cor
Al bajar del auto, Arman fija su mirada en el letrero que se encuentra sobre la entrada de la casona: "Centro de Cuidados Solace", un lugar que, a simple vista, parece un centro de atención para el cuidado de adultos mayores, desprende una atmósfera oscura y opresiva, misma que delata la inquietante realidad que se esconde detrás de aquellos muros.Mientras camina por los pasillos del lugar, su mirada es bañada por los tonos cálidos que cubren las paredes, tonos que no logran ocultar el frío y la falta de compasión que habita entre sus muros. Los empleados mantienen expresiones neutras y esquivas, y las miradas de los pocos pacientes que se asoman parecen vacías, como si ya hubieran abandonado toda esperanza.Al llegar a la oficina del director de la clínica, Arman siente cómo la tensión en su interior se agudiza. Sabe que, aunque el objetivo de su visita es obtener la libertad de Vera, cada paso en este lugar representa un peligro real para él. Cuando la puerta se abre y entra en la
Nikolay baja de su lujoso auto negro, ajustando la chaqueta de su traje mientras una sonrisa arrogante asoma en sus labios. En su mano izquierda, sostiene un elegante ramo de rosas rojas, cada una de las flores cuidadosamente elegida para causar una impresión inconfundible de opulencia y elegancia. Si logra causar una buena opinión en Inna y conseguir acercarse a ella, podría asegurarse una fortuna y recuperar el poder que siente que está perdiendo.Mientras observa el amplio patio de la hacienda e imagina todo lo que podría hacer en él, pero, su mirada se detiene bruscamente en el R8 blanco estacionado junto a la entrada principal, mismo que reconoce de inmediato como el auto de Dmitry. La sonrisa de Nikolay se desvanece al instante, reemplazada por una expresión de irritación que no puede disimular. No necesita pensarlo mucho para entender que la presencia de él allí no es una simple coincidencia.Nikolay apura el paso hacia la puerta principal, apretando el ramo con más fuerza de l
El sonido de las botas de Nikolay y de los tacones de Inna resuena por el suelo de los establos mientras, son seguidos de cerca por el sonido más lento, pero igual de firmes de Dmitry. La mirada de Nikolay brilla con ambición y deseo mientras recorre el lugar con Inna a su lado, manteniendo la calma en su voz y en sus gestos, aunque su mente sigue trabajando en un solo objetivo: recuperar el control sobre la situación y, si es posible, conseguirlo sobre la mujer que camina junto a él.—Los caballos son animales fascinantes, ¿no crees? —comenta mirando a Inna con una sonrisa encantadora—. Aunque si me lo permites, debo admitir que nada aquí es tan hermoso y atrapante como tú.Inna apenas contiene un suspiro de impaciencia mientras fuerza una sonrisa. La franqueza en el halago de Nikolay suena tan calculada que le es imposible sentirlo como algo genuino, en realidad nada que salga de su boca le puede sonar genuino. Sin embargo, Nikolay continúa, notando su silencio.—¿Puedo? —pregunta m
༺ Abrau-Dyurso / Rusia. ༻ ༻ Siete Años Atrás. ༺ ¿Cómo es que todo esto había podido pasar? Anastasia apenas siente el frío metal de las esposas rodeando sus muñecas. Las luces de los flashes la ciegan una y otra vez, pero no de la manera que ella lo había soñado. El vestido de encaje blanco que eligió con tanto cuidado, que debía ser el símbolo de su felicidad, ahora está cubierto de manchas intensamente rojas. La sangre, la misma sangre que cubre sus manos, tiñe de carmesí la tela inmaculada. Su mente no puede procesar lo que está sucediendo; unas horas atrás, estaba riendo, emocionada por su nueva vida, por el futuro que iba a compartir con el hombre que amaba. Ahora, todo lo que queda es el eco sordo de su respiración entrecortada, su mirada vacía y el caos a su alrededor. —¡¿Señorita Ivanova?! ¡Anastasia! —grita uno de los periodistas mientras las cámaras estallan a su alrededor, como si el horror frente a ellos fuera solo otro espectáculo para cubrir. Ellos no ven lo que ella
El sonido monótono de los ventiladores en la sala de juicio apenas es audible sobre el murmullo de los asistentes. Es el quinto día del juicio, y la tensión se vuelve cada vez mayor a medida que impregna el aire como una tormenta a punto de estallar. Anastasia está sentada en el banquillo de los acusados, sus manos frías y temblorosas descansan sobre sus rodillas, y la marca roja de las esposas marca su piel, aunque ya no las lleva puestas.El traje negro que lleva es otorgado por la prisión, su corazón duele al pensar que en esos días su madre no se ha acercado a ella, ni siquiera ha asistido a las sesiones del juicio. Eso le deja en claro que, para su madre, ella es la culpable, y esa es la única sentencia que le marca.Hoy es el último día del juicio, el día en que Nikolay testificará. El hombre al que ama, al que alcanzó a darle el sí antes de que la tormenta comenzara. El único que puede salvarla de esta pesadilla. Anastasia había esperado este momento como un quien espera un sal
༻ Siete Años Después. ༺—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —pregunta mientras corta un trozo de la carne de su plato y la lleva a su boca.—Nuestros hombres ya confirmaron la información —responde con seguridad mientras mantiene su mirada fija en el pelinegro—. A estas horas ya el fúnebre debe estar llegando al pueblo.Tras esas palabras, el pelinegro se queda momentáneamente en silencio. Dejando de lado su plato de comida, extiende su mano y toma su copa, la observa un momento antes de dar un trago corto y degustar el sabor del vino.Cuando la noticia de que el viejo doctor había muerto, él sinceramente esperó por un momento que aquello no fuera más que un simple rumor. Por cinco largos años había estado buscando dónde se había metido aquel hombre y ahora que por fin había logrado dar con su paradero, se hallaba con la desagradable noticia de su muerte.—¿Quién queda que pueda ayudarnos a obtener la información que quiero? — pregunta de vuelta mientras extiende su mano para dej
—Uf ¿Ella es la viuda? ¡Es tan hermosa!—Ay ¿Por qué no me casé con una esposa así?—Con una mujer así, hasta yo me hubiese casado de nuevo.—Pobrecita, es tan joven.—Es claro que es una cazafortunas, el doctor tenía la edad para ser su abuelo… Nikolay, que hasta ese momento mantenía una expresión fría e imperturbable, ahora observa a la mujer con una mirada imposible de descifrar, mientras la joven a su lado se inquieta visiblemente al notar el interés de su prometido se encuentra mostrando ante la recién llegada. Es evidente que esa mujer a capturado su interés de una manera incorrecta.—Podrías disimular un poco, querido— susurra mientras se apega más a su brazo dando un ligero apretón a este.Pero una vez más, todo vuelve a quedar en silencio cuando un nuevo auto negro se detiene a una distancia prudente. Al abrirse la puerta, una figura alta y bien formada sale del vehículo, atrayendo todas las miradas y haciendo que algunos traguen grueso ante el miedo que les produce la sola