Al bajar del auto, Arman fija su mirada en el letrero que se encuentra sobre la entrada de la casona: "Centro de Cuidados Solace", un lugar que, a simple vista, parece un centro de atención para el cuidado de adultos mayores, desprende una atmósfera oscura y opresiva, misma que delata la inquietante realidad que se esconde detrás de aquellos muros.Mientras camina por los pasillos del lugar, su mirada es bañada por los tonos cálidos que cubren las paredes, tonos que no logran ocultar el frío y la falta de compasión que habita entre sus muros. Los empleados mantienen expresiones neutras y esquivas, y las miradas de los pocos pacientes que se asoman parecen vacías, como si ya hubieran abandonado toda esperanza.Al llegar a la oficina del director de la clínica, Arman siente cómo la tensión en su interior se agudiza. Sabe que, aunque el objetivo de su visita es obtener la libertad de Vera, cada paso en este lugar representa un peligro real para él. Cuando la puerta se abre y entra en la
Nikolay baja de su lujoso auto negro, ajustando la chaqueta de su traje mientras una sonrisa arrogante asoma en sus labios. En su mano izquierda, sostiene un elegante ramo de rosas rojas, cada una de las flores cuidadosamente elegida para causar una impresión inconfundible de opulencia y elegancia. Si logra causar una buena opinión en Inna y conseguir acercarse a ella, podría asegurarse una fortuna y recuperar el poder que siente que está perdiendo.Mientras observa el amplio patio de la hacienda e imagina todo lo que podría hacer en él, pero, su mirada se detiene bruscamente en el R8 blanco estacionado junto a la entrada principal, mismo que reconoce de inmediato como el auto de Dmitry. La sonrisa de Nikolay se desvanece al instante, reemplazada por una expresión de irritación que no puede disimular. No necesita pensarlo mucho para entender que la presencia de él allí no es una simple coincidencia.Nikolay apura el paso hacia la puerta principal, apretando el ramo con más fuerza de l
El sonido de las botas de Nikolay y de los tacones de Inna resuena por el suelo de los establos mientras, son seguidos de cerca por el sonido más lento, pero igual de firmes de Dmitry. La mirada de Nikolay brilla con ambición y deseo mientras recorre el lugar con Inna a su lado, manteniendo la calma en su voz y en sus gestos, aunque su mente sigue trabajando en un solo objetivo: recuperar el control sobre la situación y, si es posible, conseguirlo sobre la mujer que camina junto a él.—Los caballos son animales fascinantes, ¿no crees? —comenta mirando a Inna con una sonrisa encantadora—. Aunque si me lo permites, debo admitir que nada aquí es tan hermoso y atrapante como tú.Inna apenas contiene un suspiro de impaciencia mientras fuerza una sonrisa. La franqueza en el halago de Nikolay suena tan calculada que le es imposible sentirlo como algo genuino, en realidad nada que salga de su boca le puede sonar genuino. Sin embargo, Nikolay continúa, notando su silencio.—¿Puedo? —pregunta m
La mujer frente a ella está irreconocible. Su cabello, antes brillante, está entrecano y descuidado. Su rostro, marcado por líneas profundas que la hacen lucir más vieja de lo que debería, es claro que el tiempo y el sufrimiento conspiraron para robarle su esencia. Sin embargo, esos ojos, aunque apagados, son inconfundibles. Son los ojos bañados de amor de su madre. —Anastasia… mi Anastasia… Inna se queda inmóvil, su cuerpo rígido mientras las palabras de Vera resuenan en la sala, cargadas de duda y anhelo. El tono entrecortado de su madre perfora cada una de las defensas que ha construido con tanto esfuerzo. Siente un torrente de emociones arremolinarse en su pecho: felicidad al escuchar su nombre en los labios de Vera después de tantos años, tristeza por la fragilidad evidente en su voz, y miedo, un miedo paralizante que la hace dudar si acercarse a ella o no. Inna da un paso hacia adelante, el impulso de abrazar a su madre es demasiado fuerte como para resistirlo por mucho tiem
