Todos los capítulos de Sometida por el tío de mi esposo. : Capítulo 51 - Capítulo 60
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Capítulo 51.
Pasos apresurados y respiraciones agitadas se escuchaban por el pasillo mientras los Ercil corrían para llegar hasta el piso en donde les dijeron que se encontraba Nixon. Lina iba detrás suyo, Kael ni siquiera se bajó del auto esperando el informe de los daños en la aeronave, aunque ya intuía lo que iba a encontrar. Si fue Bora quien llamó y quería cobrar el sangre por sangre…—Frió el sistema. —le dijo Brease cuando contestó la llamada. —Helena está enviando el informe inicial y déjame decirte que sea lo que sea que te impidió viajar anoche, te salvó la vida. La mente de Kael tuvo una regresión a las horas anteriores. La imagen de Lina sobre él, besándolo con desenfreno, mientras arrastraba sus uñas por su torso, lo hicieron cerrar los ojos sin poder evitarlo.La culpa no era para él. Nixon podría estar muriendo o ya haberlo hecho y le seguiría importando exactamente lo mismo. Nada en absoluto. —En el paciente se observa una fractura lineal en el hueso parietal derecho, con posib
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Capítulo 52.
El sorbo que Adelina le dio a su café la hizo apretar los párpados; ni siquiera sabía por qué lo había comprado, pero necesitaba algo que la hiciera reaccionar y no mantener la mirada perdida.Nixon había salido de su operación minutos antes y, al menos, eso había calmado a todos en esa sala. Sin embargo, las acusaciones contra ella seguían lanzándose. De alguna manera, lograban afectarla.Podría ser el agotamiento de esperar durante horas en ese lugar o la sensación de soledad, pero aún así no quería a nadie de su familia allí. Eran capaces de causar más problemas en la clínica, y eso era lo último que deseaba.La noche llegó, pero no pudo marcharse ya que, al ser la esposa de Nixon, tuvo que quedarse a firmar numerosas autorizaciones; el acuerdo incluía tantas cláusulas que era muy difícil referirse a él con agrado.Por la mañana, durmió apoyada en el brazo de Pascal, quien no se separaba de ella por mucho tiempo. Despertó casi al mediodía para enterarse de que ya estaban listos los
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Capítulo 53.
—Dile que si no aparece en dos horas, voy a mover a cada jodido juez de esta nación para meterlo en la cárcel de máxima seguridad más grande que existe —espetó Warren por el móvil.—Si no puedo localizarlo, ¿cómo se supone que haré eso? —dijo el hombre al otro lado del teléfono—. Lo busqué en cada sitio que dijiste. No está. Si me permites dar mi opinión…—¿Ya tienes mi dinero? —Kael habló desde las espaldas del hermano de Naenia, quien bajó el teléfono de inmediato con el ritmo cardíaco interrumpido al ver el rostro del Mayor. —¿Dónde estabas?Kael lo miró con una mezcla de desdén y superioridad, apenas disimulando su impaciencia.—¿Tienes o no mi dinero, Warren? —apenas lo reparó—. Porque tanta búsqueda debe ser porque mis diez millones están en tus manos.—Estoy por conseguirlos. Naenia te dirá cómo…Kael levantó una ceja, su expresión se endureció aún más.—Cuando esté lista mi transferencia, me buscas. Antes, deja los juegos porque verte la cara o saber del inválido de tu hijo e
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Capítulo 54.
—Nos están amenazando. —dijo Anthony con los ojos brillando ante el emblemático escudo frente a ellos. —Nos están avisando que están en todos lados. —añadió su hermana.—Nos están avisando que nos tienen en la mira. —agregó Mateo sin apartar la mirada de la figura que les dejaron como sello de la presencia del Sindicato en cada sitio al que fueran. Por muy privado que fuera.—¿La nota que estábamos esperando no ha llegado? —le preguntó Anthony a Lina. —Hasta el momento solo la que decía que estaban vigilando a los Ercil. No tomaron más medidas de las que ya tenían. No se alteran y eso nos lleva a la teoría dos. Ellos están al tanto de que no los pueden tocar. —Una pausa se hizo presente. —Hoy Warren se reunirá con el corporativo hasta tarde y Salma tendrá su noche en el club. Si hay algún “marcado” cerca, lo sabremos. —recalcó apretando sus dedos. —Será entretenido. —Con lo de Nixon …—No es importante. Dejó de serlo. Si resulta ser un estorbo, se soluciona. —finalizó yendo de r
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Capítulo 55.
—Desde que el apellido Orlov pisó Sintra, fue punto de interés para el FBI. —dijo Calderón. —Fue la primera misión encubierta que tuvo el Mayor y no falló. —les entregó el expediente que tenían sobre el sintrense. Kael solo tuvo que ver la fotografía del hombre para evocar el fuego, las balas, el traje que llevaba y usó todos los meses que estuvo con ellos. Oleg Orlov, el hombre de 54 que siempre creyó que era el líder. Al ser quien daba la cara ante todos, contaba con el aspecto de jefe, pero Calderón no estaba contento con ello y necesitaba una confirmación. Aún recordaba cómo se infiltró en las filas de los Orlov. Un sujeto de casi su edad le ayudó a entrar. Era el único de quien Oleg admitía sugerencias para los negocios, siempre iba con él cargando su maletín gris, con el cual controlaba a todos los hombres que cubrían sus espaldas. A Kael le hicieron muchas pruebas que en realidad era para saciar el hambre de torturas del tipo, antes de dar el visto bueno. Pero se ganó su
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Capítulo 56.
