Todos los capítulos de Sometida por el tío de mi esposo. : Capítulo 41 - Capítulo 48
48 chapters
Capítulo 41.
Kael soltó un botón de su camisa cuando sintió que se ahogaba. Tenía un límite y verla besando a Nixonfue un nudo que la hizo percibir la presiónen los pulmones. Aún cuando fuera un beso fugaz, le dio la suficiente rabia para matarlo y no era momento para cometer tonterías. Ya había hecho muchas cosas tontas.Esa posesividad no era algo que fuese normal en él. Nadie en el mundo fue tan importante como para sentirla. Decidió el móvil totalmente cansado de tantas llamadas de Cameron, quien no entendía que no quería tenerlo cerca. Pero antes de hacerlo logró leer el mensaje de su padre, avisando que ya sabía dónde se encontraba y que iba hacia ese lugar. Que maldit@ manía de meterse en lo que no le importaba. Que jodido interés de inmiscuirse en algo que no le debía generar interés. Lo quería lejos de ahí, no llegando como un héroe idiota que creía que podía lograr mucho con palabras. Warren no era alguien para tratar como amigo. Jamás lo sería y a Cameron lo quería lejos de él, por
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Capítulo 42.
Si tener cuatro armas no eran suficientes para él, una quinta se sumó. Leonardo la presionó contra su cuello y con esa mirada filosa que le dedicó, dejó claro que estaba a nada de apretar el gatillo.—Romano baja esa pistola. —pidió Nixon perdido en todo el asunto. Lina tenía los ojos sobre él Kael en ese instante y este solo se repetía el maldit0 guión a seguir. Ella no debía tener sobre él. No tenía que hacerle pensar en bajar el arma, porque no era…Pero esa forma de verlo. La manera en la que ordenaba con sólo mover las pestañas no era normal. Para nada lo era y él tenía que concentrarse en lo que estaba a su alrededor. Cinco cañones estaban a sólo segundos de atravesarle el rostro y espalda. Cinco balas aseguradas si tiraba del gatillo. Cinco asesinos que no dudarían en hacerlo si movía otro milímetro de su dedo. El aire estaba cargado de una tensión mortal, tan densa que casi podía tocarse con las manos. El sudor frío le recorría la frente a Kael, mezclándose con la sangre
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Capítulo 43.
Lina soltó una exhalación en cuánto cerró la puerta. Todo la estaba rebasando y lo que creyó que sería relajante, terminó siendo agonizante. Se refrescaba la cara a la vez que se quitaba el vestido. Dormir era lo único que quería, pese a estar en el lugar donde no lo haría, pero Atila estaba ahí. La rottweiler dejó que la usaran como salvavidas en ese preciso momento. No había forma de olvidar tan rápido, pero el intento lo hizo, despertando muy tarde al siguiente día. No quiso desayunar pensando en que tendría que verlo y aún esa tentación por matarlo de una vez no se iba. Claro que podría hacerlo. No importaba si se echaba al mismo FBI encima, podría quitárselo de encima algún día. Tardado, pero no imposible. No obstante, no era recomendable llamar la atención de esa forma. Le obsequiaría la muerte al idiota. Acordó con que tendrían la dichosa carrera con Mateo y Anthony luego. Ninguno estaba para la competencia que estaba decidida a ganar. La vida debía seguir. Cualquier mal
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Capítulo 44.
Naenia pidió que les llevaran bocadillos a la oficina de Kael, mientras dos de sus asistentes se hacían cargo de la limpieza de ese lugar. Nadie entendía como había llegado esa estatuilla a romperse y causar tanto desastre, si Kael no daba alguna explicación referente a ello. Ninguna buena reacción hubo en cuanto se vieron. El mayor parecía disgustado y Cameron, desde el punto de vista de su hijo, tenía algo para decir, pero no se atrevía, mientras los asistentes terminaban—Los dejaré solos. Tengo trabajo, pero lo que necesiten solo deben llamar a Sun para obtenerlo. —se despidió, dando una exhalación cuando cruzó la puerta. Ser hospitalaria no era lo suyo y no se quedaría a fingir que la visita de su suegro era de lo mejor, porque no lo era en absoluto. Soltó una bocanada de aire y continuó su camino. A dónde fuera no era lo importante, sino estar lejos de esa oficina tan tensa. —¿Estás sosteniendo una relación extramarital con la esposa de tu sobrino? —le preguntó directamente
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Capítulo 45.
