ElenaNo soy buena pidiendo perdón, pero aquí estaba, atrapada en esta habitación de hospital fría y estéril, donde el olor a desinfectante me hacía querer vomitar. La luz blanca iluminaba cada rincón, resaltando las imperfecciones de mi piel, y el ruido monótono de las máquinas me recordaba que estaba viva. Pero la verdad era que me sentía más muerta que nunca. Miré a Cristhian, parado junto a la ventana, con su mirada perdida en el horizonte. Era como un hermoso desastre, y yo estaba ahí, dispuesta a arruinarlo todo aún más.—Cris, necesito que me escuches —dije, mi voz saliendo con más fuerza de lo que sentía. Aunque la verdad, con todo lo que había pasado, estaba lista para que me mandara al carajo.Él giró la cabeza, los ojos duros, pero había algo en su expresión que me decía que estaba dispuesto a escuchar, aunque no lo admitiera. Tomé aire y decidí que ya no podía mantener más secretos.—Lo que pasó entre Richard y yo… todo comenzó cuando era una niña —murmuré, luchando con cad
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