La atmósfera dentro de la sala es asfixiante, el aire mismo se encuentra impregnado de la rabia que emana del rubio. Desde el estudio, los gritos de frustración de Nikolay resuenan por toda la casa, acompañados por el ruido de un vaso que se estrella contra la pared. Los fragmentos de vidrio caen al suelo como un eco de su ira, y un espeso silencio le sigue, interrumpido solo por su respiración agitada. En la sala contigua, Lena se encuentra recostada en una silla con su copa de vino en la mano, su mirada puesta en la puerta del estudio con total desdén. Conociendo a Nikolay tan bien como lo hace, no necesita preguntarle qué ocurre; está claro que algo en sus planes no salió como esperaba. Para un hombre como él, tan fuertemente obsesionado con el control, muy rara vez soporta cuando las cosas no se desarrollan exactamente como él las ha planeado. —Maldito seas, Dmitry —escupe Nikolay desde el estudio, su voz cargada de rabia. Lena alza una ceja al escuchar el nombre del peline
Al entrar en su casa, Dmitry cierra la puerta con un gesto seco, dejando atrás el peso del día. A esa hora, los últimos rayos del sol se filtran por el ventanal principal llenando la estancia de una tibieza etérea. La soledad de la estancia le envuelve como un manto reconfortante mientras afloja la corbata que le aprieta el cuello. El silencio del lugar solo es interrumpido por el leve eco de sus pasos sobre el suelo de madera. Al dejarse caer en el sofá, un suspiro profundo escapa de sus labios, apoyando los codos en las rodillas cubre su rostro con las manos.Durante unos instantes, se permite dejar de lado su fachada imperturbable. En la privacidad de esa sala no hay ojos juzgándolo ni enemigos acechando, Dmitry se pierde en sus pensamientos, una maraña de emociones y recuerdos que se entrelazan y lo confunden. Su mente lo lleva de vuelta a ese momento en la hacienda de Inna, al instante en que sus miradas se cruzaron. Fue apenas un segundo, un instante fugaz, pero para Dmitry se
Para Inna, los minutos se sienten como horas mientras ella da vueltas alrededor de la sala, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Su respiración es irregular, y cada tanto se detiene frente a la puerta de la habitación donde el doctor está revisando a Vera, como si con solo observarla pudiera acelerar el tiempo. Pero nada sucede.Retomando sus vueltas por las salas, el sonido de sus propios pasos sobre el suelo parece ser el único acompañante a su creciente ansiedad. Tomando asiento en el sofá rojo frente a la puerta, no evitar repasar mentalmente todo lo que ha sucedido. El estado tan débil en que se encuentra la mente de su madre, su mirada perdida y su cuerpo frágil, la forma en que el brillo de su mirada se vació… Cada pensamiento es como un peso que aplasta su pecho, pero trata de mantener la compostura. Finalmente, después de lo que parece una eternidad, el doctor abre la puerta de la habitación. Inna se apresura a levantar y se acerca rápidamente, casi tropezando con su
La tarde es fresca, y una ligera brisa hace que las hojas de los árboles cercanos al lago se agiten suavemente, el invierno se acerca, y el frío presente en la brisa hace notar el cambio. A primera hora del día, se había tenido que encargar de todo lo relacionado con el traslado de su madre a la clínica en la capital, fue difícil tener que verla partir cuando apenas si la había recuperado el día anterior, pero si las palabras del doctor eran ciertas, entonces no quería perder tiempo en ponerla a resguardo y con el tratamiento necesario, luego tendrían todo el tiempo del mundo para estar juntas.Con las manos en los bolsillos de su abrigo, Inna camina despacio por la orilla del lago, tratando de encontrar algo de calma en el sonido del agua y el entorno tranquilo. El lago siempre había sido un refugio para ella, desde niña le gustaba escapar de la hacienda e ir allí para ordenar sus pensamientos y encontrar claridad. Pero esta vez, su mente sigue intranquila, incapaz de dejar de lado l