Nikolay baja de su lujoso auto negro, ajustando la chaqueta de su traje mientras una sonrisa arrogante asoma en sus labios. En su mano izquierda, sostiene un elegante ramo de rosas rojas, cada una de las flores cuidadosamente elegida para causar una impresión inconfundible de opulencia y elegancia. Si logra causar una buena opinión en Inna y conseguir acercarse a ella, podría asegurarse una fortuna y recuperar el poder que siente que está perdiendo.Mientras observa el amplio patio de la hacienda e imagina todo lo que podría hacer en él, pero, su mirada se detiene bruscamente en el R8 blanco estacionado junto a la entrada principal, mismo que reconoce de inmediato como el auto de Dmitry. La sonrisa de Nikolay se desvanece al instante, reemplazada por una expresión de irritación que no puede disimular. No necesita pensarlo mucho para entender que la presencia de él allí no es una simple coincidencia.Nikolay apura el paso hacia la puerta principal, apretando el ramo con más fuerza de l
El sonido de las botas de Nikolay y de los tacones de Inna resuena por el suelo de los establos mientras, son seguidos de cerca por el sonido más lento, pero igual de firmes de Dmitry. La mirada de Nikolay brilla con ambición y deseo mientras recorre el lugar con Inna a su lado, manteniendo la calma en su voz y en sus gestos, aunque su mente sigue trabajando en un solo objetivo: recuperar el control sobre la situación y, si es posible, conseguirlo sobre la mujer que camina junto a él.—Los caballos son animales fascinantes, ¿no crees? —comenta mirando a Inna con una sonrisa encantadora—. Aunque si me lo permites, debo admitir que nada aquí es tan hermoso y atrapante como tú.Inna apenas contiene un suspiro de impaciencia mientras fuerza una sonrisa. La franqueza en el halago de Nikolay suena tan calculada que le es imposible sentirlo como algo genuino, en realidad nada que salga de su boca le puede sonar genuino. Sin embargo, Nikolay continúa, notando su silencio.—¿Puedo? —pregunta m
༺ Abrau-Dyurso / Rusia. ༻ ༻ Siete Años Atrás. ༺ ¿Cómo es que todo esto había podido pasar? Anastasia apenas siente el frío metal de las esposas rodeando sus muñecas. Las luces de los flashes la ciegan una y otra vez, pero no de la manera que ella lo había soñado. El vestido de encaje blanco que eligió con tanto cuidado, que debía ser el símbolo de su felicidad, ahora está cubierto de manchas intensamente rojas. La sangre, la misma sangre que cubre sus manos, tiñe de carmesí la tela inmaculada. Su mente no puede procesar lo que está sucediendo; unas horas atrás, estaba riendo, emocionada por su nueva vida, por el futuro que iba a compartir con el hombre que amaba. Ahora, todo lo que queda es el eco sordo de su respiración entrecortada, su mirada vacía y el caos a su alrededor. —¡¿Señorita Ivanova?! ¡Anastasia! —grita uno de los periodistas mientras las cámaras estallan a su alrededor, como si el horror frente a ellos fuera solo otro espectáculo para cubrir. Ellos no ven lo que ella
El sonido monótono de los ventiladores en la sala de juicio apenas es audible sobre el murmullo de los asistentes. Es el quinto día del juicio, y la tensión se vuelve cada vez mayor a medida que impregna el aire como una tormenta a punto de estallar. Anastasia está sentada en el banquillo de los acusados, sus manos frías y temblorosas descansan sobre sus rodillas, y la marca roja de las esposas marca su piel, aunque ya no las lleva puestas.El traje negro que lleva es otorgado por la prisión, su corazón duele al pensar que en esos días su madre no se ha acercado a ella, ni siquiera ha asistido a las sesiones del juicio. Eso le deja en claro que, para su madre, ella es la culpable, y esa es la única sentencia que le marca.Hoy es el último día del juicio, el día en que Nikolay testificará. El hombre al que ama, al que alcanzó a darle el sí antes de que la tormenta comenzara. El único que puede salvarla de esta pesadilla. Anastasia había esperado este momento como un quien espera un sal
