Capítulo 320: La valiente tía Jimena

JIMENA RANGEL

Otro disparo se escuchó causando eco dentro del despacho. Me encogí de hombros, temiendo que hubiera impactado en mí, pero no le di importancia.

—¡Tía Jimena! —exclamó Gerardo con los ojos llenos de lágrimas y todos empezaron a llorar. Leonardo fue quien, lleno de valor, corrió hacia el mueble que estaba a mi lado, Mario lo segundó y lo empujaron contra la puerta. Con dificultad lo apoyé contra el pomo. Retrocedí adolorida, la sangre caía de mi herida y escurría por mi pierna, era como si todo lo que tocara lo adormeciera y acalambrara.

—¡Vamos! ¡Corran! —grité una vez más y llevé a los niños, empujándolos hacia las escaleras. Cargué a Bruno que era el menos ágil y cuando tocamos el último escalón escuché como el mueble salía disparado y la puerta se abría—. No hay tiempo… —susurré casi para mí misma y me di cuenta de que mi auto estaba muy lejos y mi herida me estaba restando agilidad.

¿Por qué ninguno de los niños sabía manejar? Hubiera sido muy útil en ese momento.
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