54 chapters
50.
| Arman |Observo a mi mate, su pequeño cuerpo tembloroso en medio de mis hermanos. Me cuesta mantener a mi lobo a raya; también quería participar, pero no confío en nosotros en este momento. Pasar tanto tiempo lejos de ella nos dejó susceptibles a cualquier toque inocente.Estar viéndola, oliendo sus fluidos, escuchando sus pequeños gemidos, ronroneos e incluso un par de chillidos ahogados fue lo más excitante de mi vida. Tanto que mi entrepierna duele.—Señorito —murmura.Antes de que pueda ser consciente, ya estoy frente a ella. Pestañea muy lento, y su pecho sube y baja con rapidez.—Estoy aquí —ella agarra mi mano. Ni siquiera le molesta mi erección; si no hubiera reaccionado de forma inconsciente, intentaría disimularla—. ¿Qué pasa?Antosha se quita de encima de ella; sabe que ya no debe avanzar más. Acaba de ser marcada y cualquier cosa que haga mermará más su energía. Ahora su cuerpo intenta asimilar la sangre que Anakin pasó a su organismo a través de los colmillos. Quito algu
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51.
Bostezó y me volteo hacia lo calentito que está en mi espalda, pero eso empieza a acariciarme el pelo. De inmediato agarro su mano con fuerza y, cuando abro los ojos, me encuentro con un par de ojos de diferente color. Suelto su mano al darme cuenta de que le estoy haciendo daño.—Lo siento.—Buenas noches. ¿Te duele algo? —Parece que no le importa que casi le haya roto los dedos.—No, me siento muy bien.Me pego a su pecho. Gruño al ver que tiene la camisa, así que meto mi mano debajo de esta. Él se tensa. Mis dedos pasan por su abdomen. Él no tiene los cuadritos tan marcados como Alex. Subo y aprieto su pectoral, lo miro y él solo me mira serio. Yo sigo, creo que sus pectorales son los más pequeños de los tres, aunque siguen siendo firmes. Saco mi mano y la llevo a su cuello. La boca se me hace agua. Lamo mis labios.—¿Te gusta manosear mi cuerpo? —Yo ignoro su pregunta y, de un salto, me siento sobre su abdomen.—¿Yo puedo marcarte? —Él traga, pero no creo que haya estado comiendo a
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52.
| Anakin |La observo dormir; eso es lo que ha hecho desde ayer. Se levanta solo para comer y tomar las clases. Lo raro es que no fue a buscar a su caballo ayer. Obviamente hablamos con el doctor, y este la revisó, pero dice que todo en ella está normal, que incluso tiene el peso adecuado y está más sana que nunca, lo cual no me convence. Pero como solo ha sido un día, no hemos querido comentar nada; no queremos que crea que no puede dormir lo que desee.—¿Entonces nos vamos hoy? —pregunta Arman.—Sería lo mejor, pero esperemos a que sea de madrugada.—Nos van a matar cuando lleguemos.—No pueden esperar que digan algo y que obedezcamos de inmediato. Ya no somos sus cachorros; ahora somos los Alfas, y ellos saben que también están bajo nuestro mando mientras se queden en la manada —me coloco un pantalón, ya que estaba durmiendo con ella, pero Tosha me vino a relevar y ahora es él quien ronca junto a ella—. No les estamos faltando el respeto, solo estamos siendo precavidos. Las llamadas
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53.
Observo cómo Arman mete otro vestido. Solo llevo dos y mucha ropa interior; supongo que es porque no tengo de mi talla allá.—¿Sigues nerviosa? —pregunta mientras cierra el pequeño bolso.—Sigo queriendo permanecer aquí, no quiero dejar a Alex solo.—¿Sabes quién más tiene miedo de ir allá? —Niego con la cabeza, y él se coloca frente a mí—. Él. Creo que aún no confía en nosotros, y ni siquiera yo me sentía seguro cuando llegué a su manada. Pero tú me ayudaste a ganar esa seguridad.—¿Si yo voy, Alex se sentirá seguro?—No de inmediato, pero sé que irá a donde tú vayas, porque nosotros lo hacemos.—¿Me prometes que no me botarán? —Él hace una mueca al escuchar la última palabra.—No eres un objeto, no vamos a tirarte ni a sacarte de nuestras vidas —dice mientras agarra mi mano—. No soy bueno con las palabras, pero, si de algo estoy seguro, es que no puedo ver un futuro sin ti. Espero que te equivoques, es normal, y siempre estaré para ayudarte.—¿Cómo está mamá?—Ella está bien. Nos pre
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