Todos los capítulos de MATRIMONIO POR VENGANZA (LA ESPOSA REBELDE DEL ITALIANO): Capítulo 61 - Capítulo 70
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CAPÍTULO 61 LLEVAME A ÉL
LLEVAME A ÉL…La puerta del cuarto del hospital se abrió lentamente, y un par de tacones resonaron contra el piso de baldosas. Alana y William se quedaron congelados al ver a su madre entrar, con la mirada altiva y el porte impecable que siempre había exhibido, incluso en los momentos más tensos de sus vidas.William apretó los dientes y puños, mientras Alana retrocedió unos pasos.La había visto en la boda, y de eso, ya había pasado mucho tiempo. Incluso cuando pensó que las noticias sobre su matrimonio y todo el caos que estaba sobre ella alertarían a su madre, eso nunca sucedió.Realmente, Alana sentía que no pertenecía a su madre desde hace mucho.—He tenido un viaje largo, pero me alegra de verte vivo…—¿Qué haces aquí? No fui yo quien pidió que vinieras —A William el resentimiento se le notaba por encima.Alana abrió la boca para mirar a William, pero Isabel se adelantó.—Nadie me invitó, no necesitó ser invitada, aunque… —Y señaló a Alana—. Tu esposo es bastante educado, porque
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CAPÍTULO 62 SON MUCHA MÁS
SON MUCHO MÁS…El silencio en el auto era insoportable. El ruido del motor, suave y constante, parecía un reloj que marcaba cada segundo de su decisión. Alana miraba por la ventana, observando cómo la ciudad se deslizaba a su alrededor, pero sin realmente ver nada. A su lado, Isabel, estaba sentada como si nada pudiera desmoronarla, como si las ruinas que había dejado a su paso no fueran de su incumbencia.Y, de hecho, eso incomodaba a Alana, pero debía dejarse claro, que ahora mismo, necesitaba de ella.—¿Quién te dijo lo de William? —preguntó Alana finalmente, rompiendo el silencio.—Todo el mundo lo sabe.Isabel volteó su rostro hacia ella y la miró con seriedad.—Imagino que ahora buscas respuestas.—No estoy buscando respuestas —respondió Alana con firmeza—. Necesito soluciones.—Una solución no siempre es gratis, querida —Isabel giró la mirada hacia la carretera con su tono gélido.Alana apretó las manos contra su cuerpo. Las palabras de su madre siempre habían sido así, afilada
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CAPÍTULO 63 PLAN
PLAN…El hombre que acababa de entrar, Carlo, observaba la escena con un interés calculado, como si fuera un espectador en una obra de teatro cuyo final ya conocía. Su sonrisa impecable no alcanzaba a ocultar del todo la intensidad de su mirada. Alana sentía que la estaba evaluando, juzgando su postura, su voz, incluso el modo en que apretaba los labios para contener sus pensamientos.—Bien, Alana. Vamos directo al grano —dijo Carlo, rompiendo el silencio —. Parece que hay asuntos importantes de los que debemos hablar, y el que tu padre o hermano lo sepa, parece no tan relevante como su situación ahora.Carlo se sentó en un sillón de cuero junto a una mesita con una botella de vino y dos copas. Sirvió una y la ofreció a Isabel, quien la aceptó con una sonrisa antes de cruzar las piernas. Luego, dirigió su atención a Alana.—Me parece fascinante que tu madre no me haya contado antes sobre el lío en el que estás metida —dijo Carlo, sin un ápice de burla en su tono, pero con un evidente
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CAPÍTULO 64 SUSURROS
SUSURROS…Alana sintió el corazón en la garganta mientras todas sus fibras palpitaban como una sola célula. Podía desde su distancia escuchar la respiración errante de Ángelo, y si no estaba exagerando, podía sentir su temblor. Además, era muy evidente. El chico, alto, delgado, de unos once años, cabello oscuro, y mirada idéntica a Ángelo, debía ser Luciano. Su postura era rígida, como si intentara aparentar más confianza de la que realmente sentía.—Ivy… —La voz ronca de Ángelo lo delató. Estaba nervioso como todos.Ivy tenía los ojos nublados, pero tomando un aliento, se giró, le sonrió a su hijo y lo instó a caminar.—Está bien, ven conmigo… —Ambos caminaron, uno más seguro que el otro, y Alana retrocedió un paso mirando el rostro de Ángelo que se había puesto pálido.Pero su compostura permaneció como una roca.—Ángelo, él es Luciano, mi hijo… —Ángelo miró los ojos de Ivy y luego los desvió a Luciano. Habían ganado en genética. Podía ver que era como verse en el espejo a su edad.