༻ Siete Años Después. ༺—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? —pregunta mientras corta un trozo de la carne de su plato y la lleva a su boca.—Nuestros hombres ya confirmaron la información —responde con seguridad mientras mantiene su mirada fija en el pelinegro—. A estas horas ya el fúnebre debe estar llegando al pueblo.Tras esas palabras, el pelinegro se queda momentáneamente en silencio. Dejando de lado su plato de comida, extiende su mano y toma su copa, la observa un momento antes de dar un trago corto y degustar el sabor del vino.Cuando la noticia de que el viejo doctor había muerto, él sinceramente esperó por un momento que aquello no fuera más que un simple rumor. Por cinco largos años había estado buscando dónde se había metido aquel hombre y ahora que por fin había logrado dar con su paradero, se hallaba con la desagradable noticia de su muerte.—¿Quién queda que pueda ayudarnos a obtener la información que quiero? — pregunta de vuelta mientras extiende su mano para dej
—Uf ¿Ella es la viuda? ¡Es tan hermosa!—Ay ¿Por qué no me casé con una esposa así?—Con una mujer así, hasta yo me hubiese casado de nuevo.—Pobrecita, es tan joven.—Es claro que es una cazafortunas, el doctor tenía la edad para ser su abuelo… Nikolay, que hasta ese momento mantenía una expresión fría e imperturbable, ahora observa a la mujer con una mirada imposible de descifrar, mientras la joven a su lado se inquieta visiblemente al notar el interés de su prometido se encuentra mostrando ante la recién llegada. Es evidente que esa mujer a capturado su interés de una manera incorrecta.—Podrías disimular un poco, querido— susurra mientras se apega más a su brazo dando un ligero apretón a este.Pero una vez más, todo vuelve a quedar en silencio cuando un nuevo auto negro se detiene a una distancia prudente. Al abrirse la puerta, una figura alta y bien formada sale del vehículo, atrayendo todas las miradas y haciendo que algunos traguen grueso ante el miedo que les produce la sola
—No puedo creer que realmente se atrevieran a asistir—son las palabras de Arman mientras desabotona el chaleco de su traje y se deja caer en el sofá principal de la sala—. Pensé que esos bastardos conocerían un poco de la palabra decoro.—Eres bastante optimista— es la respuesta de Inna, su tono bajo deja en claro lo agotada que se siente—. La verdad, no creo que el decoro sea algo que ellos conozcan o tan siquiera les importe un poco.Arman asiente levemente para luego tomar un trago de su vaso de whiskey antes de fijar la mirada en la pelinegra quien se encuentra de pie frente al ventanal que da hacia el jardín.—Anastasia…—comienza, pero sus palabras se detienen cuando la mirada de su amiga se despega del paisaje exterior y la fija en él con un brillo asesino—. Perdón, perdón. Inna. ¿Crees realmente que tu plan funcione? Al escuchar esa pregunta, Inna se queda en silencio. Después de un momento, se separa de la ventana y comienza a caminar por la sala mientras piensa en cómo respo
Han pasado tres días desde el funeral del viejo doctor.Dmitry se encuentra sentado en su antigua oficina, un espacio que rara vez alguien más había visto, un santuario silencioso en el ala más apartada de la hacienda. A esas horas, las sombras de la noche se adueñan del lugar, solo rota por la tenue luz de un pequeño aplique en la pared, que apenas permitía distinguir los contornos de los muebles en la habitación. Frente a él, en el desgastado escritorio de madera oscura, se hallaba una fotografía, pequeña pero poderosa, enmarcada en oro. La imagen capturaba el momento de una risa abierta y despreocupada; Anastasia Ivanova sonreía con el sol de Italia iluminando su rostro, con ese brillo en sus ojos que siempre se había mostrado tan inalcanzable para él.Dmitry toma un trago de vaso whiskey, sintiendo el calor lento que recorre su garganta, pero que no logra disipar del todo el peso de su soledad. El recuerdo de la mirada de la viuda Volkova vuelve a él, y aunque puede que sus id