SUSURROS…Era fin de semana, y Alana estaba en el balcón de la habitación, recibiendo el aire frío que golpeaba su cuerpo. Se sentía helada, pero no se había movido un solo centímetro durante horas, mientras admiraba la zona boscosa y un cielo gris.—Señorita… —ella saltó un poco, giró la cabeza para ver a una mujer de servicio que le sonrió—. El señor ha indicado una comida para la cena, entonces me envió a informar a usted y a la señorita Ivy…Alana frunció el ceño, y asintió.—Gracias…—De nada. Me retiro.Alana entró a la habitación sintiendo el escalofrío en cuerpo ante la temperatura adentro. Miró la hora y se tomó un baño caliente, sin prestar mucha atención a lo que se ponía esa noche.No le importaba esa cena en lo absoluto.Esperó en la habitación que pasara la hora indicada, y de mala gana se fue para caminar con lentitud, y cuando llegó al comedor principal, tanto Ivy como Ángelo estaban vestidos para la ocasión.Ella, en cambio, con una sudadera, unos tenis, y el cabello
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