Kael no podía contener la insatisfacción que lo cubría. Ese enojo sin explicación para otros, pero tan intenso como para no poder concentrarse en lo que debía. Pero Lina estaba muy ocupada con sus propios asuntos, yendo al punto de encuentro con Asher, quien sería el encargado de llevarla a Aegis. —Déjame conducir esta. —Lina se aferró a la Ducati Panigale V4 oscura. Solo verla la hacía desear oír ese motor rugiendo en la carretera, sentir la velocidad y la adrenalina recorriendo su cuerpo.—Estás loca. Esa es mía. Nadie más la toca. —dijo Asher, colocándose los guantes de cuero con un gesto decidido. Sacó una chamarra de cuero del armario y se la puso sobre el hombro con indicaciones de que la usara. Luego buscó un casco y lo ajustó para ella. —Póntelo. Tu padre me mata si se entera que subiste ahí sin protección.—Ni que le fuera a decir. —Lina tuvo que acomodar su cabello para que no le quedara suelto y estorbara. El casco era pesado, pero la emoción de lo que estaba por venir lo
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Capítulo 57.
Habían muchas creaciones que a los Crown los hacían sentir más orgullosos y que esa arrogancia aflorara aún más. Pero para Leonardo había dos que lo hacían sentir que nada podría frenarlo. Y no eran máquinas, armas o sistemas. Eran sus hijos. Ambos. Ninguno menos que el otro. Lina tuvo que ver la hora en su teléfono para saber que debía regresar, no sin antes ver un manual con las modificaciones en su helicóptero oscuro. Así estaría al tanto de lo que Tornado ahora poseía. Eleazar se detuvo frente a la mansión de los Ercil, en donde ella prácticamente saltó sin ningún cuidado, sin importar que hubiera visitas en ese sitio. Saludó fugazmente, pasando de los Ferguson, quienes observaban a la chica que se quitó la campera de cuero, dejando a la vista la remera gris con una frazada que llevaba en su brazo. El cabello se ondeaba con cada uno de sus pasos, oyendo cómo la rottweiler corría en medio de ladridos desde el piso superior hasta alcanzarla en las escaleras. —Mira lo que encont
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Capítulo 58.
—Sí vas a espiar a alguien, asegúrate de no llevar una prenda de color blanco encima. —dijo Lina comiendo sin ver a otro lado más que al frente. Kael giró los ojos al verse descubierto. Aunque las mujeres ahí no dudaron en bajar la mirada al ver de quién se trataba. —¿Qué es lo que te gusta de este sitio? —preguntó a la chiquilla con un moño semi suelto. —Porque vamos, no eres del tipo de mujer que corre por un tipo como el. —Soy su esposa. —dijo Lina. —Mi deber es estar aquí. —¿Desde cuándo decir eso es un orgullo para tí? —Desde hoy, Hércules. —Tomó la tarta de melón y su jugo para volver a la mesa. —Preguntas todo. ¿No te cansas? O mejor deberías pensar en ser periodista. Eso de preguntar se te da muy bien. Comenzó a comer su tarta, mirando al frente y no a él. Si lo hacía podría delatarse más.—Retírense. —demandó hacia las chicas que optaron por obedecer, sintiendo lástima por la chica dulce que se quedaría con un hombre tan poco llevable como él. Ellas le temían. De seg
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Capítulo 59.
—Mientes—, Warren estaba a nada de explotar. —Mientes, Romano. —Sí dije abiertamente que lo haría, ¿por qué dejaría que alguien más tome crédito de ello, genio? —a Kael poco le importaba verlo tan furioso. —Si te vaciaron esa cuenta no fui yo. Tú debes saber a cuántos y quiénes, además de mí, le debes. —Naenia intentó abogar por su hermano. —Y recuerda, mis diez millones en mi cuenta en cuatro horas con 17 minutos o tendrás un problema más grande. —¿Acaso no ves que me acaban de robar 127 millones justo ahora? —¿Y crees que voy a creer el cuento de que solo eso tienes? —preguntó mirando a Lina. —Tú y yo sabemos muy bien que no es así, Warren. Así que deja el drama, traga tu píldora para la presión y cálmate para que realices mi transferencia. El patriarca de la familia Ercil se sentó en la silla que le acercó su hermana, mientras no podía creer la falta de empatía del hombre que caminó hacia la planta superior, sin interés en brindar ayuda. Claro, ¿por qué lo haría? Si el único d
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Capítulo 60.
Nixon estaba dispuesto a todo para averiguar si sus sospechas eran ciertas. Por ello le dio forma a la idea que surgió en su cabeza. Por la mañana, cuando el desayuno tocó su estómago, sintió un alivio grande al ver a Lina, aunque su gusto no duró tanto al fijarse en la forma que iba vestida. Pues ella decidió optar por un elegante traje de pantalón negro con un blazer ajustado que tenía detalles metálicos en los hombros. Debajo, llevaba una blusa de seda roja con un escote discreto pero llamativo. Completó el conjunto con unos tacones altos. Su cabello estaba recogido en un moño elegante, pero con algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro. —¿Así piensas salir a la calle? —no era la primera vez que discutían por lo mismo y ya le daba igual. —¿Vas a una reunión de negocios o a un desfile de modas? —Sí. ¿No te llegó la notificación? —dejó su bolso sobre la silla. —Es formal. Tal como lo sugeriste. —Es un desayuno con el gobernador, Adelina. —Exacto. Se va a comer lo qu
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