Kirill.-Luego de la tediosa conversación con el líder del consejo estuve conduciendo por las calles de Moscú, observaba mujeres y ninguna era lo suficientemente digna para darme un hijo, además del hecho de que no hubiera alguna que me gustara, tengo mis gustos en mujeres bien plantados, cuerpo curvilíneo, pero bien tonificado para que soporte mis embestidas, cabello negro como el ébano, ojos verdes, labios carnosos, no me gusta variar en mis deleites femeninos, las mujeres en mi opinión con esas características son sensuales y exudan misterio, oscuridad, que me enloquecen, aquí en Rusia solo se ve pura rubia, por lo que mi listado de mujeres casi todas extrajeras ha sido algo limitado; estaciono frente a “Black Roses” mi club privado y el más exclusivo de toda la ciudad. Al entrar el estruendo de la música me revientas los tímpanos observo a cada uno de mis hombres colocados en los puntos estratégicos vigilando cada rincón, me detengo en la barra le hago una seña a Luda para que me
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