Lina culminó con sus pendientes antes de decidir que era hora de marcharse. Avisó a Eleazar que tuviera listo el auto, pero se detuvo en seco cuando escuchó un grito furioso de parte de Naenia. El eco del grito resonó en los pasillos, haciendo que su piel se erizara.Su corazón latió con fuerza debido al susto repentino, y una sensación de inquietud se apoderó de ella al oír otro grito más furioso.—Gente demente. —se acarició el pecho con el latido rápido que había provocado. Al girarse nuevamente hacia el pasillo, encontró a Sun enfrente del basurero. Lanzando algo que cubrió con una manta al parecer. Lina frunció el ceño, preguntándose qué era y la curiosidad jamás era buena consejera en su caso. Se acercó cuando el asiático corrió hacia la oficina de una histérica de Naenia. Era sólo un arreglo floral con muchos lirios blancos en el basurero. Estaban hermosos, sus pétalos aún se veían frescos. No tenía razón para tirarlos a la basura. Lina se agachó y tomó uno de los lirios, inh
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Capítulo 46.
—Supongamos que acepto, solo una suposición vaga, ¿que ganaría yo? —cuestionó Lina hacia Nixon.—Adelina, accedí a expandir una oficina solo porque lo quisiste. ¿No me puedes hacer un favor? —cuestionó sentándose frente a ella. —Este proyecto nos conviene tanto a tí como a mí. Si yo gano, tú también lo harás. —Claro. Pero, ¿por qué junto a tu tío? —se levantó molesta. —Apenas lo soporto. Cree que todo el mundo debe respetar su palabra y ni siquiera me deja opinar.—Baja la voz. —lo había visto en el pasillo y no quería que fuera origen para otra discusión entre ellos. —La unión con los Ferguson nos dejará gran ganancia. Si haces este proyecto, ese porcentaje se expande mínimo tres veces más. —la siguió. —El sistema es tu especialidad. Son cierres totales para en caso de robos. Esto haría que incluso el oxígeno deje de fluir y... —Que lo haga tu tío. —Llegó hasta el ventanal que le daba vista hacia el exterior. Un atardecer llenaba de tonos hermosos el cielo y ella amaba tan solo la
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Capítulo 47.
Su espalda sostenía la puerta, sus caderas se movían inconscientemente contra el abdomen del hombre que se había adueñado de sus labios. Las manos le fueron atrapadas contra la madera, mientras que sus piernas habían sido estiradas a más no poder, casi sólo tocando el suelo con las puntas de sus zapatillas, mientras la mano intrusiva de Kael se deslizaba por las piernas que acarició ligeramente. Solo verla estremecerse era un deleite. Sentirla buscar tener contacto con él intensificaban las ganas de hundirse en su interior en ese momento. El ruido en el exterior la hizo alejarse de inmediato, pero el Mayor fue más rápido al colocar el seguro de la puerta, tomando su boca otra vez. —De rodillas, Lina. —ordenó con voz ronca y ojos dilatados. —¿Qué? —su tórax ardía con el agarre de Kael en su cuello. —Ponte sobre tus rodillas. Su lengua acarició los labios temblorosos e hinchados de Lina, quien sintió cómo su estómago se tensó. Pero ante la mirada demandante de Kael no pudo hacer n
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Capítulo 48.
Kael le bajó el vestido para liberar sus senos, llenando su boca con uno de ellos, presionando ese punto que la puso a temblar. —Este coño apretado quiere que lo llene de mí. —su piel se erizó al sentir los dedos que este ingresó entre sus paredes punzantes. Sus ojos liberaron una lágrima que Kael detuvo con la mejilla uniendo sus labios. Con su mano sostuvo la polla que presionó en su entrada, dándole un poco de la presión que tenía en ese sitio. —¿Quieres que entre aquí, brillitos? —ella exhaló dejándolo hacer lo que quisiera. Sin arrepentirse cuando este la presionó de un solo embate hasta que no quedó un solo centímetro afuera. Lina enterró las uñas en sus brazos. La piel comenzó a arder y la sangre a salir de cada herida. Tan solo pensar en que dejaría marca lo excitó mucho más. Las estocadas fueron más furiosas. Su nombre salió en susurros y sus embates sólo llevaron el pulso de Lina a convertirse en un motor sin control que recibió las estocadas salvajes del Mayor. —Eso es
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