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CAPÍTULO 65 ELLA TAMBIÉN TE AMA
ELLA TAMBIÉN TE AMA…Alana sintió cómo el agua caliente cayó por su cuerpo entumecido y cerró los ojos solo para desear que su mente se pusiera en blanco, pero este anhelo era casi imposible.Sus ojos se irritaron cuando le ardieron bajo el agua y dejó caer unas lágrimas.Ella quería huir, pero ¿a dónde? Su familia ya no era su familia, y odiaba ver a Ángelo como parte de su vida.Recordó los ojos de su sobrino, la mirada de William en el hospital. Las palabras de su madre retumbaban en su cabeza. Ella pensaba que pronto iba a volverse loca.Enjabonó su cuerpo y sintió que le dolía la piel físicamente. El estrés era mucho, y todo por lo que había pasado solo la dejaban agotada cada vez más.En un momento cerró la ducha y tomó algunas toallas, y cuando iba a abrir la puerta del baño, ella se quedó quieta cuando vio la figura de pie en el marco.Su corazón comenzó a palpitar rápidamente y su cuerpo se tensó.—¿Escuchaste mucho? —su ceño se frunció.—¿De qué hablas?—De ti, mirándonos hab
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CAPÍTULO 66 HAY UN PLAN
HAY UN PLAN…Los ojos de Alana se abrieron, y lo primero que vio fue la luz filtrarse por las cortinas. Ella se movió un poco tocando la cama vacía a su lado y luego hizo una mueca cuando hizo un movimiento en sus piernas.Si había dormido unas horas, era mucho a cómo fue su noche de pasión con Ángelo Denaro.“La mujer que me dio la vida” se estremeció al recordar las palabras y luego se sentó con una puntada en su vientre.Ella batió su cabello, y puso los pies en el suelo, cuando en el siguiente momento, escuchó un mensaje de texto en su celular.«Tenemos que hablar. Hay un plan»No había un remitente, pero ella escribió rápidamente.«¿En el mismo lugar pasado?»«Sí»«¿Dentro de cuánto?»«Una hora»Alana tomó una aspiración y comenzó a arreglarse con rapidez para salir, pedir que la dejaran en algún sitio y luego desviarse a la casa del marido de su madre. Y fue lo que hizo.Para su suerte, cuando salió no estaba ni Ángelo, ni Ivy, ni Luciano, cosa que le facilitó mucho las cosas.Pi
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CAPÍTULO 67 SE LO DICES TÚ, O LO HAGO YO
SE LO DICES TÚ, O LO HAGO YO—¿Dónde está William ahora? —preguntó con un hilo de voz.—Tu hermana consiguió un lugar provisional para nosotros. Es cómodo, después que el maldit* de Denaro nos desalojó de nuestras pertenencias, no pudimos hacer mucho. —Hubo un silencio incómodo, y Oliver prosiguió—. Hablé con los médicos; parece que William se recuperará por completo. Tu hermano está bien, Alana, pero necesita apoyo.Ella cerró los ojos con fuerza, sintiendo el peso de las palabras. Por un lado, el alivio de saber que William estaba mejor; por el otro, el tormento de saber que su lucha estaba lejos de terminar. Carlo tenía razón en algo: su familia estaba rota, y por más que quisiera ignorarlo, había grietas imposibles de reparar.—¿Alana? —insistió su padre al otro lado de la línea.—Estoy aquí, papá. Lo visitaré pronto, envíame la dirección —dijo, sintiendo que su voz sonaba más firme de lo que en realidad se sentía.—Hazlo. Él te necesita, ahora mismo te envío la dirección. ¿Tú est
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CAPÍTULO 68 EL PASADO SIEMPRE NOS ALCANZA.
