CRISTINE FERRERAMe acomodé en el sofá, intentando estar lo más derecha posible e inspiré profundamente.—Eliot Magnani, prometo amarte y respetarte, prometo estar contigo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separé —dije mis votos con todo mi corazón y sin dejar de verlo a los ojos, aunque los míos comenzaron a llorar—. Tal vez lo mejor es que separemos nuestros caminos y aprendamos a vivir así, pero… no quiero, no puedo. Ya lo intenté una vez y lloré cada noche por ti. Negué con la cabeza y traté de respirar, pero mi nariz ya estaba constipada. Odiaba no llorar como princesa de Disney y verme adorable cuando lo hacía, por el contrario, me convertía en todo un desastre. Alcé la mirada hacia Eliot, teniendo miedo de que después de todo lo compartido él no quisiera seguir adelante juntos. Tal vez era la opción más madura, la más seria y sana, pero no la quería. De pronto se levantó, haciendo que mi corazón se detuviera. Cuando pensé q
Leer más