EL PASADO SIEMPRE NOS ALCANZA…Alana observó cómo el ambiente en el comedor se tornaba cada vez más tenso. Ivy mantenía la mirada fija en Ángelo, con el rostro pálido, mientras Luciano esperaba, claramente con mucha ansiedad y sobre todo sabiendo que ahora tendría una persona que haría cualquier cosa por él.—¿Qué quieres decir? —Ivy preguntó, finalmente, con un temblor en la voz que traicionaba su intento de mantener la compostura.Ángelo apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó las manos frente a él, como un depredador acechando a su presa.—Es simple, Ivy. Luciano merece saber la verdad. Ya no es un niño y él quiere saberlo todo. Mereces respuestas, aunque no sean lo él espera.—¡Basta, Ángelo! —gritó Ivy, golpeando la mesa con ambas manos. Su voz estaba cargada de desesperación, y sus ojos se llenaron de lágrimas—. No tienes derecho a decidir cuándo o cómo debo hablar con mi hijo.Luciano observó a su madre con una mezcla de sorpresa, pero rápidamente frunció el ceño.Alana obser
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CAPÍTULO 69 DECIDIDA
DECIDIDALa mañana siguiente, Alana miraba al vacío, con las manos en sus rodillas, mientras el aire fresco pegaba en su cara.Era una mañana soleada, pero su mente solo registraba la mirada de Luciano ayer por la noche.Ella había pasado de ser la esposa de su ídolo, a la hermana del hombre que, a penas conocía por encima, había sido la desgracia de su madre. Y eso sabiendo que no sabía mucho al respecto.Ella se levantó de la silla, se puso unos pantalones holgados junto a una camiseta, y bajó a la cocina para encontrarse a Ivy sirviéndole jugo de naranja a su hijo.Parecían sostener una conversación.—Buenos días —ambos se giraron hacia ella. Ivy le sonrió, pero Luciano la miró serio.—Buenos días. Ana nos hizo desayuno a todos. Siéntate.Alana se sentó de inmediato y luego le sonrió a Luciano.—¿Cómo amaneces? —Ivy también se sentó y luego miró a Luciano.—Bien, creo. Extraño a mi tío ya.Alana sonrió.—La verdad es que cuando no está, todo está muy silencioso.Luciano asintió nue
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CAPÍTULO 70 IBA A COMENZAR EL JUEGO
IBA A COMENZAR EL JUEGO…Carlo: ¿Estás lista?Alana: Lo estoy… voy saliendo para el lugar.Carlo: Bien, te esperoAlana terminó de mirar el mensaje y luego se miró en el espejo, para luego ver cómo William abría la puerta de la pequeña habitación y luego la cerraba.—¿Entonces una cena con Ivy?Ella asintió.—Sí. Tenemos asuntos que tratar.—¿Y quién cuida a Luciano si Denaro no está? —Alana se giró y luego alzó los hombros.—Deberías saber cosas de ricos. Obviamente, tiene gente a su alrededor, y no demoraremos mucho en la cena.William cojeó un poco y frunció el ceño.—Yo también sé de cosas, Alana, y vas vestida como si quisieras impresionar a alguien.Alana pasó un trago. Tenía un vestido negro, ajustado hasta los tobillos, y una gargantilla cara. Su cabello estaba en un moño y William tenía razón, iba preparada para lo que fuera, ella necesitaba salir de esta situación con esa vieja, su familia, y, sobre todo, para salir de la vida de los Denaro para siempre…—Déjame —manoteó la
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